?He ganado algo en 2024?
No existen las certezas emp¨ªricas para los seres humanos, solo quiz¨¢ un relato manejable que no pretenda convencer a nadie de nada, empezando por una misma
La mayor¨ªa de veces los balances siempre ocultan algo, aunque parezcan t¨¦cnicos y objetivos. Pero es con el cierre del a?o (o de cualquier otra etapa vital) cuando alcanzan su mayor grado de manipulaci¨®n. Da igual si son generales (?c¨®mo ha sido el a?o que hemos vivido?), especializados (la econom¨ªa, la crispaci¨®n pol¨ªtica, la migraci¨®n¡), art¨ªsticos (14 pel¨ªculas, 15 libros y 50 canciones¡) o personales. Todos se convierten en herramientas de persuasi¨®n de quienes recopilan los datos. ?Y cuando el balance trata sobre nosotros mismos? Nos esforzamos mucho en contarnos una historia que casi nunca es verdad. Nos decimos unas cosas y ocultamos otras, que suelen ser las m¨¢s importantes.
Sin embargo, aun siendo conscientes de que el balance es in¨²til, es dif¨ªcil no hacer una valoraci¨®n del a?o que acaba. ?He ganado algo? ?han mejorado mis afectos? ?mis ingresos? ?mi cuerpo? ?mi consideraci¨®n social? ?mi sexualidad? O bien, ha llegado el momento de cambiar de vida, de este a?o no pasa. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n estos balances? Yo dir¨ªa que m¨¢s que juzgar o buscar la sustancia de un a?o en concreto, lo que persiguen son pruebas de que hemos vivido, de que no todo es un transcurrir hacia la desaparici¨®n.
El problema entonces es que el relato que cuentan los balances no puede ser verdad. Todos sabemos que el tiempo se nos va, se escurre entre los dedos y, por si fuera poco, pasa deprisa. Por eso el fin de a?o tiene un punto triste, incluso cuando haya sido bueno, porque no volver¨¢. Marx ten¨ªa raz¨®n con eso de que ¡°Todo lo s¨®lido se desvanece en el aire¡± y nuestros s¨®lidos seres llenos de planes, afectos, hipotecas, logros y futuras mejoras econ¨®micas se desvanecen en el tiempo, que pasa deprisa. ?C¨®mo puede ser que hayamos consumido ya un cuarto del siglo XXI? Es decirlo en alto y se agudizan mis ganas de balance y auditor¨ªa. Pero ya les digo que no conviene recurrir a esta droga perversa y casi siempre adulterada, ya sea por intereses inconfesables, ocultos estados de ¨¢nimo o necesidades de persuasi¨®n y autopersuasi¨®n.
En vez de analizar yo prefiero recordar que todo est¨¢ sometido a la arbitrariedad del juicio, al momento, y que no tenemos todos los datos (tampoco sobre nosotros mismos), ni ganas de tenerlos. Si ya es dif¨ªcil ser la misma a?o tras a?o, saberlo todo de una ser¨ªa insoportable y aburrido. Menos mal que existen las uvas, las bragas rojas y la posibilidad de cruzar la l¨ªnea con Lalachus y Broncano, para variar. Es mejor que el rito no parezca demasiado serio, porque no lo es. No existen las certezas emp¨ªricas para los seres humanos, solo quiz¨¢ un relato manejable que no pretenda convencer a nadie de nada, empezando por una misma.
Solo as¨ª los viajeros del tiempo que somos podemos darnos cuenta de que s¨ª, hemos estado aqu¨ª todo este a?o y hemos participado en la medida en que ha sido posible del tiempo de los dem¨¢s. El tiempo se desvanece, s¨ª, pero tambi¨¦n nos pertenece. Solo por eso podemos decir que ha sido un a?o bueno o malo, que pudimos haberlo hecho mejor, que a¨²n nos falta para ser los que pretendemos, que somos ignorantes pero que al menos hay alguien por ah¨ª que nos quiere. Podemos decir lo que nos d¨¦ la gana con tal de que podamos decirlo y haya alguien que nos escuche, empezando por una misma. No hay mucho m¨¢s. Ni hace falta m¨¢s. Que 2025 sea nuestro, del primer al ¨²ltimo d¨ªa.