Pedro Nuno Santos, la nueva ave f¨¦nix socialista
El flamante l¨ªder del PS portugu¨¦s, que dimiti¨® hace un a?o como ministro, propone que las grandes tecnol¨®gicas tambi¨¦n financien el sistema de pensiones
Nunca la pol¨ªtica ha fomentado tanto las resurrecciones como en estos tiempos trepidantes. El ¨²ltimo ingreso en el club de ave f¨¦nix es el portugu¨¦s Pedro Nuno Santos (S?o Jo?o da Madeira, 46 a?os), encumbrado el pasado fin de semana como candidato a primer ministro y l¨ªder del Partido Socialista en un congreso en Lisboa, que comenz¨® siendo el del trauma y acab¨® siendo el de la esperanza ante las elecciones del 10 de marzo. Un escenario que Santos no pod¨ªa imaginar hace un a?o, cuando iniciaba su traves¨ªa del desierto despu¨¦s de haber dimitido como ministro de Infraestructuras y Vivienda por haber autorizado una indemnizaci¨®n de medio mill¨®n de euros a una administradora de la aerol¨ªnea TAP, que tard¨® pocos meses en ocupar otro cargo p¨²blico y convertirse en secretaria de Estado del Tesoro.
Pedro Nuno Santos manten¨ªa entonces una relaci¨®n tensa con el primer ministro, Ant¨®nio Costa, que le hab¨ªa obligado a rectificar p¨²blicamente una decisi¨®n estrat¨¦gica para el pa¨ªs que hab¨ªa tomado por su cuenta: la elecci¨®n de la ubicaci¨®n del nuevo aeropuerto de Lisboa, pendiente desde hace 54 a?os. Santos aprob¨® un decreto sobre el emplazamiento que apenas dur¨® 24 horas y fue obligado a una ceremonia de expiaci¨®n p¨²blica del error. Era, por tanto, un pol¨ªtico fragilizado que parec¨ªa condenado al ocaso cuando Costa permiti¨® la creaci¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre la gesti¨®n p¨²blica de la compa?¨ªa TAP, bajo la tutela de Santos, que hab¨ªa defendido su nacionalizaci¨®n para salvarla de la quiebra.
La primera se?al de que no hab¨ªa entierro pol¨ªtico fue su comparecencia de siete horas en esa comisi¨®n. Encontr¨® el equilibrio entre humildad y confianza, de la misma forma que se proclama orgulloso como hijo de un empresario de ¨¦xito y nieto de un zapatero. Reconoci¨® sus errores como ministro y reivindic¨® su af¨¢n de avanzar. Consciente o no, aquel fue el primer acto de su campa?a para conquistar el liderazgo del PS. Cuando anunci¨® su candidatura a las primarias del partido, tras la dimisi¨®n inesperada de Costa por una investigaci¨®n sobre proyectos energ¨¦ticos a¨²n pendiente de esclarecer, Pedro Nuno Santos hab¨ªa transformado su flaqueza en fortaleza. ¡°Somos el resultado de nuestras cicatrices¡±, dijo.
En opini¨®n de Francisco Vale C¨¦sar, que dirigi¨® su campa?a para las primarias, ¡°presentarse de esta forma le humaniza¡±. El alejamiento de la primera l¨ªnea pol¨ªtica le ha permitido ¡°reflexionar sobre todo lo que hab¨ªa ido bien y lo que hab¨ªa ido no tan bien, pudo analizar los errores que hab¨ªa cometido para no volver a repetirlos¡±, se?ala Vale C¨¦sar, que le conoci¨® en el a?o 2000, cuando ambos estudiaban en el Instituto Superior de Econom¨ªa y Gesti¨®n de la Universidad de Lisboa y form¨® parte de su equipo al frente de las Juventudes Socialistas entre 2004 y 2008.
Con el mantra de que solo se equivocan las personas que act¨²an, Pedro Nuno Santos se present¨® en el congreso con un discurso que iba m¨¢s all¨¢ de reivindicar el legado de Costa. Sus ideas propias para el desarrollo del pa¨ªs incluyen algunas cr¨ªticas impl¨ªcitas a decisiones del pasado, como la distribuci¨®n de fondos p¨²blicos para contentar a todos. En su lugar, defiende la selecci¨®n de sectores estrat¨¦gicos para apoyar desde el Estado con el objetivo de transformar una econom¨ªa que se distingue por los bajos salarios y el bajo valor a?adido. Pero la propuesta m¨¢s novedosa de su discurso, que aun¨® las recetas cl¨¢sicas de la socialdemocracia con el reformismo, va dirigida a la financiaci¨®n de la Seguridad Social. ¡°La econom¨ªa est¨¢ en profunda transformaci¨®n. La automatizaci¨®n, la robotizaci¨®n y la inteligencia artificial tienen un enorme potencial para aumentar la productividad, pero traen desaf¨ªos. En este proceso, muchos sectores altamente lucrativos, pero con pocos trabajadores, dejan de contribuir para el sistema de Seguridad Social tanto como podr¨ªan y deber¨ªan¡±, expuso.
Alexandra Leit?o, la coordinadora de la moci¨®n pol¨ªtica que Pedro Nuno Santos llev¨® al congreso, aclara que ¡°no se trata de gravar robots¡±. ¡°Se trata de encontrar el camino para que las contribuciones a la Seguridad Social sean acordes con la mudanza en el mercado de trabajo y crear justicia en el sistema, de forma que las empresas que tienen m¨¢s mano de obra no sean m¨¢s penalizadas que las que pueden prescindir de trabajadores¡±, explica Leit?o. Es una v¨ªa que ha comenzado a estudiar la Comisi¨®n Europea y que tambi¨¦n se debati¨® en el Pacto de Toledo, en Espa?a. ¡°Tenemos que encontrar un modelo m¨¢s equitativo para financiar las cotizaciones sociales sin poner en riesgo a las empresas tecnol¨®gicas que tienen mucho valor a?adido¡±, puntualiza Leit?o, exministra.
Elegido en primarias con el 60% de los votos, Pedro Nuno Santos trata de alejarse de la imagen de izquierdista radical, que le acompa?a como promotor de la alianza entre todas las fuerzas de la izquierda que permiti¨® la llegada al Gobierno de Ant¨®nio Costa en 2015 a pesar de no ser la lista m¨¢s votada. Su carisma, que ni siquiera cuestionan los cr¨ªticos, es a la vez virtud y defecto pol¨ªtico. ¡°En las pr¨®ximas elecciones¡±, sostiene Mafalda Anjos, directora de la revista Vis?o, ¡°tiene dos dificultades, atraerse el voto del centro y el voto ¨²til de la izquierda¡±.
Aunque los socialistas todav¨ªa hacen la pesada digesti¨®n de la crisis pol¨ªtica de noviembre que les dej¨® sin la segunda mayor¨ªa absoluta de su historia a mitad de mandato, su nuevo l¨ªder renunci¨® a lamerse las heridas en p¨²blico y se centr¨® en el futuro. Es el primer secretario general del PS que naci¨® despu¨¦s de la Revoluci¨®n de los Claveles de 1974 y reivindica para su generaci¨®n la oportunidad de avanzar en el esp¨ªritu del 25 de Abril, cuando un golpe militar derroc¨® la dictadura m¨¢s longeva de la Europa occidental. ¡°Abril no solo es pasado, es tambi¨¦n lo que nos falta por hacer¡±.
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