No hay perd¨®n para Billy el Ni?o

A doce horas de abandonar el cargo, el gobernador de Nuevo M¨¦xico, Bill Richardson, decidi¨® que no hay perd¨®n para Billy el Ni?o. Poco ten¨ªa que perder Richardson: ha cumplido ya sus ocho a?os de Gobierno y el indulto, que hab¨ªa pedido la abogada de Alburquerque Randi McGinn, era simb¨®lico: una petici¨®n para que el Estado hiciera honor a una promesa quebrantada por otro gobernador hace 129 a?os.

"No me atrever¨ªa a reescribir la historia", dijo Richardson al comunicarle a Nuevo M¨¦xico su decisi¨®n. Efectivamente, la historia mantiene que William Bonney, alias Billy el Ni?o, fue un forajido que mat¨® a entre nueve y 21 personas en una escalada de violencia desatada por el asesinato de su amigo y padre adoptivo, el ranchero John Tunstall.

Aquel asesinato inici¨®, en 1778, una escalada de venganza y una guerra que dur¨® dos a?os, comenzada por Billy el Ni?o al matar en una emboscada, en la calle mayor del poblado de Lincoln, al sheriff Willian Brady, a quien consideraba responsable de la muerte de su amigo y protector. El Ni?o huy¨® a Tejas pero recibi¨® una oferta conciliadora por parte del gobernador de Nuevo M¨¦xico, Lew Wallace: le perdonar¨ªa la muerte de Brady si colaboraba con las autoridades en otro juicio.

El Ni?o acept¨® y regres¨® a Nuevo M¨¦xico, solo para encontrarse con que el Gobernador permiti¨® su detenci¨®n, juicio y condena a muerte por el asesinato del corrupto sheriff Brady. Escap¨® de la c¨¢rcel, matando a m¨¢s funcionarios, pero semanas despu¨¦s fue abatido por su n¨¦mesis, el temido sheriff Pat Garrett. Los nietos y biznietos de ¨¦ste aconsejaron al Gobernador no conceder el perd¨®n, algo que Richardson consider¨® crucial para su decisi¨®n final.