Una feroz divisi¨®n acad¨¦mica entre Butler e Ilouz
Las dos pensadoras, ambas de origen jud¨ªo, chocan por las alusiones de Judith Butler a Ham¨¢s como parte de un movimiento de resistencia armada
Esta historia va de la guerra despiadada de Israel contra los palestinos, y sobre muchas cosas m¨¢s. Tambi¨¦n de una intelectual, Judith Butler, profesora en Berkeley y famosa por decir alto y claro lo que piensa. Y tambi¨¦n de la fractura abierta en la universidad tras los atentados de Ham¨¢s y la respuesta de Israel, y sobre todo acerca de c¨®mo demonios debatimos o si es siquiera posible. Dice Butler que los intelectuales se convierten a veces en una especie de ¡°v¨®rtice¡± de fuerzas en conflicto. Cuando las divisiones son tan marcadas, aparecen como la cabeza de turco de las tribus en liza. La atenci¨®n no se centra ya en argumentar o debatir las razones o la historia de un conflicto sangriento, sino en caricaturizar determinados argumentos y, sobre todo, a quien los formula. En este contexto, la palabra woke es un atajo cognitivo: moviliza apelando a la emoci¨®n, identificando un fetiche vac¨ªo que sirve para denigrarlo todo.
Desde que Ham¨¢s cometi¨® los atentados se ha producido una feroz divisi¨®n acad¨¦mica encarnada por dos pensadoras de origen jud¨ªo, Eva Illouz y Butler. La primera nos habla del doble rasero y la falta de contundencia de la segunda al condenar las atrocidades de Ham¨¢s, siempre seguida de un sospechoso ¡°pero¡±. Butler lo hace sobre la incongruencia de situar el kil¨®metro cero del conflicto en los recientes atentados para explicar solo desde ah¨ª el brutal castigo del Gobierno israel¨ª. Illouz reprocha a Butler haber creado confusi¨®n moral y reflexiva al ignorar la amenaza existencial que lo ocurrido el 7 de octubre supuso para muchos jud¨ªos. Butler sit¨²a la quiebra moral en la masacre del ej¨¦rcito israel¨ª en Gaza y Cisjordania, mientras la propaganda militarista tilda de antisemita o pro-Ham¨¢s a quien alza su voz. Pero Butler lo hace: si calificar la matanza de Israel de genocida implica ser acusados de antisemitismo, ?significa que solo podemos o¨ªr el discurso que defiende la injusticia?
El lenguaje de Butler es siempre inc¨®modo, agita y testea los l¨ªmites de lo que estamos dispuestos a escuchar y preguntarnos. Lo hizo despu¨¦s de que Bush invadiera Irak en su cruzada contra el mal tras el 11-S, y no se va a amedrentar ahora. La pol¨¦mica se ha producido al calificar a Ham¨¢s como un movimiento de resistencia armada en el contexto de una guerra colonial, a pesar de que esa forma de resistencia le parezca deleznable. Tambi¨¦n Borrell se convirti¨® en sospechoso al hablar de Ham¨¢s como una idea que deb¨ªa ser combatida con otra m¨¢s poderosa. Porque lo cierto es que todos los que piden un alto el fuego, desde la ONU a Amnist¨ªa Internacional, pasando por los gobiernos espa?ol, brasile?o, sudafricano e irland¨¦s o el propio Vaticano, son a su vez sospechosos. Las guerras se libran tambi¨¦n en la esfera p¨²blica, en la pugna por lo que puede escucharse y d¨®nde situamos el foco para que la gente mire. Pregunt¨¦monos mejor si queremos librar esta guerra con atajos que estigmatizan o con argumentos reales, a pesar de que estos, a veces, puedan herirnos.
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