La violencia del narco ensombrece el potencial energ¨¦tico de M¨¦xico

La monumental obra de ingenier¨ªa que rodea al yacimiento Eagle Ford, una cuenca diagonal que cruza Texas, se ve desde el espacio. El auge del gas shale (esquisto) ha conseguido que en Am¨¦rica del Norte los precios del gas sean los m¨¢s baratos del mundo, y las sospechas indican que la riqueza contin¨²a m¨¢s all¨¢ de la frontera. M¨¦xico tiene las sextas reservas m¨¢s grandes de gas esquisto del mundo, seg¨²n la Administraci¨®n de Informaci¨®n Energ¨¦tica de Estados Unidos (EIA, en ingl¨¦s). Su explotaci¨®n, fundamental dentro de la reforma energ¨¦tica promovida por el presidente Enrique Pe?a Nieto, ¡°promete la obtenci¨®n de resultados similares para el lado mexicano¡±, seg¨²n la compa?¨ªa norteamericana Schlumberger, contratista de Petr¨®leos Mexicanos (Pemex). Pero al sur del r¨ªo Bravo comienzan las sombras.

Un grupo de hombres armados atac¨® un peque?o hotel en Ciudad Mier (Tamaulipas, noreste del pa¨ªs) en abril pasado. Entre los pocos hu¨¦spedes estaban empleados de una empresa subcontratada por Pemex para hacer exploraciones en la Cuenca de Burgos, uno de los cuatro mayores campos de esquisto de M¨¦xico. Mier, a solo tres kil¨®metros de la frontera con EE UU, es un ¡°pueblo m¨¢gico¡±, un t¨ªtulo que concede el Gobierno mexicano para promover el turismo. Ahora tambi¨¦n es un pueblo fantasma. La violencia ha obligado a huir a la mayor¨ªa de los m¨¢s de 4.700 habitantes que ten¨ªa en 2010. Quedan apenas unos cientos.

Un comando armado atac¨® un peque?o hotel en Ciudad Mier en abril pasado. Entre los hu¨¦spedes estaban empleados de una empresa subcontratada por Pemex

Lo ocurrido en abril, en absoluto, era un suceso aislado en Mier, pero que los trabajadores de la empresa energ¨¦tica estuviesen en medio dispar¨® las alarmas. Aun cuando las autoridades descartaron que el ataque estuviese dirigido a ellos. El alcalde Roberto Gonz¨¢lez Gonz¨¢lez encabez¨® entonces una marcha en la que exigi¨® a las autoridades paz para el pueblo. ¡°Queremos empleo y seguridad [...] No queremos ser la Franja de Gaza¡±, afirm¨® entonces. Pe?a Nieto anunci¨® poco despu¨¦s, el 14 de mayo, el despliegue de m¨¢s tropas a Tamaulipas, un estado de tres millones de habitantes que ha sido de los m¨¢s golpeados por la violencia del crimen organizado.

Al otro extremo de Tamaulipas, muy cerca de otro de los posibles enclaves de gas, est¨¢ Tampico, a unos seiscientos kil¨®metros al sur de Ciudad Mier. Era, hace unas d¨¦cadas, uno de los s¨ªmbolos de la bonanza petrolera mexicana. El primer vuelo comercial del pa¨ªs, en 1921, fue entre este puerto en las costas del golfo de M¨¦xico y el Distrito Federal. Pero tambi¨¦n, desde hace unos a?os, se ha convertido en uno de los n¨²cleos de violencia de la guerra contra (y/o entre) carteles del narco. Antes del env¨ªo de tropas hubo fines de semana en los que se contaron hasta 31 muertos en distintos tiroteos. El secretario de Gobernaci¨®n, Miguel ?ngel Osorio Chong, afirm¨® hace unos d¨ªas que la violencia ha comenzado a reducir, pero la ONG Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) acus¨® al Gobierno de maquillar los datos.

La reforma energ¨¦tica permitir¨¢ a la inversi¨®n privada la explotaci¨®n del 85% de los campos de gas y aceite de esquisto de M¨¦xico. Este ser¨¢ el sector en el que menos intervendr¨¢ Pemex en el futuro. Las cuencas donde se encuentran los mayores yacimientos son cuatro: Burgos, Sabinas-Burro Picachos, Tampico-Misantla y Veracruz. Las cuatro asentadas en los estados de Coahuila, Nuevo Le¨®n, Tamaulipas y Veracruz. Cuatro estados donde ha operado, desde hace a?os, la delincuencia organizada, y que adem¨¢s es regi¨®n en disputa entre el cartel del Golfo y Los Zetas, dos de los grupos m¨¢s sangrientos de M¨¦xico. La extorsi¨®n, los tiroteos y los secuestros son habituales.

No obstante, la riqueza de los yacimientos es tal que ni estos riesgos desalentar¨ªan a las empresas, opina la abogada petrolera e investigadora del Centro de Investigaci¨®n y Docencia Econ¨®micas (CIDE), Miriam Grunstein. ¡°No me sorprender¨ªa si la delincuencia organizada empieza a pedir derecho de piso [extorsi¨®n] a las empresas, ?c¨®mo van a decir que no? Algunos dir¨¢n: ¡®Yo no voy a Tabasco, yo no voy a Veracruz, yo no voy a Tamaulipas¡¯ porque no les quiero pagar; pero otros dir¨¢n ¡®yo voy y les pago¡¯¡±, explica. ¡°Cuando hay un boom en la industria empieza a llegar mucho dinero y hay m¨¢s incentivos para atacar a trav¨¦s de la extorsi¨®n y el secuestro. Si pasa con los negocios en general y van a estar en zonas petroleras donde est¨¢ el cartel del Golfo, Los Zetas y para pasar necesitas¡­¡±, concluye, encogi¨¦ndose de hombros.

Duncan Wood, director del Instituto M¨¦xico del Woodrow Wilson Center, sostiene que la seguridad es un factor de preocupaci¨®n ¡ª¡°es una de las preguntas m¨¢s frecuentes que me hacen¡±¡ª pero subraya que en s¨ª misma no es un factor determinante para la explotaci¨®n del esquisto en el pa¨ªs. ¡°Las grandes empresas transnacionales est¨¢n acostumbradas a trabajar en ambientes mucho m¨¢s hostiles que M¨¦xico. Est¨¢ el caso de pa¨ªses africanos, por ejemplo¡±, afirma. ¡°El problema ser¨¢ para las peque?as y medianas, que est¨¢n acostumbradas a la seguridad de Texas¡±.

La reforma energ¨¦tica permitir¨¢ a la inversi¨®n privada la explotaci¨®n del 85% de los campos de gas y aceite de esquisto de M¨¦xico

Los empresarios mexicanos, por su parte, esperan el resultado de la estrategia de seguridad lanzada por Pe?a Nieto. ¡°Hemos dicho en muchas ocasiones que si no se avanza en un mejor clima de seguridad en Tamaulipas, las inversiones no se podr¨¢n dar como lo contempla el esp¨ªritu de la reforma. [¡­] Todo este a?o y el a?o pasado hemos tenido una baja en el dinamismo econ¨®mico por la inseguridad en el Estado¡±, comenta Juan Pablo Casta?¨®n, presidente nacional de la Patronal Mexicana (Coparmex). El empresario afirma tambi¨¦n que existe un s¨®lido inter¨¦s de compa?¨ªas estadounidenses para buscar alianzas con firmas mexicanas para explotar los yacimientos de esquisto en M¨¦xico.

Debajo de los destellos de Eagle Ford, en Mier, los soldados han comenzado a patrullar sus calles. Algunas de las casas abandonadas todav¨ªa guardan vestigios de sus ¨²ltimos ocupantes: ¡°zetas¡± rayadas en los muros. Una reportera tamaulipeca comenta al tel¨¦fono que ahora que desde que llegaron las tropas en mayo, los habitantes, poco a poco, se han animado a volver. ¡°?A d¨®nde m¨¢s pueden ir?¡±, explica. ?Y a d¨®nde fueron los que estaban antes? ¡°Dicen que se fueron al este¡±.