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El texto ¨ªntegro del discurso del estado de la Uni¨®n de 2015

El presidente Obama destaca en su discurso que la econom¨ªa crece y genera empleos al ritmo m¨¢s r¨¢pido desde 1999

El presidente Barack Obama, al frente.
El presidente Barack Obama, al frente. MARK WILSON (AFP)

Comentarios del Presidente Barack Obama

Discurso sobre el Estado de la Uni¨®n

Washington, D.C.

20 de enero de 2015

Se?or Presidente de la C¨¢mara de Representantes, Se?or Vicepresidente, miembros del Congreso y conciudadanos:

Han pasado quince a?os de este nuevo siglo. Quince a?os que comenzaron con la presencia del terror en nuestras costas; que transcurrieron con una generaci¨®n en dos guerras largas y costosas; que vieron una recesi¨®n brutal que se expand¨ªa por nuestra naci¨®n y por el mundo. Han sido, y aun son, tiempos dif¨ªciles para muchos.

Pero esta noche vamos a dar un giro.

En dos semanas, mandar¨¦ al Congreso un presupuesto lleno de ideas pr¨¢cticas, no partidistas
En dos semanas, mandar¨¦ al Congreso un presupuesto lleno de ideas pr¨¢cticas, no partidistas

Esta noche, por primera vez desde el 11 de septiembre, ha terminado nuestra misi¨®n de combate en Afganist¨¢n. Hace seis a?os, casi 180.000 tropas estadounidenses prestaron servicio en Irak y Afganist¨¢n. Hoy quedan menos de 15.000. Y rendimos homenaje al valor y al sacrificio de todos los hombres y mujeres en esta generaci¨®n del 11 de septiembre que ha prestado servicio para garantizar nuestra seguridad. Nos sentimos agradecidos y honrados por su servicio.

Estados Unidos, por todo lo que hemos sufrido; por toda la determinaci¨®n y el trabajo duro requeridos para volver; por todo el trabajo que tenemos por delante, es importante saber esto:

La sombra de la crisis ha pasado y el Estado de la Uni¨®n est¨¢ fuerte.

En este momento, con una econom¨ªa en crecimiento, una disminuci¨®n de los d¨¦ficits, una industria desbordante y una producci¨®n energ¨¦tica en auge, hemos salido de la recesi¨®n con m¨¢s libertad para escribir nuestro propio futuro que cualquier otra naci¨®n en la Tierra. Ahora depende de nosotros elegir qui¨¦nes queremos ser en los pr¨®ximos quince a?os y en las d¨¦cadas venideras.

?Aceptaremos una econom¨ªa en la que solo algunos de nosotros vivamos espectacularmente bien? ?O nos comprometeremos a desarrollar una econom¨ªa que genere sueldos que aumentan y oportunidades para todos aquellos que se esfuercen?

?Nos enfrentaremos al mundo con miedo y reactivos, arrastrados a conflictos costosos que ejerzan presi¨®n en nuestras fuerzas armadas y reduzcan nuestra posici¨®n? ?O nos guiaremos de forma inteligente, usando todos los elementos de nuestro poder para derrotar nuevas amenazas y proteger a nuestro planeta?

?Vamos a dejar que lleguemos a dividirnos en facciones y nos enfrentemos los unos contra los otros, o podremos recuperar el sentido de prop¨®sito com¨²n que siempre ha propulsado a Estados Unidos hacia adelante?

Por lo tanto, el veredicto est¨¢ claro: La econom¨ªa de la clase media funciona

En dos semanas, mandar¨¦ al Congreso un presupuesto lleno de ideas pr¨¢cticas, no partidistas. Y en los meses que vienen cruzar¨¦ el pa¨ªs para defender mi postura en cuanto a esas ideas.

Por eso, esta noche, quiero centrarme menos en una lista de propuestas y centrarme m¨¢s en los valores que est¨¢n en juego a la hora de tomar las decisiones que se nos presentan.

Empieza con nuestra econom¨ªa.

Hace siete a?os, Rebekah y Ben Erler de Mineap¨®lis estaban reci¨¦n casados. Ella era camarera. ?l trabajaba en la construcci¨®n. Su primer hijo, Jack, estaba en camino.

Creamos protecciones para los trabajadores, el Seguro Social, Medicare y Medicaid para protegernos de la peor adversidad

Eran j¨®venes, estaban enamorados en Estados Unidos y hab¨ªa muchas posibilidades de mejorar eso.

¡°Si tan solo hubi¨¦ramos sabido¡±, me escribi¨® Rebekah en la primavera, ¡°lo que estaba a punto de suceder en el sector inmobiliario y de la construcci¨®n¡±. Con la agudizaci¨®n de la crisis, el negocio de Ben cay¨® en picada, por lo que ¨¦l acept¨® cualquier trabajo que pudo encontrar, incluso si eso significaba tener que viajar durante largos per¨ªodos de tiempo. Rebekah consigui¨® pr¨¦stamos de estudiante, se inscribi¨® en un colegio comunitario y tom¨® la decisi¨®n de cambiar de profesi¨®n. Se sacrificaron el uno por el otro. Y poco a poco vieron el fruto. Compraron su primera vivienda. Tuvieron su segundo hijo, Henry. Rebekah consigui¨® un trabajo mejor y luego un aumento de sueldo. Ben ha vuelto a la construcci¨®n, y llega a casa para cenar todos los d¨ªas.

¡°Es incre¨ªble¡±, escribi¨® Rebekah, ¡°de lo que uno puede recuperarse cuando tiene que hacerlo... somos una familia fuerte y muy unida que ha superado momentos extremadamente dif¨ªciles¡±.

Somos una familia fuerte y muy unida que ha superado momentos extremadamente dif¨ªciles.

Estados Unidos, la historia de Rebekah y Ben es nuestra historia. Ellos representan a millones que han trabajado duro y han hecho recortes y sacrificios y cambios. Ustedes son la raz¨®n por la que quise asumir este cargo. Ustedes son la gente que ten¨ªa en mis pensamientos hace seis a?os este mismo d¨ªa, en los meses m¨¢s dif¨ªciles de la crisis, cuando me puse de pie en los escalones de este Capitolio y promet¨ª que reconstruir¨ªa la econom¨ªa sobre una nueva base. Y han sido sus esfuerzos y resistencia los que han hecho posible que nuestro pa¨ªs salga de la crisis m¨¢s fuerte que antes.

Cuarenta y tres millones de trabajadores no tienen licencia pagada por enfermedad

Confiamos en poder detener el flujo de trabajos que se mandan al extranjero y traer trabajos nuevos a nuestras costas. En los ¨²ltimos cinco a?os nuestras empresas han creado m¨¢s de 11 millones de puestos de trabajo nuevos.

Confiamos en nuestra capacidad de reducir nuestra dependencia del petr¨®leo extranjero y proteger nuestro planeta. Y hoy, Estados Unidos es el n¨²mero uno en petr¨®leo y gas. Estados Unidos es el n¨²mero uno en energ¨ªa e¨®lica. Cada tres semanas introducimos en las redes la misma cantidad de energ¨ªa solar que en todo el a?o 2008. Y gracias a que ha bajado el precio de la gasolina y han aumentado los est¨¢ndares de combustible, la familia promedio este a?o deber¨ªa ahorrarse $750 en gasolina.

Confiamos en que podemos preparar a nuestros hijos para un mundo m¨¢s competitivo. Y hoy, nuestros estudiantes m¨¢s j¨®venes han obtenido las notas m¨¢s altas en matem¨¢ticas y lectura de la historia, las cifras de graduaci¨®n de la escuela secundaria han batido un nuevo r¨¦cord, y m¨¢s personas que viven en Estados Unidos terminan la universidad que antes.

Confiamos en que al contar con regulaciones prudentes podr¨ªamos prevenir otra crisis, proteger a las familias de la ruina y fomentar la competencia justa. En la actualidad, tenemos nuevas herramientas para acabar con los rescates financieros pagados por los contribuyentes y un nuevo defensor del consumidor que nos proteja de los pr¨¦stamos y las pr¨¢cticas crediticias abusivas. Tan solo en el ¨²ltimo a?o, unos diez millones de personas que viv¨ªan en Estados Unidos sin seguro m¨¦dico por fin cuentan con la seguridad de tener cobertura de salud.

A cada paso, nos dec¨ªan que nuestros objetivos no eran correctos o que eran demasiado ambiciosos; que destruir¨ªamos empleos y aumentar¨ªamos el d¨¦ficit. En lugar de eso, hemos visto el crecimiento econ¨®mico m¨¢s r¨¢pido en m¨¢s de una d¨¦cada, el d¨¦ficit reducido en dos tercios, un aumento del doble en el mercado burs¨¢til y la inflaci¨®n en atenci¨®n m¨¦dica m¨¢s baja de los ¨²ltimos cincuenta a?os.

Buena suerte, Capit¨¢n Kelly, y aseg¨²rese de compartir sus aventuras con todos nosotros por Instagram.

Por lo tanto, el veredicto est¨¢ claro: La econom¨ªa de la clase media funciona. Expandir las oportunidades funciona. Y estas pol¨ªticas seguir¨¢n funcionando, siempre que la pol¨ªtica no se interponga en su camino. No podemos frenar el crecimiento empresarial ni poner en riesgo nuestra econom¨ªa con cierres de la administraci¨®n del gobierno ni confrontaciones fiscales. No podemos arriesgar la seguridad de las familias al quitarles el seguro de salud, ni deshacer las nuevas reglas en Wall Street, ni volver a las mismas luchas del pasado sobre inmigraci¨®n cuando lo que tenemos que hacer es arreglar el sistema. Y si llega a mi despacho un proyecto de ley que pretenda hacer cualquiera de estas cosas, lo vetar¨¦.

Hoy, gracias a una econom¨ªa en crecimiento, la recuperaci¨®n est¨¢ tocando m¨¢s y m¨¢s vidas. Los salarios por fin est¨¢n empezando a aumentar. Sabemos que m¨¢s peque?os empresarios van a aumentar el sueldo de sus empleados que en cualquier momento desde 2007. Sin embargo, la cuesti¨®n es que los que estamos en esta sala esta noche no debemos conformarnos solo con que el gobierno no se convierta en un freno para el progreso que estamos logrando. Debemos hacer m¨¢s que evitar empeorar. Esta noche, juntos, hagamos m¨¢s por recuperar la conexi¨®n entre el trabajo duro y la creaci¨®n de oportunidades para todas las personas que viven en Estados Unidos.

Porque las familias como la de Rebekah a¨²n necesitan nuestra ayuda. Ella y Ben trabajan m¨¢s que nunca, pero tienen que renunciar a las vacaciones y a un autom¨®vil nuevo para poder pagar los pr¨¦stamos de estudiantes y ahorrar para la jubilaci¨®n. El cuidado infantil b¨¢sico para Jack and Henry cuesta m¨¢s que su hipoteca y casi tanto como un a?o en la Universidad de Minnesota. Como millones de trabajadores que viven en Estados Unidos, Rebekah no est¨¢ pidiendo ayuda financiera; pero s¨ª nos pide que busquemos m¨¢s maneras de ayudar a las familias a salir adelante.

De hecho, siempre que hemos presenciado un cambio econ¨®mico en nuestra historia, este pa¨ªs ha tomado medidas audaces para adaptarse a nuevas circunstancias y para asegurar que todos tengan una oportunidad justa. Creamos protecciones para los trabajadores, el Seguro Social, Medicare y Medicaid para protegernos de la peor adversidad. Les dimos a nuestros ciudadanos escuelas y universidades, infraestructura e Internet, las herramientas que necesitaban para llegar hasta donde los llevaran sus esfuerzos.

Eso es lo que significa la econom¨ªa de la clase media: la idea de que este pa¨ªs va mejor cuando todos tienen una oportunidad justa, todos ponen de su parte y todos siguen las mismas reglas. No solo queremos que todos compartan el ¨¦xito de Estados Unidos, queremos que todos contribuyan a nuestro ¨¦xito.

Ning¨²n pa¨ªs extranjero, ning¨²n hacker, deber¨ªa ser capaz de paralizar nuestras redes, robar nuestros secretos comerciales o invadir la privacidad de las familias estadounidenses

Entonces, ?qu¨¦ necesita la econom¨ªa de la clase media en nuestros tiempos?

Primero, la econom¨ªa de la clase media significa ayudar a las familias trabajadoras a sentirse m¨¢s seguras en un mundo de cambios constantes. Eso significa ayudar a la gente a pagar el cuidado infantil, la universidad, la atenci¨®n m¨¦dica, una casa y la jubilaci¨®n, y mi presupuesto abordar¨¢ cada uno de estos asuntos, mediante la reducci¨®n de impuestos de las familias trabajadoras y la recuperaci¨®n de miles de d¨®lares en sus bolsillos cada a?o.

Aqu¨ª tienen un ejemplo. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando hombres como mi abuelo se fueron a luchar, era muy importante para la seguridad nacional que las mujeres como mi abuela formaran parte de la fuerza laboral; por eso, el pa¨ªs empez¨® a ofrecer cuidado infantil universal. En nuestra econom¨ªa actual, cuando tener a ambos padres en la fuerza laboral es una necesidad econ¨®mica para muchas familias, hace falta tener cuidado infantil asequible de alta calidad m¨¢s que nunca. No es algo que sea agradable tener. Es algo que necesitamos tener. Es hora de que dejemos de tratar el cuidado infantil como un tema secundario, o un tema de mujeres y lo tratemos como la prioridad econ¨®mica nacional que es para todos nosotros. Y es por eso que mi plan har¨¢ que el cuidado infantil de alta calidad est¨¦ m¨¢s disponible, y sea m¨¢s asequible, para todas las familias de clase media y de bajos ingresos con ni?os peque?os en Estados Unidos; con m¨¢s cupos y un nuevo recorte de impuestos de 3.000 d¨®lares por ni?o, por a?o.

Aqu¨ª tienen otro ejemplo. En la actualidad somos el ¨²nico pa¨ªs avanzado de la Tierra que no garantiza la licencia pagada por enfermedad ni la licencia pagada por maternidad a nuestros trabajadores y trabajadoras. Cuarenta y tres millones de trabajadores no tienen licencia pagada por enfermedad. Cuarenta y tres millones. Piensen sobre eso. Y que eso obliga a demasiados padres a tomar la decisi¨®n dif¨ªcil de elegir entre un sueldo o quedarse en casa con su hijo enfermo. Por eso voy a tomar una nueva medida para ayudar a los estados a crear sus propias leyes de licencia pagada. Y puesto que la licencia pagada por enfermedad gan¨® donde se someti¨® a votaci¨®n el pasado noviembre, somet¨¢mosla a aqu¨ª mismo en Washington. M¨¢ndenme un proyecto de ley que ofrezca a todos los trabajadores de Estados Unidos la oportunidad de recibir siete d¨ªas de licencia pagada por enfermedad. Es lo correcto.

Por supuesto, nada ayuda m¨¢s a las familias a llegar a fin de mes que un aumento de sueldo. Por eso este Congreso a¨²n tiene que aprobar una ley que garantice que la mujer reciba el mismo salario que el hombre cuando hace el mismo trabajo. En serio. Es el a?o 2015. Ya es hora. Todav¨ªa necesitamos garantizar que los trabajadores reciban el tiempo extra que se han ganado. Quiero decirles a todos los miembros de este Congreso que todav¨ªa se niegan a aumentar el salario m¨ªnimo lo siguiente: Si realmente creen que ustedes ser¨ªan capaces de trabajar a tiempo completo y mantener una familia con un sueldo anual inferior a 15.000 d¨®lares, int¨¦ntenlo. Si no, voten para darles a millones de las personas m¨¢s trabajadoras en Estados Unidos un aumento.

Estoy determinado y no desistir¨¦ hasta que cerremos la prisi¨®n. Nosotros no somos as¨ª.

Estas ideas no har¨¢n que todos sean ricos, ni eliminar¨¢n las dificultades para todos. Esa no es la funci¨®n del gobierno. Para dar a las familias trabajadoras una oportunidad justa, todav¨ªa necesitaremos m¨¢s empresarios que miren m¨¢s all¨¢ de los ingresos del pr¨®ximo trimestre y que reconozcan que invertir en su fuerza laboral les va a beneficiar a la larga. Todav¨ªa necesitamos leyes que refuercen en lugar de debilitar a los sindicatos y que les den voz a los trabajadores en Estados Unidos. Sin embargo, cosas como el cuidado infantil y la licencia por enfermedad pagada y el mismo salario para mujeres y hombres; cosas como primas hipotecarias m¨¢s bajas y el salario m¨ªnimo m¨¢s alto, estas ideas marcar¨¢n una diferencia significativa en las vidas de millones de familias. Eso es un hecho. Y eso es lo que a todos nosotros, republicanos y dem¨®cratas por igual, nos han mandado a hacer aqu¨ª.

Segundo, para asegurar que la gente siga recibiendo sueldos m¨¢s altos en el futuro, tenemos que hacer m¨¢s para ayudar a que las personas que viven en Estados Unidos adquieran nuevas habilidades.

Es posible mejorar una ley que confirme nuestra tradici¨®n como una naci¨®n de leyes y una naci¨®n de inmigrantes

Estados Unidos prosper¨® en el siglo XX porque hicimos que la escuela secundaria fuera gratuita, mandamos a una generaci¨®n entera de soldados a la universidad y entrenamos a la fuerza de laboral del mundo. Sin embargo, en la econom¨ªa del siglo XXI que recompensa el conocimiento m¨¢s que nunca, tenemos que hacer m¨¢s.

Cuando termine esta d¨¦cada, dos de cada tres ofertas de empleo requerir¨¢n al menos alg¨²n nivel de educaci¨®n superior. Dos de cada tres. Y a¨²n as¨ª, vivimos en un pa¨ªs donde hay demasiadas personas inteligentes y que se esfuerzan que no pueden conseguir la educaci¨®n que necesitan porque no se lo pueden permitir. No es justo para ellos y no es inteligente para nuestro futuro.

Por eso voy a mandarle al Congreso un nuevo y audaz plan para reducir el costo de los colegios comunitarios a cero.

El 40% de nuestros estudiantes universitarios eligen un colegio comunitario. Algunos son j¨®venes y acaban de empezar. Otros son mayores y buscan un empleo mejor. Algunos son veteranos y padres solteros que intentan volver al mercado laboral. Quienquiera que sea usted, este plan es su oportunidad para graduarse preparado para la nueva econom¨ªa, sin una gran deuda a sus espaldas. Tiene que entender que tiene que gan¨¢rselo, tendr¨¢ que mantener sus notas altas y graduarse a tiempo. Tennessee, un estado con un liderazgo republicano, y Chicago, una ciudad con un liderazgo dem¨®crata, nos ense?an que los colegios comunitarios gratis son posibles. Quiero ver esa idea extenderse en todo Estados Unidos, para que dos a?os de estudios en colegios comunitarios sean gratuitos y universales en Estados Unidos como la educaci¨®n secundaria lo es en la actualidad. Y quiero trabajar con este Congreso, para asegurarnos de que aquellos abrumados con la carga de pr¨¦stamos estudiantes puedan reducir sus pagos mensuales, para que la deuda de estudiante no haga que nadie arruine sus sue?os.

Gracias al gran trabajo del Vicepresidente Biden de actualizar nuestro sistema de capacitaci¨®n laboral, estamos conectando los colegios comunitarios con empresarios locales para adiestrar a trabajadores para ocupar puestos de trabajo altamente remunerados como codificaci¨®n, enfermer¨ªa y rob¨®tica. Esta noche tambi¨¦n les pido a m¨¢s empresas que sigan el ejemplo de compa?¨ªas como CVS y UPS, y que ofrezcan m¨¢s beneficios educativos y pr¨¢cticas pagadas; oportunidades que permiten a los trabajadores tener acceso a puestos de trabajo mejor pagados incluso si no han cursado una educaci¨®n superior.

Y ahora que una nueva generaci¨®n de veteranos vuelve a casa, les debemos todas las oportunidades posibles para vivir el Sue?o Americano que ayudaron a defender. Ya hemos conseguido mucho por garantizar que todos los veteranos tengan acceso a los mejores servicios. Estamos reduciendo la lista de casos pendientes que ten¨ªa a demasiados veteranos esperando meses, si no a?os, para recibir los beneficios que necesitan, y estamos haciendo que sea m¨¢s sencillo para los veteranos convertir su adiestramiento y experiencia en empleos civiles. Joining Forces, la campa?a nacional lanzada por Michelle y Jill Biden, por ahora ha ayudado a casi 700.000 veteranos y c¨®nyuges militares a conseguir nuevos trabajos. A cada director general de Estados Unidos, d¨¦jenme repetirles: Si quieren contratar a alguien que sin duda haga el trabajo, contraten a un veterano.

Por ¨²ltimo, a medida que capacitamos mejor a nuestros trabajadores, tambi¨¦n necesitamos que la nueva econom¨ªa contin¨²e creando puestos de trabajo altamente remunerados para que los ocupen nuestros trabajadores.

Desde 2010, Estados Unidos ha creado m¨¢s puestos de trabajo que Europa, Jap¨®n y todas las dem¨¢s econom¨ªas avanzadas juntas. Nuestros fabricantes han agregado casi 800,000 empleos nuevos. Algunos de nuestros sectores fundamentales, como nuestra industria automotriz, est¨¢n en auge. Pero tambi¨¦n hay millones de personas que viven en Estados Unidos que tienen trabajos que ni siquiera exist¨ªan hace diez o veinte a?os: trabajos en empresas como Google, eBay y Tesla.

Por lo que nadie sabe con certeza cu¨¢les ser¨¢n las industrias que generar¨¢n puestos de trabajo en el futuro. Pero sabemos que los queremos aqu¨ª en Estados Unidos. Es por ello que la tercera parte del progreso econ¨®mico de la clase media consiste en crear la econom¨ªa m¨¢s competitiva del mundo, el lugar donde las empresas querr¨¢n ubicarse y contratar.

Las empresas del siglo XXI necesitan una infraestructura del siglo XXI: puertos modernos, puentes m¨¢s s¨®lidos, trenes m¨¢s veloces e Internet m¨¢s r¨¢pido. Los dem¨®cratas y los republicanos sol¨ªan estar de acuerdo en esto. As¨ª que pongamos la mira en algo m¨¢s ambicioso que un simple oleoducto. Aprobemos un plan de infraestructuras bipartidista que tenga el potencial de multiplicar por m¨¢s de treinta los puestos de trabajo creados por a?o y de hacer que este pa¨ªs sea m¨¢s fuerte durante las d¨¦cadas venideras.

Las empresas del siglo XXI, incluidas las peque?as empresas, tienen que vender m¨¢s productos de Estados Unidos en el extranjero. En la actualidad, nuestras empresas exportan m¨¢s que nunca y los exportadores tienden a pagar mejores salarios a sus trabajadores. Pero al mismo tiempo, China desea establecer las reglas de la regi¨®n con el crecimiento m¨¢s r¨¢pido del mundo. Eso pondr¨ªa a nuestros trabajadores y nuestras empresas en desventaja. ?Por qu¨¦ deber¨ªamos dejar que eso ocurra? Somos nosotros quienes deber¨ªamos establecer esas reglas. Somos nosotros quienes deber¨ªamos fijar condiciones equitativas. Por ello, les pido a ambos partidos que me otorguen la autoridad de promoci¨®n comercial a fin de proteger a los trabajadores que viven en Estados Unidos y celebrar nuevos tratados comerciales s¨®lidos con pa¨ªses de Asia a Europa que no solo sean de libre comercio sino que tambi¨¦n promuevan un comercio justo.

Miren, yo soy el primero en admitir que los tratados comerciales anteriores no han cumplido siempre con las expectativas y por eso hemos ido a por los pa¨ªses que rompen las reglas a nuestra costa. Pero el 95% de los consumidores del mundo viven fuera de nuestras fronteras y no podemos renunciar a esas oportunidades. M¨¢s de la mitad de los ejecutivos del sector manufacturero han expresado que est¨¢n estudiando de forma activa c¨®mo traer empleos de vuelta desde China. D¨¦mosles otra raz¨®n m¨¢s para hacerlo.

Las empresas del siglo XXI depender¨¢n de la ciencia, la tecnolog¨ªa, la investigaci¨®n y el desarrollo que se realice en Estados Unidos. Quiero que el pa¨ªs que elimin¨® la poliomielitis y mape¨® el genoma humano d¨¦ pie a una nueva era en el campo de la medicina: un pa¨ªs que sea capaz de prestar el tratamiento adecuado en el momento correcto. En algunos pacientes con fibrosis qu¨ªstica, este enfoque ha servido para revertir una enfermedad que se cre¨ªa incontenible. Esta noche, voy a lanzar una Iniciativa de medicina de precisi¨®n que nos acercar¨¢ m¨¢s a curar enfermedades como el c¨¢ncer y la diabetes, y que nos dar¨¢ a todos acceso a la informaci¨®n personalizada que precisamos para cuidar mejor nuestra salud y la de nuestras familias.

Tengo la intenci¨®n de proteger un Internet libre y abierto, ampliar su alcance a todas las aulas y a todas las comunidades, y ayudar a los especialistas a construir redes m¨¢s r¨¢pidas, para que la pr¨®xima generaci¨®n de innovadores y emprendedores digitales tengan la plataforma para seguir transformando nuestro mundo.

Quiero que las personas que viven en Estados Unidos ganen la carrera en pos de los descubrimientos que crear¨¢n toda una serie de trabajos nuevos: convirtamos la luz solar en combustible l¨ªquido, creemos pr¨®tesis revolucionarias para que un veterano que dio sus brazos por este pa¨ªs pueda jugar al b¨¦isbol otra vez con su hijo, exploremos los confines del sistema solar no simplemente para visitarlos sino para quedarnos. El mes pasado, lanzamos una nueva astronave como parte del flamante programa espacial que va a llevar a astronautas estadounidenses a Marte. Dentro de dos meses, a fin de prepararnos para dichas misiones, Scott Kelly realizar¨¢ una estancia de un a?o en el espacio. Buena suerte, Capit¨¢n Kelly, y aseg¨²rese de compartir sus aventuras con todos nosotros por Instagram.

Ahora, la verdad es que cuando se trata de temas como la infraestructura y la investigaci¨®n b¨¢sica, s¨¦ que tenemos el apoyo bipartidista en esta c¨¢mara. Me lo han comunicado miembros de ambos partidos. Sin embargo, solemos toparnos demasiado a menudo con dificultades insalvables cuando intentamos decidir c¨®mo pagar esas inversiones. Las personas que vivimos en Estados Unidos no estamos en contra de pagar la parte de los impuestos que nos corresponde siempre que los dem¨¢s tambi¨¦n lo hagan. Pero durante demasiado tiempo, los cabilderos han ama?ado el c¨®digo fiscal con lagunas tributarias que permiten que ciertas corporaciones no paguen nada mientras los dem¨¢s pagan toda la carga. Lo han plagado de concesiones que los superricos no necesitan y han negado un recorte a las familias de clase media que s¨ª lo necesitan.

Este a?o tenemos una oportunidad de cambiar todo esto. Cerremos las lagunas tributarias para dejar de recompensar a las empresas que mantienen las ganancias en el extranjero y premiar a aquellas que invierten en Estados Unidos. Usemos esos ahorros para reconstruir nuestra infraestructura a fin de atraer a las empresas para que traigan los empleos de vuelta a casa. Simplifiquemos el sistema y dejemos que los propietarios de las peque?as empresas hagan su declaraci¨®n con base en sus estados de cuenta bancarios reales, en vez de la cantidad de contadores que se puedan permitir. Y cerremos las lagunas tributarias que fomentan la desigualdad al permitir que el uno por ciento m¨¢s rico evite pagar impuestos sobre su riqueza acumulada. Podemos usar ese dinero para ayudar a m¨¢s familias a pagar sus gastos de cuidado infantil y enviar a sus hijos a la universidad. Necesitamos un c¨®digo fiscal que ayude realmente a los trabajadores que viven en Estados Unidos a progresar en la nueva econom¨ªa, y podemos lograrlo juntos.

Ayudemos a las familias trabajadoras a llegar a fin de mes sin dificultades. D¨¦mosles las herramientas que necesitan para conseguir empleos bien remunerados en esta nueva econom¨ªa. Mantengamos las condiciones que fomentan el crecimiento y la competitividad. Ese es el rumbo que debe tomar Estados Unidos. Estoy convencido de que es el rumbo que quieren tomar las personas que viven en Estados Unidos. Es el rumbo que har¨¢ que nuestra econom¨ªa sea m¨¢s fuerte de aqu¨ª a un a?o, dentro de quince a?os y bien entrado el siglo.

Por supuesto, si hay algo que nos ha ense?ado este siglo es que no podemos separar el trabajo que debemos realizar aqu¨ª de los desaf¨ªos que tenemos m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras.

Mi primer deber como Comandante en Jefe es defender a Estados Unidos de Am¨¦rica. En esa capacidad la pregunta no es si Estados Unidos lidera el mundo, sino c¨®mo lo hace. Cuando tomamos decisiones apresuradas y reaccionamos ante los titulares en vez de usar nuestra cabeza, cuando la primera respuesta ante un desaf¨ªo es enviar a nuestras fuerzas armadas, corremos el riesgo de ser arrastrados a pelear en conflictos innecesarios y le damos la espalda a la estrategia de m¨¢s amplio prospecto que necesitamos para tener un mundo m¨¢s seguro y pr¨®spero. Eso es lo que nuestros enemigos quieren que hagamos.

Yo creo en un liderazgo estadounidense m¨¢s inteligente. Lideramos mejor cuando combinamos nuestro dominio militar con una estrategia diplom¨¢tica s¨®lida, cuando utilizamos nuestro poder para formar alianzas internacionales, cuando no dejamos que nuestros temores nos cieguen y nos impidan ver las oportunidades que nos presenta este nuevo siglo. Esto es exactamente lo que estamos haciendo ahora mismo, y est¨¢ marcando la diferencia alrededor del mundo.

En primer lugar, nos mantenemos unidos en solidaridad con las personas de todo el mundo que han sido atacadas por los terroristas, desde una escuela en Pakist¨¢n hasta las calles de Par¨ªs. Seguiremos persiguiendo y acabando con los terroristas, adem¨¢s de desmantelar sus redes y nos reservamos el derecho de actuar unilateralmente, como hemos hecho sin cesar desde que asum¨ª mi cargo para eliminar a los terroristas que representan una amenaza directa para nosotros y nuestros aliados.

Al mismo tiempo, en los ¨²ltimos trece a?os hemos aprendido algunas lecciones costosas.

En lugar de tener patrullas americanas en los valles de Afganist¨¢n, hemos entrenado a sus fuerzas de seguridad, que ahora se encuentran a cargo, y hemos honrado el sacrificio de nuestras tropas con el apoyo la primera transici¨®n democr¨¢tica de ese pa¨ªs. En lugar de enviar a un gran n¨²mero de fuerzas armadas al extranjero, vamos a formar alianzas con pa¨ªses del sur de Asia al norte de ?frica para denegar a los terroristas que amenazan a Estados Unidos un lugar para refugiarse.

En Irak y Siria, el liderazgo estadounidense, que incluye nuestro poder militar, est¨¢ parando el avance de ISIL. En lugar de vernos arrastrados a otra guerra terrestre en Oriente Medio, estamos liderando una amplia coalici¨®n que incluye a las naciones ¨¢rabes para degradar y, en ¨²ltima instancia, destruir a este grupo terrorista. Tambi¨¦n estamos apoyando una oposici¨®n moderada en Siria que nos pueda ayudar con estos esfuerzos a nivel mundial para asistir a la gente que se alza contra la ideolog¨ªa sin fundamento del extremismo violento. Este esfuerzo va a requerir tiempo. Y va a requerir concentraci¨®n. Pero triunfaremos. Y esta noche le pido al Congreso que le muestre al mundo que estamos unidos en esta misi¨®n y que apruebe una resoluci¨®n que autorice el uso de la fuerza contra ISIL.

En segundo lugar, estamos demostrando el poder de la diplomacia y la fuerza estadounidenses. Estamos defendiendo el principio de que las naciones grandes no pueden intimidar a las peque?as: es lo que hemos hecho al oponernos a la agresi¨®n rusa, respaldar la democracia en Ucrania y tranquilizar a nuestros aliados de la OTAN. El a?o pasado, mientras realiz¨¢bamos el dif¨ªcil trabajo de imponer sanciones junto con nuestros aliados, algunos sugirieron que la agresi¨®n del Sr. Putin era una exhibici¨®n magistral de estrategia y fuerza. Bueno, lo cierto es que quien se mantiene hoy fuerte y unida a nuestros aliados es Estados Unidos, mientras que Rusia est¨¢ aislada y con una econom¨ªa en ruinas. Es as¨ª como Estados Unidos lidera: no con fanfarronadas, sino con determinaci¨®n persistente y constante.

En Cuba, estamos poniendo fin a una pol¨ªtica que deber¨ªa haber terminado hace tiempo. Cuando uno hace algo que no funciona durante cincuenta a?os, es hora de probar algo nuevo. Nuestro cambio de pol¨ªtica en relaci¨®n con Cuba tiene el potencial de poner punto final a un legado de falta de confianza en nuestro hemisferio; desmorona una excusa ficticia para imponer restricciones en Cuba; defiende los valores democr¨¢ticos; y extiende una mano de amistad al pueblo cubano. Y este a?o, el Congreso deber¨ªa iniciar el trabajo de poner fin al embargo. Como dijo Su Santidad, el papa Francisco, la diplomacia es un trabajo de ¡°peque?os pasos¡±. Y estos peque?os pasos han ido sum¨¢ndose para dar una nueva esperanza al futuro de Cuba. Despu¨¦s de pasar a?os en prisi¨®n, el hecho de que Alan Gross est¨¦ de nuevo entre nosotros nos llena de dicha: bienvenido a casa, Alan.

Nuestra diplomacia est¨¢ funcionando en Ir¨¢n, donde por primera vez en una d¨¦cada hemos detenido el progreso de su programa nuclear y reducido sus reservas de materiales nucleares. Entre ahora y esta primavera, tenemos la oportunidad de negociar un acuerdo exhaustivo que servir¨¢ para prevenir el surgimiento de un Ir¨¢n con armas nucleares y garantizar la seguridad de Estados Unidos y sus aliados, entre los que se encuentra Israel, a la vez que evitar¨¢ otro conflicto armado en Oriente Medio. No hay ninguna garant¨ªa de que las negociaciones tendr¨¢n ¨¦xito, y mantendr¨¦ todas las opciones sobre la mesa para prevenir que Ir¨¢n tenga armas nucleares. Sin embargo, si este Congreso aprueba nuevas sanciones en este preciso momento, se producir¨¢ ni m¨¢s ni menos que el fracaso de los esfuerzos diplom¨¢ticos: estas medidas distanciar¨ªan a Estados Unidos de sus aliados y asegurar¨ªan que Ir¨¢n volviese a iniciar su programa nuclear. No tiene sentido. Por esa raz¨®n, vetar¨¦ cualquier proyecto de ley que imponga nuevas sanciones y ponga en peligro nuestro progreso. Las personas que viven en Estados Unidos esperan que entremos en guerra solo como recurso de ¨²ltima instancia y tengo la intenci¨®n de mantenerme fiel a esa sabidur¨ªa.

En tercer lugar, para dar forma al nuevo siglo estamos poniendo la mira m¨¢s all¨¢ de los temas que nos han mantenido ocupados en el pasado.

Ning¨²n pa¨ªs extranjero, ning¨²n hacker, deber¨ªa ser capaz de paralizar nuestras redes, robar nuestros secretos comerciales o invadir la privacidad de las familias estadounidenses, en especial la de nuestros ni?os. Nos vamos a asegurar de que nuestro gobierno integre los datos de inteligencia para combatir las ciberamenazas al igual que hemos hecho para combatir el terrorismo. Y esta noche exhorto al Congreso a que apruebe finalmente la legislaci¨®n que necesitamos para hacer frente mejor a las cambiantes amenazas que presentan los ciberataques, combatir el robo de identidad y proteger la seguridad de la informaci¨®n de nuestros ni?os. Si no actuamos, dejaremos a nuestra naci¨®n y a nuestra econom¨ªa en una situaci¨®n vulnerable. Si lo hacemos, podremos seguir protegiendo los avances tecnol¨®gicos que han creado incontables oportunidades para personas de todo el mundo.

En ?frica Occidental, nuestras tropas, nuestros cient¨ªficos, nuestros m¨¦dicos, nuestros enfermeros y profesionales m¨¦dicos est¨¢n revirtiendo el ¨¦bola, salvando innumerables vidas e impidiendo la propagaci¨®n de la enfermedad. No podr¨ªa sentirme m¨¢s orgulloso de ellos, y le doy las gracias a este Congreso por el respaldo bipartidista otorgado a sus esfuerzos. Pero resta mucho por hacer y el mundo tiene que aprender de esta lecci¨®n para crear una iniciativa global m¨¢s eficaz a fin de prevenir la propagaci¨®n de futuras pandemias, invertir en desarrollo inteligente y erradicar la pobreza extrema.

En la regi¨®n Asia-Pac¨ªfico, estamos modernizando nuestras alianzas mientras nos aseguramos de que las dem¨¢s naciones cumplan con las reglas al realizar operaciones de comercio internacional, resolver disputas mar¨ªtimas y participar en desaf¨ªos internacionales comunes como la no proliferaci¨®n y la prestaci¨®n de ayuda ante desastres naturales. Y no hay ning¨²n desaf¨ªo, ning¨²n desaf¨ªo, que presente una amenaza mayor a las generaciones futuras que el cambio clim¨¢tico.

El a?o 2014 fue el m¨¢s caluroso que se ha registrado en la historia de nuestro planeta. Y s¨¦ que un a?o no sirve para indicar una tendencia, pero esto s¨ª sirve: 14 de los 15 a?os m¨¢s calurosos registrados en la historia se encuentran todos en los primeros 15 a?os de este siglo.

He o¨ªdo a gente que intenta evitar las pruebas al decir que no son cient¨ªficos; que no tenemos suficiente informaci¨®n para actuar. Bueno, yo tampoco soy cient¨ªfico. ?Pero saben qu¨¦? Conozco a muchos cient¨ªficos fabulosos en la NASA, en la NOAA y en nuestras mejores universidades y todos los mejores cient¨ªficos del mundo nos est¨¢n diciendo que si nuestras acciones est¨¢n cambiando el clima y si no actuamos contundentemente, seguiremos viendo subidas en el nivel de los oc¨¦anos, olas de calor m¨¢s largas y calurosas, sequ¨ªas e inundaciones peligrosas y otras alteraciones masivas del clima que podr¨¢n generar m¨¢s movimiento migratorio, enfrentamientos y hambre alrededor del mundo.

El Pent¨¢gono dice que el cambio clim¨¢tico supone riesgos inmediatos a nuestra seguridad nacional. Deber¨ªamos actuar como si as¨ª fuera.

Es por eso que en los ¨²ltimos seis a?os hemos hecho m¨¢s que nunca para combatir el cambio clim¨¢tico, desde la forma en la que producimos energ¨ªa hasta la manera en la que la consumimos. Es por eso que hemos reservado m¨¢s tierras y aguas de dominio p¨²blico que en ninguna otra administraci¨®n de la historia. Y es por eso que no dejaremos que este Congreso ponga en peligro la salud de nuestros ni?os y nos haga retroceder al revertir nuestros esfuerzos. Estoy decidido a garantizar que el liderazgo estadounidense impulse las acciones a nivel internacional. En Pek¨ªn, hicimos un anuncio hist¨®rico: Estados Unidos duplicar¨¢ el ritmo de reducci¨®n de nuestra poluci¨®n de carbono y China se comprometi¨® por primera vez a limitar sus emisiones. Y porque las dos econom¨ªas m¨¢s grandes del mundo aunaron esfuerzos, otros pa¨ªses ahora est¨¢n dando un paso al frente y dan esperanzas de que este a?o, por fin, las naciones del mundo lleguen a un acuerdo para proteger el ¨²nico planeta que tenemos.

Hay un ¨²ltimo pilar fundamental de nuestro liderazgo: el ejemplo de nuestros valores.

Las personas que vivimos en Estados Unidos respetamos la dignidad humana, incluso cuando nos vemos amenazados; es por eso que he prohibido la tortura y trabajado para garantizar que el uso que hacemos de las nuevas tecnolog¨ªas, como los drones, se limite debidamente. Es por eso que nos manifestamos en contra del deplorable antisemitismo que ha resurgido en ciertas partes del mundo. Es por eso que continuamos rechazando los estereotipos ofensivos sobre los musulmanes: la mayor¨ªa de quienes comparten nuestro compromiso con la paz. Es justamente por eso que defendemos la libertad de expresi¨®n y abogamos por la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos, condenamos la persecuci¨®n de las mujeres o de las minor¨ªas religiosas, o de las personas que son lesbianas, homosexuales, bisexuales o transexuales. Hacemos todo esto no solamente porque es lo correcto, sino tambi¨¦n porque acrecienta nuestra seguridad nacional.

Todas las personas que vivimos en Estados Unidos tenemos un compromiso profundo con la justicia, por lo que no tiene ning¨²n sentido gastar tres millones de d¨®lares por prisionero para mantener abierta una prisi¨®n que el mundo condena y los terroristas usan para reclutar. Desde que asum¨ª el cargo de Presidente, hemos trabajado de forma responsable para reducir la poblaci¨®n de Guant¨¢namo a la mitad. Y ha llegado la hora de finalizar el trabajo. Estoy determinado y no desistir¨¦ hasta que cerremos la prisi¨®n. Nosotros no somos as¨ª.

Las personas que vivimos en Estados Unidos apreciamos nuestras libertades civiles y debemos mantener ese compromiso si queremos la m¨¢xima cooperaci¨®n de otros pa¨ªses y sectores en nuestra lucha contra las redes terroristas. As¨ª que a pesar de que algunos ya se han distanciado de los debates sobre nuestros programas de vigilancia, yo no lo he hecho. De acuerdo con lo prometido, nuestras agencias de inteligencia han trabajado arduamente para incrementar la transparencia y crear m¨¢s salvaguardas contra posibles abusos, todo ello teniendo en cuenta las recomendaciones de los defensores de la privacidad. Y el mes que viene publicaremos un informe sobre lo que estamos haciendo para cumplir nuestra promesa de mantener seguro a nuestro pa¨ªs mientras fortalecemos la privacidad.

Estamos mirando al futuro en vez de al pasado. Estamos asegur¨¢ndonos de que nuestra fuerza tenga un peso equivalente al de nuestra diplomacia, y de que usamos la fuerza inteligentemente. Estamos formando coaliciones para enfrentarnos a nuevos desaf¨ªos y oportunidades. Y estamos liderando con el ejemplo de nuestros valores. Siempre. Eso es lo que hace que seamos excepcionales. Es lo que nos mantiene fuertes y esa es la raz¨®n por la que siempre tenemos que seguir esforz¨¢ndonos en comportarnos de acuerdo con los principios m¨¢s elevados: los nuestros.

Saben, hace poco m¨¢s de una d¨¦cada, pronunci¨¦ un discurso en Boston en el que dije que no ¨¦ramos los estados liberales de Am¨¦rica, ni los estados conservadores de Am¨¦rica, ni los estados negros de Am¨¦rica, ni los estados blancos de Am¨¦rica, sino los Estados Unidos de Am¨¦rica. Dije eso porque fue lo que experiment¨¦ en mi propia vida, en una naci¨®n que le dio a alguien como yo una oportunidad; porque crec¨ª en Haw¨¢i, un crisol de razas y tradiciones; porque luego form¨¦ mi hogar en Illinois, un estado de pueblos peque?os, tierras ricas para la agricultura y con una de las mejores ciudades del mundo: un microcosmos del pa¨ªs, donde los dem¨®cratas, republicanos e independientes, personas decentes de todos los or¨ªgenes ¨¦tnicos y de todas las religiones comparten ciertos valores fundamentales.

En los ¨²ltimos seis a?os, los expertos han se?alado en m¨¢s de una ocasi¨®n que mi presidencia no ha dado resultados sobre la base de esta visi¨®n. Qu¨¦ ir¨®nico, dicen, que nuestra pol¨ªtica parezca estar m¨¢s dividida que nunca. Esto se presenta como prueba no solo de mis propios fallos, de los cuales tengo muchos, sino tambi¨¦n como prueba de que la propia visi¨®n es err¨®nea e inocente y de que en esta ciudad hay demasiada gente que de hecho se beneficia del partidismo y de la paralizaci¨®n gubernamental para que hagamos nunca nada al respecto.

S¨¦ que este tipo de cinismo es tentador. Pero sigo creyendo que los c¨ªnicos est¨¢n equivocados.

Sigo creyendo que somos un pueblo unido. Sigo creyendo que, juntos, podemos hacer grandes cosas, incluso cuando las probabilidades no juegan a nuestro favor. Creo en ello porque he visto una y otra vez, en mis seis a?os ocupando mi cargo, la mejor versi¨®n de Estados Unidos. He visto las caras llenas de esperanza de j¨®venes graduados de Nueva York a California, y nuestros oficiales m¨¢s nuevos de West Point, Annapolis, Colorado Springs y New London. He estado de luto junto a las familias en duelo de Tucson y Newtown, y en Boston, Texas y West Virginia. He sido testigo de c¨®mo las personas que viven en Estados Unidos se enfrentan a la adversidad, desde el Golfo de M¨¦xico a las Grandes Llanuras, desde las l¨ªneas de montaje del Medio Oeste a la costa del Atl¨¢ntico Medio. He visto c¨®mo el matrimonio entre homosexuales ha pasado de ser un tema pol¨¦mico que sol¨ªa usarse para separarnos a una historia de libertad en todo nuestro pa¨ªs, y ahora es un derecho civil en estados donde vive el setenta por ciento de la poblaci¨®n estadounidense. Conozco la generosidad, el gran coraz¨®n, el optimismo y la bondad de las personas que viven en Estados Unidos que, d¨ªa tras d¨ªa, dan vida a la idea de que somos los guardianes de nuestros hermanos y nuestras hermanas. Y s¨¦ que esperan que aquellos de nosotros que trabajamos como funcionarios p¨²blicos aqu¨ª demos un mejor ejemplo.

As¨ª que la pregunta que los aqu¨ª presentes esta noche debemos hacernos es qu¨¦ podemos hacer, todos nosotros, para reflejar mejor las esperanzas de Estados Unidos. He servido en el Congreso con muchos de ustedes. Conozco bien a muchos de los aqu¨ª presentes. Hay mucha gente buena aqu¨ª, a ambos lados del pasillo. Y muchos de ustedes me han dicho que no vinieron aqu¨ª para esto: no vinieron para participar en una procesi¨®n de discusiones en programas de televisi¨®n por cable, para estar recaudando fondos constantemente, siempre alerta para ver c¨®mo reacciona el Congreso ante cada decisi¨®n.

?Se imaginan si rompi¨¦ramos con esos patrones viejos y anticuados? ?Se imaginan si hici¨¦ramos algo diferente?

Que quede claro: una pol¨ªtica mejor no requiere los dem¨®cratas abandonen su programa pol¨ªtico ni en el que los republicanos simplemente tengan que aceptar mi programa con los brazos abiertos. Una pol¨ªtica mejor requiere que apelemos a la decencia b¨¢sica el uno del otro en vez de apelar a nuestros temores m¨¢s elementales. Una pol¨ªtica mejor requiere que debatamos sin demonizar el uno al otro, que hablemos de temas importantes, de valores y de principios y de hechos, en vez de las metidas de pata insustanciales, errores triviales o falsas controversias que no tienen nada que ver con la vida diaria de las personas. Una pol¨ªtica mejor requiere que pasemos menos tiempo sumergidos en dinero turbio para anuncios de campa?as sucias y que dediquemos m¨¢s tiempo a inspirar a los j¨®venes, motiv¨¢ndolos, mostr¨¢ndoles las posibilidades y pidi¨¦ndoles que se unan a nosotros en la gran misi¨®n de construir Estados Unidos.

Si vamos a tener discusiones, discutamos. Pero hagamos que sean debates que est¨¦n a la altura de esta c¨¢mara y de este pa¨ªs.

Es posible que todav¨ªa no estemos de acuerdo en cuanto al derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad, pero seguramente podemos coincidir en que es bueno que los embarazos de adolescentes y los abortos est¨¦n cerca de los niveles hist¨®ricos m¨¢s bajos y que cada mujer deber¨ªa poder tener acceso al tipo de atenci¨®n m¨¦dica que necesita.

S¨ª, el tema de la inmigraci¨®n todav¨ªa levanta pasiones, pero seguramente todos podemos reconocer algo de nosotros mismos en un perseverante estudiante joven y estar de acuerdo en que nadie se beneficia cuando se separa a una madre trabajadora de su hijo, y que es posible mejorar una ley que confirme nuestra tradici¨®n como una naci¨®n de leyes y una naci¨®n de inmigrantes.

Podemos pelear por los votos durante las campa?as electorales, pero seguramente podemos ponernos de acuerdo en que el derecho al voto es sagrado y que se le est¨¢ negando a demasiadas personas; y, adem¨¢s, en el 50? Aniversario de la gran manifestaci¨®n desde Selma hasta Montgomery y la aprobaci¨®n de la Ley de Derecho al Voto, dem¨®cratas y republicanos debemos unirnos para hacer que votar sea m¨¢s f¨¢cil para todos los estadounidenses.

Es posible que veamos con ojos distintos los eventos de Ferguson y Nueva York. Pero seguramente podemos entender a un padre que tiene miedo de que su hijo no pueda caminar hasta su propia casa sin ser acosado. Seguramente podemos entender a la mujer que no puede descansar tranquila hasta que el oficial de polic¨ªa con el que se cas¨® no cruza la puerta de su hogar al final de su turno. Seguramente podemos ponernos de acuerdo en que es bueno que, por primera vez en 40 a?os, el ¨ªndice de criminalidad y la tasa de encarcelamiento hayan disminuido a la vez, y podemos usar esto como un punto de partida para que dem¨®cratas y republicanos, junto con los l¨ªderes comunitarios y los cuerpos de seguridad, reformemos el sistema de justicia penal de Estados Unidos para que nos proteja y nos sirva a todos.

Eso es una pol¨ªtica mejor. As¨ª es como comenzamos a recobrar la confianza. As¨ª es como trabajamos para que nuestro pa¨ªs avance. Esto es lo que quieren las personas que viven en Estados Unidos. Esto es lo que merecen.

Ya no tengo que realizar ninguna campa?a pol¨ªtica. Mi ¨²nico programa para los pr¨®ximos dos a?os es el mismo que he tenido desde el d¨ªa en que prest¨¦ juramento en los escalones de este Capitolio: hacer lo que creo que es mejor para Estados Unidos. Si comparten la visi¨®n que les he planteado esta noche, ¨²nanse a m¨ª para realizar el trabajo necesario. Si est¨¢n en desacuerdo con parte de lo que he dicho, espero que por lo menos est¨¦n dispuestos a trabajar conmigo en los temas en los que concordamos. Y me comprometo con todos los republicanos presentes esta noche a que no solo pedir¨¦ sus ideas, sino que procurar¨¦ trabajar con ustedes para hacer este pa¨ªs m¨¢s fuerte.

Porque quiero que esta c¨¢mara, esta ciudad, reflejen algo que es verdad: que, a pesar de todos nuestros desaciertos y limitaciones, somos personas con la fuerza y la generosidad de esp¨ªritu suficiente para tender un puente, unirnos para realizar un esfuerzo colectivo y ayudar a nuestros vecinos, tanto en nuestra misma calle como al otro lado del mundo.

Quiero que nuestras acciones le digan lo siguiente a cada ni?o en cada vecindario: tu vida es importante, y estamos comprometidos a mejorar tus oportunidades en la vida como lo estamos con nuestros propios hijos.

Quiero que las generaciones futuras sepan que somos personas que ven nuestras diferencias como un gran don, que somos un pueblo que valora la dignidad y la importancia de cada ciudadano: hombres y mujeres, j¨®venes y mayores, negros y blancos, latinos y asi¨¢ticos, inmigrantes e indios americanos, homosexuales y heterosexuales, personas con enfermedades mentales o discapacidades f¨ªsicas. Quiero que crezcan en un pa¨ªs que le demuestre al mundo lo que a¨²n sabemos que es verdad: que seguimos siendo m¨¢s que un conjunto de estados rojos y estados azules; que somos Estados Unidos de Am¨¦rica.

Quiero que crezcan en un pa¨ªs donde una joven madre como Rebekah se pueda sentar a escribirle una carta a su Presidente cont¨¢ndole sus vivencias de los ¨²ltimos seis a?os:

¡°Es incre¨ªble c¨®mo somos capaces de recuperarnos cuando lo necesitamos... somos una familia fuerte y muy unida que ha superado momentos extremadamente dif¨ªciles¡±.

Conciudadanos, nosotros tambi¨¦n somos una familia fuerte y muy unida. Tambi¨¦n nosotros hemos superado momentos dif¨ªciles. Tras quince a?os del inicio de este nuevo siglo, nos hemos levantado, nos hemos sacudido el polvo de las solapas y hemos comenzado a trabajar otra vez para reconstruir Estados Unidos. Hemos sentado las bases de una nueva era. Crear un futuro m¨¢s brillante depende de nosotros. Iniciemos este nuevo cap¨ªtulo juntos, y comencemos a trabajar ahora mismo.

Gracias, que Dios los bendiga y que Dios bendiga a este pa¨ªs que tanto amamos.

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