La cr¨ªtica de Noam Chomsky a la publicidad, ¡°una de las maldiciones del sistema capitalista¡±
El intelectual estadounidense recuerda la importancia de los medios locales independientes y de calidad. ¡®Ideas¡¯ adelanta un fragmento de ¡®Autoridad ileg¨ªtima¡¯ (Altamarea), un libro de entrevistas con el ling¨¹ista y analista pol¨ªtico
Este texto es un fragmento una de las entrevistas de C. J. Polychroniou con Noam Chomsky, publicadas en la web Truthout en 2021 y 2022, en las que habla del futuro de Estados Unidos, de la guerra de Ucrania y de los retos de la crisis clim¨¢tica.
Pregunta: Las redes sociales, ?han dificultado o facilitado hacerse una idea exacta de la realidad pol¨ªtica?
Respuesta: Es dif¨ªcil de decir, especialmente para m¨ª, porque evito las redes sociales y solo dispongo de informaci¨®n limitada. Mi impresi¨®n es que se da un fen¨®meno mixto.
Las redes sociales ofrecen la oportunidad de acceder a una enorme variedad de perspectivas y an¨¢lisis, y de encontrar informaci¨®n que a menudo no est¨¢ disponible en los medios tradicionales. Por otra parte, no est¨¢ claro hasta qu¨¦ punto se aprovechan estas oportunidades. Se ha dicho ¡ªy mi limitada experiencia en el tema lo confirma¡ª que muchos usuarios de estas redes tienden a habitar burbujas que se refuerzan a s¨ª mismas y apenas leen o escuchan nada que se aparte de sus creencias y opiniones; peor, las afianzan hasta llegar al extremo.
Aparte de eso, las fuentes b¨¢sicas de informaci¨®n siguen siendo pr¨¢cticamente las mismas: la prensa convencional, con sus reporteros y corresponsal¨ªas. Mi impresi¨®n, una vez m¨¢s, es que las oportunidades que ofrece internet se aprovechan poco.
Una consecuencia negativa de la r¨¢pida proliferaci¨®n de las redes sociales es el acusado declive de los medios de comunicaci¨®n tradicionales. No hace tanto, en Estados Unidos, hab¨ªa numerosos medios locales de gran calidad. La mayor¨ªa han desaparecido. Pocos tienen siquiera oficinas en Washington, y ni hablar de en otros lugares, como era habitual que sucediera. Durante las guerras centroamericanas de Ronald Reagan, que alcanzaron niveles extremos de sadismo, algunos de los mejores reportajes los realizaron reporteros del Boston Globe, varios de ellos ¨ªntimos amigos m¨ªos. De aquel periodismo no queda casi nada.
Los dirigentes del Partido Republicano han comprendido que, puesto que no pueden ganar votos con sus pol¨ªticas econ¨®micas al servicio del gran capital y el poder corporativo, deben dirigir la atenci¨®n hacia ¡°cuestiones culturales¡±
La raz¨®n principal es la dependencia de los anunciantes, una de las maldiciones del sistema capitalista. Los padres fundadores ten¨ªan una visi¨®n diferente. Estaban a favor de una prensa verdaderamente independiente y la fomentaron. El servicio de Correos se cre¨® en gran medida con este fin, para facilitar y abaratar el acceso a la prensa independiente.
En consonancia con la singularidad de ser una sociedad dirigida en gran medida por las empresas, Estados Unidos tambi¨¦n es una excepci¨®n en el sentido de que casi no tiene medios de comunicaci¨®n p¨²blicos: nada parecido a la BBC, por ejemplo. Los esfuerzos por desarrollarlos ¡ªprimero en la radio, m¨¢s tarde en la televisi¨®n¡ª se abandonaron por la fuerte presi¨®n empresarial.
P. En 1988, Edward Herman y t¨² publicasteis Los guardianes de la libertad. El libro introduc¨ªa el ¡°modelo de propaganda¡± de la comunicaci¨®n, que funciona a trav¨¦s de cinco filtros: la propiedad, la publicidad, la ¨¦lite medi¨¢tica, la cr¨ªtica y el enemigo com¨²n. ?Ha cambiado la era digital el modelo de propaganda? ?Sigue funcionando?
R. Por desgracia, Edward, que fue el autor principal, ya no est¨¢ con nosotros. Lo echamos mucho de menos. Creo que estar¨ªa de acuerdo conmigo en que la era digital no ha cambiado mucho las cosas, m¨¢s all¨¢ de lo que acabo de describir. Lo que sobrevive de los medios de comunicaci¨®n tradicionales sigue siendo la principal fuente de informaci¨®n y est¨¢ sujeto a las mismas presiones que antes.
Es cierto que ha habido algunos cambios importantes. Al igual que otras instituciones, incluido el sector empresarial, los medios de comunicaci¨®n se han visto influidos por los efectos civilizadores de los movimientos populares de los a?os sesenta. Impacta observar lo que se consideraba un comentario o un reportaje ¡°apropiado¡± antes de aquello; muchos periodistas han pasado por esta experiencia liberadora.
Naturalmente, hay una reacci¨®n violenta, con apasionadas denuncias de esa cultura woke que reconoce que hay seres humanos con derechos aparte de los varones cristianos blancos. Desde la ¡°estrategia sure?a¡± de Nixon, los dirigentes del Partido Republicano han comprendido que, puesto que no pueden ganar votos con sus pol¨ªticas econ¨®micas al servicio del gran capital y el poder corporativo, deben dirigir la atenci¨®n hacia ¡°cuestiones culturales¡±: la falsa idea de un ¡°gran reemplazo¡±, las armas, cualquier cosa que oculte la realidad de que estamos trabajando a conciencia para apu?alarte por la espalda. Donald Trump era un maestro de esta t¨¦cnica, a veces llamada ¡°al ladr¨®n¡±: cuando te pillan metiendo la mano en el bolsillo de alguien, gritas ¡°al ladr¨®n, al ladr¨®n¡± y se?alas a otra parte.
A pesar de todo, los medios de comunicaci¨®n han mejorado en este aspecto y reflejan los cambios de la sociedad en general. No es balad¨ª.
P. ?Qu¨¦ opinas del ¡°y t¨² m¨¢s¡± que se esgrime en las agrias pol¨¦micas a causa de la guerra en Ucrania?
R. Esto tambi¨¦n viene de antiguo. En los primeros a?os de la posguerra, el pensamiento independiente pod¨ªa silenciarse con la acusaci¨®n de ser ¡°rojo¡±: apoyas los cr¨ªmenes de Stalin. Se habla a menudo de macartismo, pero eso no era m¨¢s que la punta del iceberg. Lo que ahora se denuncia como ¡°cultura de la cancelaci¨®n¡± camp¨® a sus anchas durante m¨¢s de una d¨¦cada.
La t¨¦cnica perdi¨® efectividad cuando el pa¨ªs empez¨® a despertar de su letargo dogm¨¢tico en los a?os sesenta. A principios de los ochenta, Jeane Kirkpatrick, una importante intelectual reaganiana experta en pol¨ªtica exterior, ide¨® una nueva t¨¦cnica: la equivalencia moral. Si revelas y criticas las atrocidades de la administraci¨®n Reagan que ella apoyaba, eres culpable de ¡°equivalencia moral¡±. Est¨¢s afirmando que Reagan no es diferente de Stalin o Hitler. Eso sirvi¨® durante un tiempo para someter a quienes disent¨ªan de la l¨ªnea del partido. El ¡°y t¨² m¨¢s¡± es una nueva variante, apenas diferente de sus predecesoras.
Para la verdadera mentalidad totalitaria, nada de esto es suficiente. Los l¨ªderes del Partido Republicano se afanan para limpiar las escuelas de todo lo que sea ¡°divisivo¡± o cause ¡°incomodidad¡±. Eso incluye pr¨¢cticamente toda la historia ¡ªaparte los esl¨®ganes patri¨®ticos aprobados por la Comisi¨®n 1776 de Trump¡ª, o lo que quiera que ideen los cabecillas republicanos cuando tomen el mando y puedan imponer una disciplina m¨¢s estricta. Hay ingentes se?ales que advierten de ello, y motivos para esperar que haya m¨¢s en el futuro.
Es importante recordar lo r¨ªgidos que han sido los controles ideol¨®gicos en Estados Unidos, tal vez un reflejo del hecho de ser una sociedad muy libre en comparaci¨®n con otras, lo que pone en aprietos a los guardianes de las esencias, que deben estar siempre alerta a los signos de desviaci¨®n.
Ahora, despu¨¦s de muchos a?os, ya se puede decir la palabra ¡°socialista¡±, que significa socialdem¨®crata moderado. En este sentido, Estados Unidos se ha desmarcado por fin de las dictaduras totalitarias. Si retrocedemos 60 a?os, incluso las palabras ¡°capitalismo¡± e ¡°imperialismo¡± eran demasiado radicales para ser pronunciadas. En 1965, el presidente de Students for a Democratic Society, Paul Potter, se arm¨® de valor para ¡°nombrar el sistema¡± en un discurso, pero no consigui¨® pronunciar aquellas palabras.
En los a?os sesenta hubo algunos avances, que preocuparon profundamente a los liberales estadounidenses, quienes advirtieron de una ¡°crisis de la democracia¡±, ya que demasiados sectores de la poblaci¨®n intentaban entrar en la arena pol¨ªtica para defender sus derechos. Aconsejaron mayor ¡°moderaci¨®n en la democracia¡±, el regreso a la pasividad y la obediencia, y condenaron a las instituciones responsables del ¡°adoctrinamiento de los j¨®venes¡± por no fallar en su cometido. Desde entonces se han abierto m¨¢s las puertas, lo que en consecuencia exige medidas m¨¢s urgentes para imponer disciplina.
Si los autoritarios del Partido Republicano consiguen destruir la democracia lo suficiente como para implantar el gobierno permanente de una casta nacionalista, cristiana, supremacista blanca, supeditada al gran capital y el poder privado, es probable que disfrutemos de las payasadas de figuras como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que prohibi¨® el 40% de los textos de matem¨¢ticas para ni?os en el Estado debido a ¡°referencias a la teor¨ªa cr¨ªtica de la raza [¡] y la inclusi¨®n no solicitada de aprendizaje social emocional¡± en la asignatura, seg¨²n la directiva oficial. Bajo presi¨®n, el Estado dio a conocer algunos ejemplos aterradores, como un objetivo educativo seg¨²n el cual ¡°los alumnos adquieren conciencia social a medida que practican la empat¨ªa con los compa?eros de clase¡±.
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