La guerra desde el punto de vista de Dios
Conocer¨¢n la escena de la noria en ¡®El tercer hombre¡¯, cuando el malvado Harry reflexiona sobre el bien y el mal: ¡°?V¨ªctimas? ?Sentir¨ªas compasi¨®n por alguno de esos puntitos negros si dejara de moverse?¡±
Conocer¨¢n la famosa escena de la noria en El tercer hombre, cuando el malvado Harry, Orson Welles, reflexiona sobre el bien y el mal. Es un traficante sin escr¨²pulos que hace dinero con medicinas adulteradas en una Viena destrozada por la guerra. Un viejo amigo se lo reprocha, y ¨¦l le se?ala las personas que se divisan all¨¢ abajo en la calle, y qu¨¦ f¨¢cil es eliminarlas si se ven as¨ª, como hormigas: ¡°?V¨ªctimas? ?Sentir¨ªas compasi¨®n por alguno de esos puntitos negros si dejara de moverse?¡±. Ese punto de vista, el de los humanos como puntitos, como se ven desde las alturas, es el de Dios. Es inquietante que se parezca tanto al de los drones y sat¨¦lites de las guerras de hoy. Como esas im¨¢genes cenitales en blanco y negro de un cami¨®n repartiendo comida en Gaza en torno al que se agolpaban puntitos, que luego eran ametrallados y quedaban inm¨®viles, y deduc¨ªas que ya no ten¨ªan vida, como en un videojuego. De hecho, hay una variedad de juegos que se llaman as¨ª, simuladores de Dios, donde uno crea mundos y los destruye, con una visi¨®n a¨¦rea.
Asistimos al horror y la p¨¦rdida de humanidad en unos extremos nunca vistos. En un lado, la pura barbarie a ras de tierra de Ham¨¢s: irrumpen en casas, matan y violan a todo el que ven y se llevan civiles a rastras con gritos de euforia. Ahora Israel es la vanguardia de la maldad tecnol¨®gica sin tocar suelo. Hay un tipo sentado en una especie de sala VAR, como las del f¨²tbol, viendo las pantallas, y decide apretar un bot¨®n, borrar algunos puntitos y seguir comiendo patatas fritas. O quiz¨¢ esa sala ya est¨¢ vac¨ªa y todo lo decide un algoritmo, con una simple instrucci¨®n, disparar a todo lo que se mueva. The Guardian ha contado c¨®mo se est¨¢ usando la inteligencia artificial para fijar y eliminar objetivos. Las personas reducidas a datos y su vida, a c¨¢lculo de probabilidades. Esta semana han suprimido siete puntitos m¨¢s. Viajaban en tres puntos m¨¢s gruesos, tres coches de la ONG World Central Kitchen, como se le¨ªa en el techo, para que lo viera el se?or de la pantalla. Suponiendo que sepa leer, queremos creer que s¨ª, y adem¨¢s el ej¨¦rcito israel¨ª estaba informado. No s¨¦ si ustedes han querido conocer los detalles, uno prefiere no seguir leyendo. Se lo resumo. Primero dispararon un misil al coche que abr¨ªa el convoy. Le dieron, llegaron los otros dos, les ayudaron y siguieron. Entonces el se?or del bot¨®n, ese diosecillo menor, no s¨¦ si mientras se rascaba el cogote o las pelotas, volvi¨® a apretarlo para lanzar otro misil al segundo coche, y tambi¨¦n le dio. No s¨¦ si esto da puntos en alguna porra interna en la sala de drones. Los del tercer y ¨²ltimo autom¨®vil se pararon para auxiliar a sus compa?eros, el tipo del bot¨®n volvi¨® a apuntar y se los carg¨® tambi¨¦n. Seg¨²n el diario Haaretz, todo dur¨® unos 4 minutos, a lo largo de dos kil¨®metros. Fin del juego.
Israel ha roto en Gaza cualquier norma de guerra. Su objetivo simplemente es arrasar y exterminar, a cooperantes, periodistas y, por supuesto, ni?os y adultos palestinos, culpables solo por ser eso, mat¨¢ndolos de hambre si hace falta. Miles de puntitos que deben ser aplastados. Quien manda en Israel se cree Dios, algo que debe de ser el peor y m¨¢s diab¨®lico de los pecados. Hay un chiste jud¨ªo de dos hebreos que est¨¢n haciendo bromas sobre el Holocausto, se les aparece Dios y les ri?e, y ellos contestan: ¡°?Y a ti qu¨¦ m¨¢s te da si t¨² no estabas?¡±. Dios ahora tampoco se sabe d¨®nde est¨¢, en esa tierra donde todos lo tienen tan presente, y aqu¨ª estamos nosotros, mirando c¨®mo desaparecen puntitos, d¨ªa tras d¨ªa. Nadie con la responsabilidad y el poder de hacer algo en Europa, en Estados Unidos, en el mundo, deber¨ªa hacer otra cosa que parar esto.
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