Picasso en Teher¨¢n
La corresponsal de EL PA?S se adentra en medio de la campa?a en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Teher¨¢n, un reflejo m¨¢s de la sociedad iran¨ª
La campa?a electoral iran¨ª se ha precipitado en un abismo de ataques personales entre los candidatos y quienes les apoyan. Mientras varios de los ofendidos anunciaban acciones legales contra Mahmud Ahmadineyad, el actual mandatario amenazaba con dar nuevos nombres de la mafia corrupta a la que acusa de controlar el pa¨ªs. Lo que es m¨¢s preocupante, se han producidos enfrentamientos entre simpatizantes del presidente y de sus rivales. Perpleja ante el inusitado giro que est¨¢ adquiriendo la escena pol¨ªtica local, he aprovechado el fin de semana (occidental) para darme un respiro y visitar el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Teher¨¢n.
Picasso, Miro, Saura, Bacon, Kandisky, Monet, Magritte... Todos los grandes de la pintura y la escultura contempor¨¢neas est¨¢n representados en una inusual exhibici¨®n de algunos de los fondos del TMOCA (www.tmoca.com). Este museo, inaugurado en 1977 a iniciativa de Farah Diba, la esposa del sha, alberga la mejor colecci¨®n de arte moderno de Oriente Pr¨®ximo. Sin embargo, desde la Revoluci¨®n Isl¨¢mica de 1979 sus joyas han pasado la mayor parte del tiempo confinadas en los s¨®tanos.
La ¨²ltima vez que se expuso al p¨²blico parte de la colecci¨®n fue en 2005, durante los ¨²ltimos meses en el Gobierno del reformista Mohamed Jatam¨ª. Para muchos fue el canto del cisne del entonces director del museo, Ali Reza Samiazar, ante su previsible destituci¨®n tras el relevo pol¨ªtico. Obsesionada con el proceso electoral en el que nos hallamos inmersos, me paro ante La ventana abierta de Picasso y me pregunto cu¨¢l ser¨¢ ahora el mensaje que quiere transmitir la exposici¨®n. Quienes vivimos aqu¨ª estamos convencidos de que el m¨ªnimo gesto oficial tiene un motivo ulterior.
Lo m¨¢s vailoso, fuera de la vista
Me saca de mis cavilaciones M. P., la amiga que me acompa?a en la visita. Con su habitual sentido com¨²n, sugiere que tal vez no sea una decisi¨®n de las alturas sino la astucia de quienes aman el arte. En v¨ªsperas electorales los responsables suelen estar ocupados tratando de asegurarse el cargo.
Sea como fuere, la selecci¨®n de las obras expuestas tambi¨¦n tiene su lectura. En esta ocasi¨®n, el museo no se ha atrevido a exhibir el tr¨ªptico Dos figuras tendidas en una cama con testigos de Bacon. Al menos, se ha evitado el bochorno de tener que retirar el tablero central, el que muestra a las dos figuras acostadas en la cama, como ocurriera tras la inauguraci¨®n de la muestra en 2005. Las obras m¨¢s pol¨¦micas, entre ellas El pintor y su modelo de Picasso o la serie de retratos de Marilyn Monroe de Warhol, ni siquiera figuran en el cat¨¢logo.
Al igual que Ir¨¢n, el museo guarda lo m¨¢s valioso de su colecci¨®n fuera de la vista. Aunque teniendo en cuenta las revelaciones aireadas durante el debate electoral, tal vez pronto ya no queden m¨¢s secretos que esconder. Quiz¨¢s entonces el TMOCA pueda lucir todo su esplendor y atraer turistas de medio mundo. Entre tanto, iran¨ªes y extranjeros tendremos que seguir leyendo entre l¨ªneas.
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