El fiasco de la polic¨ªa noruega
Los servicios de seguridad hab¨ªan vigilado al terrorista desde marzo.- Los agentes tardaron una hora en llegar a la isla porque no ten¨ªan un barco adecuado
Una de las an¨¦cdotas m¨¢s conocidas en Noruega cuenta que el rey Olaf V, que rein¨® en el pa¨ªs desde 1957 hasta su muerte en 1991, sol¨ªa pasear libremente por Oslo sin guardaespaldas y sin temor a ser atacado. Cuando un periodista le pregunt¨® c¨®mo pod¨ªa ser as¨ª, el rey contest¨®: "Tengo cuatro millones de guardaespaldas". Esa era la poblaci¨®n de Noruega en los a?os setenta.
De todas las cosas que pueden cambiar tras los atentados del viernes, la m¨¢s llamativa ser¨ªa que los noruegos se volvieran desconfiados. Por ahora, esa transformaci¨®n no se ha dado y sigue siendo bastante f¨¢cil entrar a algunos de los organismos oficiales que en otros pa¨ªses resultan inaccesibles para los ciudadanos.
"No est¨¢bamos preparados para algo as¨ª. Nunca hemos sufrido tanto terror"
Hoy, en el Palacio de Justicia, cuando todo el mundo esperaba la llegada de Anders Behring Breivik, ha sido f¨¢cil moverse por el edificio sin que nadie pidiera la m¨¢s m¨ªnima documentaci¨®n. La misma confianza mostraban los militares que vigilaban el domingo el per¨ªmetro de Youngstorget, la plaza donde explot¨® el coche bomba. Con un carn¨¦ de periodista se pod¨ªa pasar el cord¨®n y acercarse hasta la zona da?ada que en esos momentos era visitada por el rey y el primer ministro sin mucha presencia de guardaespaldas.
"No est¨¢bamos preparados para algo as¨ª. Es cierto que este no es un pa¨ªs muy seguro, pero es que nunca hemos sufrido tanto terror. Espero que las cosas no cambien demasiado. No me gustar¨ªa que este pa¨ªs se convirtiera en un Estado policial", ha asegurado Veki Vette, una mujer de 62 a?os que curioseaba a las puertas del Palacio de Justicia.
M¨¢s all¨¢ de las sensaciones de los ciudadanos, la labor policial ha sido puesta en tela de juicio desde el mismo d¨ªa de los atentados. Para empezar nadie consigue entender c¨®mo los agentes tardaron una hora en llegar a la isla de Utoya, donde los j¨®venes eran abatidos indiscriminadamente por las balas de Breivik. Un portavoz policial ha asegurado que si llegaron tarde fue porque no ten¨ªan un barco con la capacidad necesaria para transportar al equipo capaz de enfrentarse al terrorista.
Tampoco pudieron hacer uso de los helic¨®pteros, seg¨²n relat¨® el jefe de la polic¨ªa, Sveinung Sponheim, porque la base de los helic¨®pteros se encuentra al sur del pa¨ªs. Como muestran las im¨¢genes publicadas estos d¨ªas, los helic¨®pteros de algunos medios de comunicaci¨®n llegaron a Utoya cuando la masacre todav¨ªa se estaba produciendo. Los agentes tardaron luego 20 minutos en reducir al terrorista.
Otro punto pol¨¦mico ha sido la gesti¨®n de la informaci¨®n. La habitual transparencia de la polic¨ªa noruega ha hecho que el n¨²mero de v¨ªctimas haya bailado desde el viernes varias veces. Hasta ayer la cifra total era de 93, pero el jefe de la polic¨ªa la ha rebajado a 76. Seg¨²n ha explicado, esa revisi¨®n se debe a que se ha estado trabajando en "circunstancias dif¨ªciles".
M¨¢s pruebas que ponen en duda la seguridad del pa¨ªs. El hecho de que la explosi¨®n se produjera en la calle donde est¨¢ la oficina del primer ministro y la facilidad con la que el terrorista burl¨® los controles, han sembrado en muchos la idea de que es necesario cambiar. El primer ministro, Jens Stoltenberg, ha declarado a la cadena brit¨¢nica BBC que "habr¨¢ un antes y un despu¨¦s de los atentados", aunque ha asegurado que el pa¨ªs no perder¨ªa "sus valores de apertura y democracia".
Por si no fuera poco, el canal Sky News, ha informado de que el terrorista hab¨ªa sido vigilado por los servicios secretos noruegos desde marzo, despu¨¦s de que realizase una sospechosa compra de productos qu¨ªmicos por Internet. La informaci¨®n no fue considerada relevante.
La falta de seguridad no suele ser tratada por la prensa noruega. Sin embargo, el a?o pasado, el diario VG, uno de los de mayor tirada, public¨® un reportaje sobre la facilidad con la que los presos podr¨ªan escaparse de la c¨¢rcel Oslo Fengsel, al este de la ciudad, donde los ¨¢rboles de uno de los patios eran mucho m¨¢s altos que el muro de la prisi¨®n.
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