Carolina Meloni, fil¨®sofa: ¡°La teor¨ªa feminista a¨²n est¨¢ muy relacionada con una manera de pensar muy f¨¢lica¡±
La acad¨¦mica lleva a?os estudiando las genealog¨ªas feministas. Te¨®rica de las sexualidades, le preocupan las violencias verbales que est¨¢n entrando en la propia casa del feminismo
Naci¨® en 1975 en la Maternidad de Tucum¨¢n, donde llevaron a su madre para parir desde Jefatura de Polic¨ªa, un centro clandestino de detenci¨®n, uno de los cientos que puso en marcha la dictadura argentina. Luego ambas volvieron a ese centro y Carolina Meloni pas¨® su primer a?o y medio de vida con los hijos e hijas de las presas de las c¨¢rceles por las que trasladaron a su madre. Aunque no tiene recuerdos propios, ella le cont¨® c¨®mo todas las decisiones llegaban de manera asamblearia, tras discutir y debatir. Ahora cree que, quiz¨¢s, gran parte de su pensamiento sobre una causa com¨²n del feminismo tenga que ver con haber pasado su primer a?o de vida en pabellones de presas, pol¨ªticas y comunes. Tambi¨¦n con los exilios, dos, ambos a Espa?a: cuando su madre fue liberada, y otro a principios de los noventa, en la primera gran crisis neoliberal tras la dictadura. Del segundo ya no regresaron. Por eso esta fil¨®sofa no tiene acento tucumano y habla de ser un ¡°sujeto h¨ªbrido¡±. Su pensamiento tambi¨¦n lo es: no hay blancos y negros ni dicotom¨ªas ni generalizaci¨®n posible en una conversaci¨®n con ella.
En este momento de polarizaci¨®n pol¨ªtica y social ¡ªcasi extrema a veces y que ha atravesado tambi¨¦n al feminismo¡ª, el marco te¨®rico de esta especialista en pol¨ªtica contempor¨¢nea, feminismo y g¨¦nero desde la filosof¨ªa es una especie de habitaci¨®n en calma donde cualquiera tiene permitido pasar si es dejando la puerta abierta para quien venga detr¨¢s. Su ¨²ltimo libro, de 2021, se titul¨® Feminismos fronterizos. Mestizas, abyectas y perras (Ka¨®tica), un recorrido por el ¨²ltimo siglo para analizar el presente; en Enciclopedia cr¨ªtica del g¨¦nero (Arpa, 2023), un mastodonte con m¨¢s de 50 autoras que repasa la actual configuraci¨®n del g¨¦nero, ella coordina el cap¨ªtulo de Sexualidades. Quiere empezar ¡°afinando¡± la palabra ¡°feminismo¡±.
Pregunta.?Porque no hacerlo, ha dicho antes, es ¡°brocha gorda¡±.
Respuesta.?S¨ª, hay que hacer una distinci¨®n entre un feminismo de corte europeo, acad¨¦mico, y los feminismos interseccionales, de movimientos sociales de base que est¨¢n teniendo lugar por ejemplo en Am¨¦rica Latina. Sin ellos no podr¨ªamos entender muchas de las realidades. Pienso en Argentina, en Milei, toda esa reacci¨®n de una ola ultraconservadora, conectada precisamente con la lucha antisist¨¦mica, anticapitalista y ecologista de los feminismos comunitarios.
P. ?Son los m¨¢s conectados a la calle?
R. De lleno. Es lo que [la psic¨®loga y activista] Mar¨ªa Galindo llama el feminismo intuitivo, un concepto brutal, fuera de la academia y los libros. Y luego est¨¢ el feminismo con may¨²sculas, que puede ser ese que lamentablemente reproducimos, el que podemos llamar blanco, europeo y hegem¨®nico y que est¨¢ perdiendo contacto con la realidad, ese pulso con las luchas sociales, pol¨ªticas, que est¨¢n fuera de ese ¨¢mbito tan cerrado que a veces es la academia.
P. ?Cree que ese feminismo, el blanco, europeo y hegem¨®nico, ha fallado en llevar la teor¨ªa a la pr¨¢ctica?
R. Siempre me acuerdo de bell hooks y su pedagog¨ªa. En El feminismo es para todo el mundo hace una cr¨ªtica brutal a las propias acad¨¦micas, escritoras o activistas feministas sobre c¨®mo se hab¨ªan quedado encerradas en una jerga que no era comprensible para muchas personas que por ejemplo proceden de luchas sociales. Ah¨ª tambi¨¦n se construye conocimiento, fuera de todo ese ¨¢mbito de monopolio epist¨¦mico que es la academia, y que le da mil vueltas.
¡°Tenemos que hacer un proceso de democratizaci¨®n del conocimiento feminista¡±
P. Usted da clase en la Universidad de Alcal¨¢, pero lo ha hecho en la de Zaragoza, en la Blaise Pascal en Francia o en la de Buenos Aires, ?tambi¨¦n ah¨ª ve ese desfase?
R. Est¨¢ presente. Por ejemplo, se dice que para leer a Judith Butler tienes que haber le¨ªdo antes a 30 fil¨®sofos. Y no todo el mundo tiene esas herramientas. Tenemos que hacer un proceso, como se?alan en el movimiento feminista Mujeres Creando, en Bolivia, de democratizaci¨®n del conocimiento feminista. La academia se tiene que abrir a la calle y la calle tiene que tomar la academia. No tenemos que tener miedo a la teor¨ªa, tenemos que reapropiarnos de ella. Est¨¢ muy relacionada con una manera concreta de pensar y de escribir, muy masculina, muy f¨¢lica. Hay que pensar que el conocimiento no es patrimonio masculino, hay que despatriarcalizar los conocimientos, la lengua, la teor¨ªa y nuestras propias luchas.
P. Gabriela Wiener, que le escribi¨® el ep¨ªlogo en Feminismos fronterizos, ?puede ser un ejemplo de traductora de teor¨ªa al lenguaje comprensible para cualquiera?
R. Totalmente, ella muestra c¨®mo entrelazar periodismo cr¨ªtico y literatura, poes¨ªa, heridas de migraci¨®n, teor¨ªa antirracista. Con mucho. Debemos gran parte de ese trabajo a todas estas autoras mestizas y chicanas, las primeras que empezaron a bajar esa teor¨ªa a las entra?as, a nuestros cuerpos.
P. ?Eso que a veces se ha convertido en una cr¨ªtica y se ha llamado peyorativamente literatura de mujeres?
R. Bastante simplona y machirula, la cr¨ªtica. Que hablamos de lo personal, ?qu¨¦ autor no lo ha hecho? ?Qu¨¦ hace Freud en M¨¢s all¨¢ del principio del placer, que es toda una teor¨ªa sobre la pulsi¨®n de muerte, el duelo? Pues se acaba de morir su hija. Se nos acusa a las feministas de hacer teor¨ªa encarnada, como si no todo estuviera encarnado. Todo est¨¢ situado, como nos dice Donna Haraway [la autora expuso en Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvenci¨®n de la naturaleza, de 1991, que cualquier cuesti¨®n no est¨¢ aislada de su contexto ni de la subjetividad de quien la hace]. Lo personal es pol¨ªtico, y es radical: no hay escritura que no est¨¦ atravesada por nuestra condici¨®n social, de clase, de g¨¦nero, de todo.
P. Esa cr¨ªtica al feminismo es algo habitual desde ciertos espacios masculinos, pero desde hace un tiempo hay otros choques, dentro del feminismo. Incluso a veces no constructivos sino violentos verbalmente, mayoritariamente por la cuesti¨®n trans.
R. No dejo de pensar en eso. Siempre he defendido que una de las riquezas del movimiento feminista es precisamente su heterogeneidad y su antagonismo. Pero este nivel de violencia no lo hab¨ªamos experimentado y lo estamos metiendo en la propia casa del feminismo. Es parad¨®jico.
¡°?C¨®mo es posible que volvamos a l¨®gicas ultrabiologicistas en que la mujer solo se define por cuestiones biol¨®gicas?¡±
P. ?Por qu¨¦ cree que ocurre?
R. Una de mis teor¨ªas es que cierto feminismo ha tenido una hegemon¨ªa de discurso, de sujeto, de clase y de origen. Espa?a ha vivido un proceso de porosidad en su sociedad brutal y ese feminismo ya no ostenta la hegemon¨ªa. Se ha abierto el sujeto del feminismo hasta el punto de que sean numerosos: racializadas, migrantes, trans, voces tan m¨²ltiples y distintas que han generado esa polarizaci¨®n y esa violencia. ?Puede la subalterna hablar?, que se preguntaba Spivak [la fil¨®sofa india Gayatri Chakravorty Spivak]. Pues parece que no. Y cuando habla, el o¨ªdo hegem¨®nico no quiere escucharla. El feminismo, como todo movimiento pol¨ªtico incluyente, sist¨¦mico, no queda exento de ser fagocitado por el poder y las l¨®gicas del poder.
P. ?Y ahora?
R. Aqu¨ª estamos, hablando de casi 50 a?os de luchas que se han atravesado con el feminismo para que ahora la gente se lleve las manos a la cabeza. Pero la realidad es much¨ªsimo m¨¢s rica que la teor¨ªa.
P. ?La realidad le pasar¨¢ por encima?
R. Lo est¨¢ haciendo. ?C¨®mo podemos estar volviendo a l¨®gicas ultrabiologicistas en las que ser mujer se define exclusivamente por cuestiones biol¨®gicas?
P. Lo hacen tanto feministas como pol¨ªticos de derecha y ultraderecha.
R. Es algo que deber¨ªamos meditar bastante: esas alianzas del feminismo con fuerzas absolutamente conservadoras son antag¨®nicas al propio feminismo.
P. Imagine que tiene un folio en blanco para plantear una ruta a partir de ahora, ?cu¨¢l ser¨ªa?
R. Con mapas. Una autora que me gusta much¨ªsimo y que me ha ayudado a pensar es Mar¨ªa Lugones, una fil¨®sofa argentina que habla de mapas. Dice que puede ser el ejercicio m¨¢s fuerte de poder, porque traza fronteras, dicotom¨ªas, establece d¨®nde est¨¢ el norte, el sur, d¨®nde cada una. Y eso te obliga a analizar los propios privilegios. Ella dice ¡°pensemos en epistemolog¨ªas m¨¢s del cruce que de la fragmentaci¨®n¡±, porque hay una serie de dualismos que se nos han ido colando desde los inicios del pensamiento occidental: norte, sur, bueno, malo, blancos, negros. Hagamos un mapa en el que no existan esos dualismos, esas periferias.
P. ?Tiene algo en mente?
R. La palabra urdimbre, una red prieta, intrincada, un tejido abigarrado. Menos mapas, menos jerarqu¨ªas. M¨¢s urdimbres.
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