La guerra y las sanciones asfixian a Siria
Los precios en Damasco se han cuadruplicado, excepto los de los bienes b¨¢sicos El turismo, que era el 17% de la econom¨ªa, se ha esfumado
La guerra tiene sus circunstancias, incluida su propia econom¨ªa. Damasco, cercada y fortificada por los ataques opositores, sufre un asedio dom¨¦stico e internacional. A los habitantes de la capital siria, antes tan cosmopolita y serena, se les ve resignados. Son dos a?os y medio de conflicto. El turismo, que era el 17% de la econom¨ªa, ha desaparecido. Los precios de cualquier bien que no sea b¨¢sico se han cuadruplicado. Y eso para quienes no han perdido hogares, trabajos e ingresos. La ciudad ha acogido a miles de refugiados internos que viven ¨²nicamente de lo que el gobierno les da.
¡°Yo me prepar¨¦ para trabajar en un sector en alza en un pa¨ªs seguro. Hoy casi todo est¨¢ en ruinas por culpa de los ataques terroristas¡±, dice Jaldun Al Said, de 28 a?os. Comenz¨® en la universidad cuando Siria se abr¨ªa lentamente a las visitas de extranjeros. Se conced¨ªa con facilidad visados, que los extranjeros aprovechaban para visitar tesoros como la mezquita de los Omeyas. Jaldun se licenci¨® hace dos a?os y hoy es un refugiado, porque los rebeldes destrozaron su casa en Yarmuk. Duerme con unos familiares y cobra el equivalente de 100 d¨®lares mensuales por acudir a diario al museo nacional de Damasco. No hay trabajo. Las salas est¨¢n cerradas. Muchas obras fueron encerradas en b¨²nkeres por temor a que quedaran destrozadas por ataques rebeldes o de Estados Unidos. Pero el gobierno sigue pagando salarios a los empleados p¨²blicos.
El embargo ha tenido un impacto negativo muy grande sobre las vidas de la gente. Los precios han aumentado. Se agotan las reservas estrat¨¦gicas" Ministro de Industria, Kamal Edim Tuma
El zoco de la ciudad vieja s¨®lo lo recorren sirios. Los pasajes bullen de gente, no han quedado vac¨ªos. Pero turistas, ninguno. Los souvenires de muchas tiendas acumulan capas de polvo. Los comerciantes se sientan en la calle, extra?ados al ver a un for¨¢neo. Lo que m¨¢s se vende son art¨ªculos nacionalistas, recuerdos de guerra como banderas sirias o colgantes con la faz del presidente Bachar el Asad.
Las calles est¨¢n fortificadas. El barrio cristiano lo guardan soldados armados, pues hace un a?o un coche bomba mat¨® en ¨¦l a 10 personas. En una de sus tiendas, el perfumista Adnan Al Akkad, de 50 a?os, recuerda tiempos mejores. ¡°A los turistas les encantaba el perfume de rosa de Damasco, que siempre se agotaba¡±, dice. ¡°Hoy, nada, pocas clientas. He tenido que subir los precios, son cuatro veces m¨¢s altos¡±, a?ade. No opina de pol¨ªtica, pero algo tiene claro: ¡°Desde que comenzaron las protestas, el negocio solo ha empeorado¡±.
La libra siria se ha depreciado mucho. El d¨®lar sube y baja. El oro solo se aprecia, cada d¨ªa m¨¢s" Abu Jelil, un vendedor en la ciudad vieja de Damasco
No para todos. Alguien sonr¨ªe tras su mostrador cuando se le pregunta por la econom¨ªa de guerra. ¡°?El negocio? ?Mucho mejor!¡±. Ante la l¨®gica incredulidad, Abdul Jelil, de 45 a?os, explica en su tienda en el bazar del oro: ¡°La libra siria se ha depreciado mucho. El d¨®lar sube y baja. El oro solo se aprecia, cada d¨ªa m¨¢s¡±. Antes, una onza se vend¨ªa por 140.000 libras sirias (unos 500 euros). Hoy, por el doble. Tambi¨¦n est¨¢n quienes, en tiempo de crisis y por necesidad, vienen a vender sus alhajas. ¡°He comprado joyas antiqu¨ªsimas, de gran valor, de familias que necesitan met¨¢lico para comer¡±.
La estimaci¨®n com¨²n en las calles de Damasco es que los precios se han cuadruplicado, excepto pan, arroz y harina, que el gobierno subsidia para cubrir necesidad b¨¢sicas. Un kilo de carne de vacuno costaba 800 libras. Hoy, 3.000. Todo fluct¨²a con el d¨®lar, que rige supremo. En las casas de cambio uno se vende por 173 libras. En el mercado negro, por 200. La inflaci¨®n real ha superado recientemente el 200%.
El cerco econ¨®mico de las sanciones de EE UU y Europa asfixia a los damascenos. Las tarjetas de cr¨¦dito extranjeras no funcionan. De afuera no se puede enviar o recibir dinero por v¨ªas bancarias. La industria tambi¨¦n sufre. Por ejemplo, para la maquinaria pesada comprada en occidente no se pueden importar ya piezas de recambio.
¡°El embargo ha tenido un impacto negativo muy grande sobre las vidas de la gente. Los precios han aumentado. Hay escasez de recursos. Se agotan las reservas estrat¨¦gicas de trigo y derivados del crudo. Antes ten¨ªamos reservas para aguantar dos a?os. Hoy nos queda para unos meses¡±, explica en ministro de Industria, Kamal Edim Tuma. Esas sanciones han tenido un efecto principal. ¡°Para incrementar sus reservas estrat¨¦gicas, Siria ha contado con la ayuda de los aliados que cooperan con ella, como Ir¨¢n, Rusia y China¡±, explica.
El gobierno sirio fue tradicionalmente muy cuidadoso para no endeudarse con el extranjero, buscando mantener su autonom¨ªa. Hoy sus principales sectores se han visto gravemente afectados por la guerra: el algod¨®n, el petr¨®leo, los f¨¢rmacos. Este a?o, seg¨²n fuentes gubernamentales, el Producto Interior Bruto ha retrocedido seis puntos, hasta decrecer un 2%. Y Damasco resiste, como puede, con una l¨ªnea de cr¨¦dito iran¨ª de 3.600 millones de d¨®lares.
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