Guerra papel-Internet en Puerto Pr¨ªncipe
'Le Nouvelliste', un peri¨®dico que a duras penas sobreviv¨ªa en Hait¨ª antes del se¨ªsmo, se ve obligado ahora a centrarse en la Red tras perder su vieja rotativa
Lo ¨²ltimo que necesita un peri¨®dico sumido en el debate papel-Internet y en medio de una crisis publicitaria general es un terremoto de 7 grados en la escala de Richter. A Le Nouvelliste, fundado en 1898, se le movi¨® tanto la vieja rotativa que algunas m¨¢quinas fueron desplazadas o quedaron inclinadas y ahora son t¨¦cnicos venezolanos los que deber¨¢n determinar qu¨¦ se hace. Su sede est¨¢ en el centro de Puerto Pr¨ªncipe, enfrente de los restos de la prisi¨®n; all¨ª, quien no muri¨® entre los escombros escap¨® a la carrera. En cambio, el edificio del diario sigue en pie, aunque descascarillado. Los expertos que deciden las demoliciones afirman que necesita reforzar los pilares antes de permitir el traj¨ªn de anta?o. El nombre de la cabecera que preside la fachada aguant¨® la sacudida con dignidad: s¨®lo perdi¨® la t. Todo un s¨ªmbolo de sus intenciones.
Le Nouvelliste es el medio de comunicaci¨®n impreso m¨¢s importante de Hait¨ª junto a Le Matin, tambi¨¦n m¨¢s que centenario. En la capital no hay quioscos y menos a¨²n m¨¢quinas autom¨¢ticas como las de EE UU. Lo poco que se vende es a trav¨¦s de voceadores. Al menos los atascos de Puerto Pr¨ªncipe tienen un efecto colateral positivo: dan la oportunidad al ambulante para que elabore, si lo tiene o quiere, un discurso sobre las ventajas de leer noticias que nadie desea conocer.
"Antes del terremoto vend¨ªamos 15.000 ejemplares cinco d¨ªas por semana, casi todos por suscripci¨®n. Hemos tardado tres semanas en sacar un n¨²mero especial de 12 p¨¢ginas. Tuvimos que recurrir a una imprenta privada que carec¨ªa de los medios adecuados y s¨®lo pod¨ªa trabajar unas horas pues de noche los operarios tem¨ªan por su seguridad. Lo ocurrido nos ha obligado a centrarnos en la web [lenouvelliste.com]", dice su director y copropietario, Max Chauvet, de 59 a?os.
Antes del se¨ªsmo, Le Nouvelliste contaba con 24 redactores y ten¨ªa planes y c¨¢lculos para la adquisici¨®n de una nueva rotativa. Despu¨¦s del 12 de enero ha reducido su plantilla a la mitad. "La situaci¨®n es grave. Algunos periodistas no han podido venir a trabajar porque tienen que cuidar de sus familias; en otros casos tuvimos que prescindir de ellos porque era necesario reducir gastos. Escogimos a los que ya ten¨ªan otro trabajo. Ahora somos 12. Son los m¨¢s polivalentes y aptos para este periodo. Son periodistas capaces de escribir, fotografiar y grabar un v¨ªdeo. Los que dejaron de trabajar aqu¨ª nos siguen enviando sus textos gratis", dice con emoci¨®n.
"El peri¨®dico es ahora un medio que se publica en Internet. Lo malo es que en Internet no hay, de momento, publicidad. No es rentable. Imprimiremos esta semana dos ediciones en papel. Tardaremos a?os en volver a la situaci¨®n anterior si es que volvemos. De la edici¨®n especial vendimos 5.000 ejemplares. Es la nueva realidad. Nuestros lectores est¨¢n muertos, tienen problemas m¨¢s serios o se han marchado del pa¨ªs. Es muy dif¨ªcil sacar un peri¨®dico en Hait¨ª, donde la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n es analfabeta o vive en Estados Unidos y Canad¨¢", a?ade el director.
La sede (provisional) est¨¢ en Petionville, el te¨®rico barrio elegante de la capital. La redacci¨®n cabe en una caja de madera prefabricada del tama?o de un contenedor. Hay dos ventanas y alg¨²n tragaluz y, sobre todo, aire acondicionado. Una decena de ordenadores y un laberinto de cables son las tripas del nuevo peri¨®dico electr¨®nico que pelea por sobrevivir.
En Puerto Pr¨ªncipe fueron las emisoras de radio las que mantuvieron informada a la poblaci¨®n que ten¨ªa receptor de radio y pilas para alimentarlo. Pero por encima de todos los medios, el favorito de los haitianos es el rumor. Como en Espa?a.
"Le Nouvelliste pertenece a mi familia desde hace cuatro generaciones. La propiedad se reparte entre un primo m¨ªo y yo. Empec¨¦ a trabajar en 1969. Llevo toda la vida aqu¨ª. Desde finales de los a?os 90 soy el director. Mis hijos no est¨¢n interesados. Tienen sus negocios. Esto ya no da dinero, lo pierdes. Debes tener otras fuentes de ingresos para sobrevivir. Pese a todas las dificultades y a pesar del da?o que nos ha causado el terremoto tengo claro una cosa, el papel no va a desaparecer en la era de Internet".
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