Brasil, luto a ritmo de Jobim por los 600 muertos por las lluvias
Rousseff declara tres d¨ªas de duelo. - La finca del m¨²sico, destruida por la riada, se convierte en s¨ªmbolo nacional
La presidenta brasile?a, Dilma Rousseff, declar¨® el s¨¢bado tres d¨ªas de luto nacional por la tragedia de las v¨ªctimas de las lluvias en el pa¨ªs, m¨¢s de 600, concentradas en las ciudades de la sierra de R¨ªo, y en los Estados de S?o Paulo y Minas Gerais, en donde 54 ciudades permanecen en estado de emergencia.
La Presidencia de la Rep¨²blica anunci¨® su decisi¨®n despu¨¦s que por la ma?ana el Papa Benedicto XVI enviase un mensaje de solidaridad a las v¨ªctimas de la mayor tragedia natural de la historia del pa¨ªs. El gobernador de R¨ªo de Janeiro, S¨¦rgio Cabral tambi¨¦n ha declarado siete d¨ªas de luto en su Estado.
Mientras tanto, los brasile?os recuerdan hoy las famosas canciones del dios de la m¨²sica brasile?a, Tom Jobim, cuya finca, en la que se encerraba para componer, ha quedado destruida por la avalancha de agua y barro. Le¨ªdos hoy, los cantos a la belleza de unas tierras que han quedado convertidas en el escenario de una batalla campal se han convertido en un triste emblema nacional.
La finca de Jobim se sit¨²a en Po?o Fundo, en la peque?a localidad de S?o Jos¨¦ do Vale Preto, a las orillas del r¨ªo Preto, que al desbordarse estos d¨ªas arras¨® la ciudad y la finca, en la que el m¨²sico, amante de la naturaleza, hab¨ªa llevado a cabo un trabajo precioso de recuperaci¨®n de la vegetaci¨®n aut¨®ctona.
La letra de su famosa samba Aguas de marzo, escrita en 1972, aparece cuajada de im¨¢genes prof¨¦ticas: "Es palo, es piedra, es el fin del camino; es la lluvia lloviendo, es el fondo del pozo. Es la noche, es la muerte. En el rostro". Las lluvias de marzo que Jobim ve¨ªa entonces como una fuerza regeneradora se convirtieron hoy en asesinas.
En su canci¨®n Lloviendo en el rosal, escrib¨ªa:
"Lluvia buena, creadora, que moja la tierra, que llena el rio, que lava el cielo, que trae el azul". Aquella lluvia buena del sambista, se ha convertido hoy, en el suelo donde ¨¦l la escribi¨®, bajo los rosales, en lluvia que arrastra muerte y dolor.
El nieto de Jobim, Daniel, considera que su abuelo era todo un profeta que denunciaba y mostraba preocupaci¨®n en sus entrevistas por la deforestaci¨®n de la zona, cuna eterna de bellezas naturales convertida en cementerio de v¨ªctimas inocentes de la incuria de los pol¨ªticos sin sensibilidad ecol¨®gica.
Daniel, que se salv¨® del desastre, describi¨® el triste momento del desplome de la casa de su abuelo: "Yo vi la casa hundirse bajo las aguas. El techo se derrumb¨®. La casa de los empleados tambi¨¦n se vino abajo. Yo consegu¨ª escapar en coche con mi familia. Cinco kil¨®metros m¨¢s all¨¢ todo eran muertos y desolaci¨®n. No aparec¨ªan los servicios de rescate; no hab¨ªa nadie ayudando. El r¨ªo arrastr¨® hasta los tractores que hubiesen podido ayudar. Casi todos los puentes se fueron abajo. Es como si se hubiesen abierto las compuertas del cielo".
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