Elke Weber, psic¨®loga: ¡°Perder algo nos duele el doble de lo que nos satisface ganarlo¡±
La primera psic¨®loga en unirse al IPCC, dice que cuando la angustia clim¨¢tica se eclipsa con otros asuntos, como ahora Gaza, puede da?ar a¨²n m¨¢s la salud mental
Si fu¨¦semos seres absolutamente racionales y decidi¨¦ramos mediante el c¨¢lculo de beneficios, la lucha contra el cambio clim¨¢tico ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil. Quiz¨¢ incluso la hubi¨¦semos ya solucionado: no cabe duda de que combatirlo es bueno para nosotros. Elke Weber (Gelsenkirchen, Alemania, 1957), entonces, investigar¨ªa otra cosa. Pero no somos Homo economicus, sino Homo sapiens; nuestras decisiones se gu¨ªan tambi¨¦n por emociones. Weber estudia desde hace cuatro d¨¦cadas c¨®mo reaccionamos en torno a este problema global y c¨®mo aplicar lo que ocurre en nuestras mentes en la lucha contra lo que describe como ¡°una tormenta perfecta¡±. Weber, catedr¨¢tica de Psicolog¨ªa y Asuntos P¨²blicos de la Universidad de Princeton, ha ganado el Premio Fronteras del Conocimiento en Humanidades y Ciencias Sociales de la Fundaci¨®n BBVA. Ha descubierto, entre otras cosas, que el cambio clim¨¢tico se percibe m¨¢s distante y suscita menos alarma que otros fen¨®menos extremos de efecto m¨¢s inmediato, como los huracanes, y es improbable que se adopten acciones en ausencia de presi¨®n. Es la primera psic¨®loga en incorporarse al Panel Intergubernamental del Cambio Clim¨¢tico (IPCC).
Terminado ya el curso acad¨¦mico, nos recibe en su despacho repleto de libros en el Centro Andlinger de Princeton. Es un d¨ªa luminoso y fresco, en el que el cambio clim¨¢tico casi parece algo distante. Pero el propio edificio, con un jard¨ªn nativo sobre el tejado, lleva a pensar en el tema. Weber, menuda y con una sonrisa permanente, rompe a hablar con pasi¨®n muy poco germ¨¢nica.
Pregunta. Usted empez¨® estudiando los mecanismos de decisi¨®n econ¨®mica a largo plazo y sigui¨® estudiando los relacionados con el calentamiento global. ?C¨®mo decidimos los seres humanos?
Respuesta. Los economistas antes dec¨ªan que deb¨ªamos tomar decisiones de manera racional, teniendo en cuenta toda la informaci¨®n y proyectando las consecuencias futuras. Pero no siempre tomamos decisiones racionales. A veces s¨ª, y es un gran logro en t¨¦rminos evolutivos. Hemos desarrollado el c¨®rtex prefrontal para ello. Pero tomamos decisiones a partir de la experiencia personal, probando. Si nos equivocamos, generamos una emoci¨®n negativa. Si acertamos, una positiva. Y hay un tercer modo de decidir: seg¨²n reglas morales, culturales, operativas¡ Incorporan la experiencia colectiva y evitan la maximizaci¨®n utilitaria ego¨ªsta.
P. ?Puede la psicolog¨ªa ayudar a que la gente act¨²e contra el cambio clim¨¢tico?
R. La psicolog¨ªa examina qu¨¦ emociones son mejores para catalizar un cambio de comportamiento. Sabemos que perder algo nos duele el doble de lo que nos satisface ganarlo. Las emociones negativas ¡ªel miedo, la culpa¡ª son un motor poderoso. Funcionan cuando basta con hacer algo simple para remediar un problema; queremos salir de ese estado de ¨¢nimo negativo, hacemos algo para resolverlo. Es el caso del c¨¢ncer: hace que vayas al m¨¦dico, te hagas pruebas y as¨ª sabes si est¨¢s enfermo o no. Pero, una vez sales de dudas, dejas de preocuparte. Es lo que llamamos el ¡°sesgo de la acci¨®n ¨²nica¡±. Con el cambio clim¨¢tico no es cuesti¨®n de una sola cosa: te compras un veh¨ªculo el¨¦ctrico, genial; pero tambi¨¦n tienes que votar al candidato adecuado y hacer mucho m¨¢s. Las emociones negativas no van a ser efectivas; tendemos a hacer algo, sentimos que hemos aportado nuestro grano de arena y olvidamos lo que falta por hacer. En este tipo de casos, las emociones positivas son m¨¢s eficaces: en lugar de incidir en la culpa, haz que la gente se sienta orgullosa de ser parte de la soluci¨®n. Ay¨²dales a construir una identidad personal como la de alguien que se preocupa por el medio ambiente. Empiezas por algo peque?o, pero un a?o despu¨¦s miras atr¨¢s y dices: ?parece que soy un defensor del medio ambiente! Eso motiva y empodera. Pero a menudo lo que comunicamos es que ten¨ªamos que haber hecho algo el a?o pasado y no lo hicimos, y ahora las cosas est¨¢n peor. Cunde la idea de que hemos perdido la oportunidad. No se comunica bien.
P. ?Qu¨¦ pueden hacer los medios, o la comunidad cient¨ªfica, por informar mejor?
R. Hay un d¨¦ficit de informaci¨®n. Algunos creen que se trata solo de acci¨®n pol¨ªtica, tratados internacionales, subsidios, pol¨ªtica industrial. Necesitamos todo eso, adem¨¢s de acci¨®n en las empresas e individual. Comunicar que todos tenemos un papel importante que cumplir, pedir que se rindan cuentas, en lo p¨²blico y en lo privado. E insistir en que luchar contra el cambio clim¨¢tico es posible tecnol¨®gicamente adem¨¢s de financieramente, no va a dejar al pa¨ªs en quiebra. Va a desarrollar nuevas industrias, que nos van a costar, pero no hacer nada lo har¨¢ mucho m¨¢s. Solo necesitamos voluntad pol¨ªtica.
P. La psicolog¨ªa de los gobiernos, ?no es como la de las personas, cortoplacista? Un Gobierno puede decidir que esta lucha no le sale rentable en las urnas.
R. Aqu¨ª nos topamos con otro sesgo, el de ¡°las cosas tal y como est¨¢n¡±. Si decidi¨¦semos racionalmente, al abaratarse el coste de los veh¨ªculos el¨¦ctricos nos lanzar¨ªamos a por ellos. Pero nos aferramos a la tecnolog¨ªa antigua por una cuesti¨®n de infraestructura. ?D¨®nde cargo el coche el¨¦ctrico? Tambi¨¦n lo nuevo puede representar un riesgo. Pero una vez vemos que es bueno, nos acostumbramos: pas¨® con la prohibici¨®n de fumar en p¨²blico, tan criticada en los comienzos. Y eso es un mensaje importante para los pol¨ªticos: no temas el cambio. Si tu an¨¢lisis dice que mejora el bienestar p¨²blico, y la gente va a ver los beneficios una vez la medida est¨¦ en marcha, introd¨²cela. El sentimiento p¨²blico es maleable, y evoluciona.
P. Ahora que la inteligencia artificial es una realidad, que circula tanto contenido falso o discutible, ?estamos en mayor riesgo de manipulaci¨®n psicol¨®gica?
R. Hay un ¨¢rea de la psicolog¨ªa, la arquitectura de las decisiones, que estudia c¨®mo podemos provocar un comportamiento o manipular decisiones por la manera en que presentas las cosas. En igualdad de condiciones, la primera opci¨®n que te ofrecen cuenta con ventaja.
P. Parecemos realmente vulnerables.
R. S¨ª, pero somos flexibles. Y resistentes.
P. La covid sigue ah¨ª, vivimos dos guerras, una lucha por la democracia¡ ?corremos el riesgo de que la acci¨®n contra el calentamiento pierda fuelle ante otros asuntos?
R. El ¡°sesgo de la acci¨®n ¨²nica¡±. S¨ª, sin duda. Hay una tendencia natural a distraer la atenci¨®n de las cuestiones clim¨¢ticas cuando surgen otros problemas, pero tambi¨¦n hay campa?as muy medidas, procedentes del sector petrolero, que intentan hacernos olvidar. Todo para que algunos se hagan todav¨ªa m¨¢s ricos antes de que todo se vaya al garete.
P. Hemos visto en las universidades protestas a favor de Gaza. Los j¨®venes son un segmento preocupado por el clima. ?Ha detectado un cambio de prioridades?
R. En cierto grado, s¨ª. Pero que un asunto est¨¦ m¨¢s verbalizado no significa que la preocupaci¨®n por el cambio clim¨¢tico desaparezca. Si acaso, puede estar m¨¢s oculta y estar causando m¨¢s da?o en la salud mental, al no estar siendo verbalizada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.