El milagro del a?o 2000
500 millones de personas han salido de la miseria y la mortalidad infantil ha ca¨ªdo en un 30%
Fue muy f¨¢cil no darse cuenta de que ese d¨ªa hab¨ªa ocurrido un milagro. El milagro hizo que en los siguientes diez a?os mejorase la vida de cientos de millones de pobres en todo el planeta. El 8 de septiembre de 2000, 189 jefes de Estado firmaron en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York una serie de promesas que llamaron la Declaraci¨®n del Milenio. Prometieron reducir la pobreza, el hambre, la mortalidad infantil, la discriminaci¨®n contra las mujeres y otros loables objetivos. Con raz¨®n, la gran mayor¨ªa de quienes se enteraron de esta declaraci¨®n tom¨® nota y bostez¨®.
Los pol¨ªticos nos han educado para no creerles. Especialmente cuando, cada septiembre, participan en Nueva York en ese aburrido torneo de discursos hip¨®critas, cursis y mendaces conocido como la Asamblea General de la ONU. R¨¢pidamente, la Declaraci¨®n del Milenio fue desplazada de los medios por otras noticias: la Intifada en Palestina, la negativa de Sadam Husein a aceptar las inspecciones ordenadas por la ONU, la elecci¨®n de Hillary Clinton como senadora o la decisi¨®n de la Corte Suprema de EEUU de reconocer a George W. Bush y no a Al Gore como ganador de las presidenciales.
Sin embargo, desde ese septiembre de hace 13 a?os hasta hoy, la humanidad ha experimentado la mayor reducci¨®n de la pobreza en la historia. 500 millones de personas salieron de la miseria en la que viv¨ªan, la mortalidad infantil cay¨® en un 30% y las muertes por malaria en un 25%. 200 millones de habitantes de los barrios m¨¢s pobres del mundo tuvieron acceso a agua, cloacas y mejores viviendas.
Este progreso se debi¨® a muchos factores ¡ª altas tasas de crecimiento econ¨®mico, especialmente en Asia, aumento del empleo y de los salarios, mayor gasto p¨²blico en salud y pol¨ªticas sociales m¨¢s eficaces¡ª. La expansi¨®n del comercio internacional y las inversiones extranjeras en China e India tambi¨¦n contribuyeron al enorme alivio de la pobreza en esos pa¨ªses.
Pero la adopci¨®n generalizada de la Declaraci¨®n del Milenio fue muy importante. Se definieron ocho objetivos, 18 metas concretas y 60 indicadores para medir los avances de cada una de ellas. Gobiernos y organismos internacionales se comprometieron a cumplir esas metas para una fecha concreta: 2015. Como era de esperar, los resultados han sido disparejos; Brasil, por ejemplo, alcanz¨® muchas de las metas, mientras que Ben¨ªn no logr¨® ninguna.
Pero la mayor sorpresa fue que, a pesar de lo ambicioso de los objetivos y de la crisis econ¨®mica mundial que estall¨® en 2008, el progreso ha sido extraordinario. M¨¢s a¨²n, algunas de las metas ¡ªcomo reducir a la mitad el n¨²mero de personas en extrema pobreza y aumentar el acceso al agua potable¡ª se alcanzaron antes del plazo estipulado. Otras no podr¨¢n alcanzarse en 2015, y en algunas no hubo siquiera avances ¡ªpor ejemplo, en la reducci¨®n de las emisiones de di¨®xido de carbono (CO2), que contribuyen al calentamiento global¡ª. No hay duda, por tanto, de que hay que continuar los esfuerzos, revisar las metas y, seguramente, a?adir otras.
Para definir la agenda despu¨¦s de 2015, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, nombr¨® un panel de ¡°personas eminentes¡± que redact¨® un interesante informe. Le pregunt¨¦ a Homi Kharas, un respetado experto en desarrollo que coordin¨® los trabajos de este grupo durante m¨¢s de un a?o, cu¨¢l hab¨ªa sido su principal sorpresa: ¡°Cu¨¢nto se ha acentuado la interdependencia de los pa¨ªses pobres y los ricos. Siempre existi¨®, pero ahora es m¨¢s profunda que nunca¡±.
Ya sabemos que hay una variedad de problemas que pa¨ªses ricos y pobres deben enfrentar juntos y de manera concertada. El calentamiento global o las trabas al comercio internacional son buenos ejemplos. Pero la novedad es que algunos de los problemas que antes eran caracter¨ªsticos de pa¨ªses menos desarrollados ahora tambi¨¦n son comunes en los pa¨ªses m¨¢s ricos. La desigualdad econ¨®mica es quiz¨¢s el ejemplo m¨¢s notable. En muchos pa¨ªses pobres, la desigualdad es la situaci¨®n ¡°normal¡±. Pero ahora se ha hecho presente de manera notable en Estados Unidos y Europa. En Estados Unidos, la brecha entre los ingresos del 1% m¨¢s rico y el resto de la poblaci¨®n lleg¨® en 2012 a su mayor amplitud desde 1920. Las altas tasas de desempleo que sufren los pa¨ªses europeos m¨¢s afectados por la crisis no tienen nada que envidiarle al desempleo cr¨®nico que tan com¨²n es en los pa¨ªses de menores ingresos. Hay que hacer algo.
Y lo que hay que hacer est¨¢ claro: en 2015 necesitamos un milagro parecido al que hubo en el a?o 2000. Pero esta vez tambi¨¦n debe incluir a los pa¨ªses m¨¢s desarrollados.
S¨ªgame en Twitter @moisesnaim
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.