Obama alerta del desastre econ¨®mico que se avecina por el impago de EE UU
El presidente culpa a los republicanos de la crisis y les advierte que "esta no es forma de conducir la naci¨®n m¨¢s grande de la Tierra"
Barack Obama hizo esta noche un llamamiento a la raz¨®n y al sentido com¨²n para evitar que Estados Unidos, por primera vez en su historia, se declare en suspensi¨®n de pago y provoque una crisis internacional de imprevisibles consecuencias. "Incumplir nuestras obligaciones de pago es temerario e irresponsable", advirti¨® el presidente norteamericano en un ¨²ltimo y desesperado intento de que dem¨®cratas y republicanos lleguen a un acuerdo para evitar una quiebra antes del 2 de agosto.
En un discurso a la naci¨®n que recogi¨® todo el dramatismo de la situaci¨®n sin precedentes que se vive en Washington, Obama le transmiti¨® al p¨²blico estadounidense su interpretaci¨®n sobre las negociaciones que se han llevado durante varios meses y le alert¨®, ahora que faltan solo seis d¨ªas para llegar al precipicio, que las consecuencias de un impago ser¨ªan desastrosas para la econom¨ªa norteamericana.
"Por primera vez en la historia nuestro cr¨¦dito ser¨ªa degradado de la calificaci¨®n Triple A, lo que dejar¨ªa a los inversores de todo el mundo pregunt¨¢ndose si EE UU es todav¨ªa una buena apuesta; los tipos de inter¨¦s se disparar¨ªan y, con ellos, las hipotecas y los cr¨¦ditos. Nos enfrentar¨ªamos a una profunda crisis, enteramente provocada por Washington", dijo Obama.
El presidente record¨® que la autorizaci¨®n de nuevo endeudamiento -a lo que ahora se niegan los republicanos si no se hacen dr¨¢sticos recortes del d¨¦ficit p¨²blico- no es para hacer m¨¢s gastos sino para pagar las facturas de los que ya se han hecho con el visto bueno del Congreso, algunos de ellos firmados por la Administraci¨®n anterior. La elevaci¨®n del techo de deuda con ese prop¨®sito se ha hecho ritualmente en EE UU durante m¨¢s de 50 a?os, con presidentes dem¨®cratas y republicanos. Esta vez, sin embargo, empujada por el radicalismo del Tea Party, la oposici¨®n quieren aprovechar la situaci¨®n para impulsar su agenda pol¨ªtica. El Gobierno acepta reducir el d¨¦ficit, pero quiere hacerlo con una combinaci¨®n de recortes de gastos y aumento de impuestos a los ricos. Los republicanos exigen hacerlo ¨²nicamente con la reducci¨®n del gasto.
Obama advirti¨® que eso no es justo ni serio. "Esta no es manera de conducir la naci¨®n m¨¢s grande de la Tierra. Este es un juego peligroso que nunca se ha jugado antes y que no nos podemos permitir jugar ahora; no cuando los trabajos y la vida de tantas familias est¨¢n en juego. No podemos permitir que el pueblo norteamericano sea el da?o colateral del juego pol¨ªtico de Washington".
El discurso de Obama fue respondido por el presidente de la C¨¢mara de Representantes, John Boehner, quien culp¨® al presidente de haber dejado que se llegue hasta este punto e insisti¨® en que su partido no va a aceptar subir el techo de deuda "sin cambiar la trayectoria fiscal" del pa¨ªs. "El presidente quer¨ªa un cheque en blanco hace seis meses y sigue pidiendo un cheque en blanco hoy", manifest¨® Boehner.
El enfrentamiento de la clase pol¨ªtica norteamericana, por tanto, es total, y toda la econom¨ªa mundial parece condenada a un fuerte terremoto de verano como resultado de una crisis cuyo estallido est¨¢ se?alado para el pr¨®ximo 2 de agosto.
Todas las Bolsas cerraron ayer a la baja en respuesta de la incertidumbre provocada por esta situaci¨®n, y el impacto negativo en los mercados crecer¨¢, probablemente, cada d¨ªa que pase sin encontrarse una soluci¨®n. El Fondo Monetario Internacional ha urgido a que se busque un arreglo.
Aunque se mantienen los contactos, no se vislumbra por el momento una f¨®rmula que pueda evitar la cat¨¢strofe. Tanto republicanos como dem¨®cratas han decidido actuar por separado, pensando m¨¢s en salvar la cara ante sus electores que en encontrar una soluci¨®n.
Los republicanos, aprovechando su mayor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes, impulsaron ayer un plan para autorizar al Gobierno a solicitar alrededor de un bill¨®n de d¨®lares de nueva deuda, a cambio del recorte de una cantidad id¨¦ntica del gasto p¨²blico, sin aumentar los impuestos. Eso le dar¨ªa a la Administraci¨®n recursos para cumplir con sus pagos lo que queda de a?o, pero habr¨ªa que volver a negociar un nuevo techo de deuda en enero, al comienzo de un a?o electoral. Entretanto, una comisi¨®n estudiar¨ªa c¨®mo recortar otros tres billones de d¨®lares del d¨¦ficit nacional. Es lo que se llama una salida a corto plazo o una soluci¨®n en dos etapas.
Los dem¨®cratas, que controlan el Senado, tratan de aprobar en esa C¨¢mara otro plan que elevar¨ªa la autorizaci¨®n de deuda hasta los 2,5 billones de d¨®lares, con recortes de gasto p¨²blico por un monto similar, sin incluir los programas sociales y sin aumentar impuestos. Eso garantizar¨ªa los pagos del Gobierno hasta despu¨¦s de las elecciones de 2012.
Los dem¨®cratas y la Casa Blanca rechazan la propuesta republicana, porque creen que no despeja las dudas que este debate ha provocado en los mercados sobre la solvencia de EE UU y simplemente retrasa unos meses una negociaci¨®n que puede resultar mucho m¨¢s dif¨ªcil en plena temporada electoral. "Una extensi¨®n a corto plazo no facilita la tranquilidad que los mercados est¨¢n buscando y puede tener las mismas graves consecuencias que una suspensi¨®n de pagos", declar¨® ayer el l¨ªder dem¨®crata en el Senado, Harry Reid.
Los republicanos rechazan la propuesta dem¨®crata porque, b¨¢sicamente, contradice la posici¨®n que ellos ten¨ªan al empezar esta crisis: no permitir nuevo endeudamiento sin una reducci¨®n significativa del d¨¦ficit, sin tocar los impuestos.
Con sus respectivas propuestas, cada partido puede decir que present¨® una alternativa para evitar la quiebra y que fueron los otros los que la rechazaron. Es un infantil pimp¨®n pol¨ªtico que nadie sabe a qui¨¦n puede beneficiar.
Mientras tanto, se analizan los instrumentos de que dispone unilateralmente el Gobierno para evitar la quiebra. Existe una enmienda constitucional a la que podr¨ªa acogerse el presidente para imponer su autoridad sobre el Congreso en esta materia. Bill Clinton ha dicho que ¨¦l lo har¨ªa, pero Obama se ha manifestado en contra. El Departamento del Tesoro no ha querido especular sobre c¨®mo reaccionar¨¢ si se llega sin acuerdo al 2 de agosto.
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