La ola de atropellos terroristas genera inquietud en Jerusal¨¦n
Netanyahu garantiza a Jordania el ¡®statu quo¡¯ en los lugares de culto musulm¨¢n
La inquietud crece entre los habitantes de Jerusal¨¦n ante los ataques terroristas perpetrados con un m¨¦todo de nuevo cu?o, que no necesita ni materiales ni log¨ªstica ni una red organizada: los atropellos intencionados, en muchas ocasiones contra civiles. En una ciudad hist¨®ricamente acostumbrada a la violencia no hay a¨²n p¨¢nico, pero s¨ª preocupaci¨®n. Como reconoce el portavoz policial Micky Rosenfeld, no se pudieron lograr pistas de inteligencia sobre la ejecuci¨®n de los dos atentados que han elevado la tensi¨®n, el 22 de octubre y este mi¨¦rcoles, y que dejaron cinco muertos (dos civiles y un polic¨ªa m¨¢s los dos agresores) y 20 heridos. "La vulnerabilidad es mayor, pero trabajamos para hacer frente a todas las amenazas", afirma el comandante de polic¨ªa de Jerusal¨¦n, Moshe Edri.
Reconoce que la tensi¨®n en la ciudad es "elevada", tras los acontecimientos del verano ¡ªla campa?a en Gaza o la ampliaci¨®n de colonias, entre otros¡ª y que en las pr¨®ximas semanas "puede haber ataques en otros formatos". "Vemos una disminuci¨®n significativa en los puntos habituales de disturbios gracias al despliegue de agentes, pero por desgracia experimentamos un ataque cada semana", lamenta.
Israel, que ya ten¨ªa mil polic¨ªas desplegados de forma extraordinaria en la ciudad, a?adi¨® otros 300 agentes. Su labor se centra en el tranv¨ªa, sobre la L¨ªnea Verde que divide el este y el oeste y donde se han producido los dos atropellos, una frontera en la que israel¨ªes y palestinos usan conjuntamente las paradas.
Se han instalado bloques de hormig¨®n de un metro para proteger las marquesinas y se han colocado coches patrulla sobre pasos de peatones, obst¨¢culos ante un hipot¨¦tico impacto. Tambi¨¦n hay batidas desde helic¨®pteros. Pero ante un volantazo no hay sirena alguna que advierta, como s¨ª pasa con los cohetes, resum¨ªa un oyente en Radio Israel.
El jueves hubo incidentes espor¨¢dicos en algunos barrios de Jerusal¨¦n oriental donde se celebraron homenajes a Ibrahim al Akari, el conductor que perpetr¨® el ¨²ltimo ataque. Al menos 16 palestinos fueron detenidos, lo que eleva el n¨²mero de arrestos en dos semanas a 188; de ellos, 71 son menores de edad. Otros dos ¨¢rabes de Al Arrub, cerca de Bel¨¦n (Cisjordania), fueron detenidos por el atropello, el mi¨¦rcoles por la noche, de tres soldados en el cruce de Gush Etzion (Hebr¨®n), zona de colonos. Fuentes de la seguridad interna de Israel filtraron a la prensa local que uno de los j¨®venes se entreg¨®, tras arrollar a los militares, escapar y esconderse durante la noche. Este chico, a?aden, no habr¨ªa cometido el atropello voluntariamente sino que se tratar¨ªa de un "accidente". Su t¨ªo ha dicho que perdi¨® el control de su furgoneta y escap¨® asustado.
Este viernes Jerusal¨¦n encara un nuevo viernes de oraci¨®n musulmana, tras las limitaciones impuestas tambi¨¦n esta semana al acceso de fieles a causa de los incidentes generados por la presencia de jud¨ªos ultranacionalistas que deseaban entrar a rezar en la llamada Explanada de las Mezquitas, que los jud¨ªos veneran como Monte del Templo y donde est¨¢ estrictamente vetada cualquier oraci¨®n o liturgia que no sea del islam.
El primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, llam¨® el jueves al rey Abdal¨¢ II de Jordania ¡ªcuyo Gobierno administra la Explanada, seg¨²n los acuerdos de 1994¡ª para garantizarle que se mantendr¨¢ el statu quo actual, tal y como est¨¢ pactado. Ambos l¨ªderes han llamado a buscar la calma cuanto antes. Amm¨¢n insiste en que este espacio es una "l¨ªnea roja" que Israel no puede tocar. Su seguridad interna est¨¢ en juego, ya que en Jordania viven casi dos millones de refugiados palestinos. Anoche tuvo lugar una marcha de ultranacionalistas israel¨ªes entre el lugar donde hace ocho d¨ªas fue gravemente herido uno de sus l¨ªderes, el rabino Yehuda Glick, y la Explanada. Coreaban lemas como "La mezquita se quemar¨¢ y el templo ser¨¢ reconstruido", en alusi¨®n a su anhelo de volver a controlar la zona.
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