El testigo que m¨¢s da?a a Pyongyang
Shin es el ¨²nico norcoreano nacido en un campo de prisioneros pol¨ªticos que ha escapado
En el instante en que naci¨®, el 19 de noviembre de1 1982, Shin Dong Hyuk qued¨® condenado a cadena perpetua y a trabajos forzados. Durante sus primeros 23 a?os sobrevivi¨® sometido al peor castigo ideado por el r¨¦gimen m¨¢s cruel del mundo, el de Corea del Norte. Su primer recuerdo es una ejecuci¨®n a la que fue obligado a asistir como los otros 15.000 internos del campo 14. Ten¨ªa cuatro a?os. Fue la primera de las muchas que presenci¨® ¡ªcon reos a los que les llenan la boca de piedras para que en el ¨²ltimo suspiro no maldigan al Estado¡ª mientras crec¨ªa en una casa sin agua, ducha, retrete, camas, sillas o mesas carcomido por el hambre.
Shin es distinto a cualquier otro desertor norcoreano del que se tenga noticia porque naci¨® en la zona m¨¢s vigilada de un campo de prisioneros pol¨ªticos y logr¨® escapar para contarle al mundo c¨®mo es aquel infierno, su incre¨ªble huida y su descubrimiento de la libertad. Su extraordinaria historia, Evasi¨®n del campo 14, escrita por el entonces corresponsal del Washington Post en Se¨²l Blaine Harden, la publica en espa?ol la editorial Kailas el martes.
A los 14, cumpliendo las normas del campo que hab¨ªa memorizado y recitaba delat¨® a su madre y a su hermano. El punto tres de la regla primera del campo dice: ¡°Todo aquel que sea testigo de un intento de fuga y no informe de la misma ser¨¢ ejecutado inmediatamente¡±. Shin les hab¨ªa o¨ªdo susurrar planes de huida. Lo hizo por cumplir las normas y con la esperanza de recibir unas migajas m¨¢s de comida o un trabajo menos extenuante. No logr¨® lo uno ni lo otro.
Lo internaron en una prisi¨®n subterr¨¢nea durante seis meses y fue brutalmente torturado. En aquella mazmorra, conoci¨® a un preso mayor que nunca le dijo su nombre pero le descubri¨® que ah¨ª fuera, al otro lado de las verjas electrificadas, hab¨ªa un mundo en el que se pod¨ªa comer hasta saciarse. A?os despu¨¦s otro preso, el se?or Park, viajado e instruido, le habl¨® de China, la URSS... Juntos organizaron la fuga pero Park muri¨® en el intent¨®. Se electrocut¨® en la valla y su cad¨¢ver desplomado dej¨® el hueco por el que Shin logr¨® evadirse. Era enero de 2005. Vagabunde¨® hasta la frontera y un mes despu¨¦s cruzaba a China. En 2007, lleg¨® a Corea del Sur.
El libro est¨¢ dedicado ¡°A los norcoreanos que siguen en los campos¡±. Eso inclu¨ªa a su padre, al que dej¨® atr¨¢s all¨ª. El desertor convertido en activista tem¨ªa que lo hubieran ejecutado. Shin descubri¨® el lunes pasado que est¨¢ vivo gracias a un v¨ªdeo de propaganda del r¨¦gimen titulado Mentira y verdad que pretende desacreditar su relato. ¡°Haga lo que haga el dictador a mi padre no me va a callar la boca¡±, escribi¨® Shin en su Facebook ese d¨ªa.
El treinta?ero es el reverso del dictador Kim Jong-un, l¨ªder del r¨¦gimen hereditario que fund¨® su abuelo en la guerra que parti¨® la pen¨ªnsula coreana. Shin mide 1,67 y pesa 55 kilos. En el campo 14 asist¨ªa a una escuela donde el ¨²nico libro era una gram¨¢tica coreana y el profesor, un uniformado con pistola al cinto cuyo nombre jam¨¢s supo. Su vida era mera supervivencia. Kim, al que su pueblo denomina ¡°el querido mariscal¡± tiene una edad similar, est¨¢ tan obeso como su padre y su abuelo ¡ªalgo que contrasta con la delgadez cr¨®nica de incluso de los norcoreanos m¨¢s favorecidos¡ª, acaba de ser operado de un quiste en un tobillo por un m¨¦dico europeo, seg¨²n fuentes surcoreanas, estudi¨® en un colegio en Suiza y le encanta el lujo.
El 30 de agosto de 2013 Shin compareci¨® en una audiencia p¨²blica en la capital surcoreana ante una comisi¨®n de investigaci¨®n de la ONU. Era el testigo n¨²mero uno contra el r¨¦gimen de Corea del Norte, al que la comisi¨®n quiere llevar ante la Corte Penal Internacional por cr¨ªmenes contra la humanidad. Unas 120.000 personas viven ahora mismo en condiciones similares a las que describe Shin, cuyo relato resulta imposible confirmar pero que casa con testimonios de otros prisioneros y carceleros que han desertado y con las im¨¢genes de los campos tomadas por sat¨¦lites.
La ONU acusa a las autoridades de Pyongyang de violar sistem¨¢ticamente los derechos humanos en una magnitud ¡°que excede a cualquier otra en duraci¨®n, intensidad y horror¡±. El campo 14 existe desde hace 55 a?os. El campo de exterminio nazi de Auschwitz funcion¨® durante tres a?os, seg¨²n recuerda Evasi¨®n del campo 14.
Shin era ya un prisionero adulto cuando descubri¨® su pecado, el pecado que llev¨® a su familia a aquel campo ubicado a 65 kil¨®metros de la capital: dos t¨ªos paternos hab¨ªan desertado al sur d¨¦cadas atr¨¢s. En el perverso sistema norcoreano, la familia paga por el crimen.
Yeosang Yoon, director de la ONG surcoreana NKDB (Database Center for North Korean Human Rights), que le ayud¨® a escribir una primera biograf¨ªa en coreano (que vendi¨® 500 ejemplares), recuerda en un correo electr¨®nico la evoluci¨®n del joven. ¡°Aunque era parecido a cualquier otro coreano y hablaba coreano, su manera de pensar cuando lleg¨® era una prueba n¨ªtida de d¨®nde ven¨ªa, como si viniera de Marte o Jup¨ªter. Shin se ha adaptado gradualmente y hoy es como yo. Esa transformaci¨®n que presenci¨¦ es el mejor recuerdo que tengo¡±.
El r¨¦gimen ya no es totalmente inmune a las crecientes cr¨ªticas por la brutal vulneraci¨®n de los derechos m¨¢s b¨¢sicos. Por primera vez en 15 a?os envi¨® a su ministro de Exteriores a la Asamblea General de la ONU, ha difundido en el organismo multilateral un contrainforme para contrarrestar las cr¨ªticas, lo que en su palabrer¨ªa cl¨¢sica considera ¡°las visiones distorsionadas presentadas por fuerzas hostiles a la Rep¨²blica Popular Democr¨¢tica de Corea, sobre todo sobre la situaci¨®n de los derechos humanos, que causan serios malentendidos¡±.
Shin, nacido de dos presos unidos por los guardas como premio por su buen comportamiento, tiene los brazos torcidos porque creci¨® haciendo trabajos forzados, enormes cicatrices cicatrices por las torturas y le falta medio dedo. Su pasado es un trauma dif¨ªcil de superar. En el campo 14 no hab¨ªa cumplea?os, ¨¦l lo celebr¨® por primera vez a los 26 a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.