Primera condena en Guatemala por cr¨ªmenes sexuales en la guerra
Condenados dos militares a penas de 120 y 240 a?os por secuestrar y abusar de ind¨ªgenas
El primer juicio por cr¨ªmenes sexuales durante la guerra civil de Guatemala ha culminado, m¨¢s de 30 a?os despu¨¦s de los hechos, en elevadas penas para dos militares. Un tribunal conden¨® este viernes a 120 a?os de prisi¨®n al teniente coronel retirado Steelmer Reyes Gir¨®n, de 59 a?os, y a 240 a?os al ex comisionado militar (civil al servicio del Ej¨¦rcito) Heriberto Valdez Azij, de 74, tras encontrarlos culpables de delitos de lesa humanidad? perpetrados en el marco de la guerra civil librada en este pa¨ªs centroamericano entre 1960 y 1996. Ambos fueron juzgados por mantener secuestradas a 11 mujeres de la etnia maya-keqch¨ª a las que convirtieron en esclavas sexuales de un destacamento militar.
En la lectura de la sentencia, la presidente del tribunal, Jazm¨ªn Barrios, se?al¨® que los jueces pudieron establecer que ¡°(¡) primero desaparecieron a los hombres para dejarlas solas y abusar sexualmente de ellas¡±, y subray¨® que ¡°la represi¨®n del Ej¨¦rcito (¡) se debi¨® a que los campesinos buscaban legalizar las tierras que hist¨®ricamente les pertenec¨ªan, pero los finqueros de la zona no se los permit¨ªan¡±.
Nada m¨¢s conocerse la sentencia, las redes sociales recogieron testimonios de apoyo a las condenas de personalidades como la coordinadora residente de la ONU en Guatemala, Valerie Julliand, quien manifest¨® en su cuenta de Twitter que las sentencias ¡°dignifican a las v¨ªctimas y dignifican al pa¨ªs, que muestra un compromiso con la justicia¡±. La oficina del Alto Comisionado de la ONU en Guatemala expres¨® que la condena ¡°rinde homenaje a las v¨ªctimas, quienes tras d¨¦cadas de lucha obtienen justicia¡±.
De acuerdo al expediente, entre 1982 y 1983 estas mujeres, cuyos padres, maridos o hermanos hab¨ªan sido previamente secuestrados y asesinados, fueron obligadas a cocinar y lavar la ropa a los soldados del destacamento de Sepur Zarco (departamento de Izabal, en el norte), donde tambi¨¦n fueron sometidas a abusos sexuales.
Las violaciones fueron una pr¨¢ctica recurrente del Ej¨¦rcito en sus operaciones en zonas consideradas como proclives a la guerrilla, recoge el informe Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica (Remhi, del malogrado obispo Juan Gerardi), que puntualiza que las mujeres eran obligadas a desnudarse y bailar frente a la tropa.
A lo largo de las cuatro semanas que dur¨® la vista p¨²blica, las v¨ªctimas narraron los horrores sufridos. Comparecieron con los rostros cubiertos. Sus testimonios, en lengua Keqchi, eran traducidos simult¨¢neamente al castellano. Tuvieron tambi¨¦n el acompa?amiento de la comunidad internacional -entre las personalidades que acudieron a las sesiones destaca la presencia del embajador de Estados Unidos, Todd Robinson, y de organizaciones humanitarias de Am¨¦rica y Europa-.
¡°Desde antes de arrancar el juicio sab¨ªamos que este es un tribunal pol¨ªtico, por lo que la sentencia s¨®lo pod¨ªa ser condenatoria¡±, critic¨® el abogado Mois¨¦s Galindo, defensor de Steelmer Reyes Gir¨®n, para a?adir que impugnar¨¢ todo el proceso con el firme convencimiento de que el juicio ¡°se va a caer¡±.
Para el letrado, hay argumentos para anular el proceso. "Las juezas, al conocer que yo era el defensor, se excusaron con el argumento de ¡®enemistad grave¡¯ con mi persona. No obstante, siguieron adelante". El defensor tambi¨¦n ve irregular que la Fiscal¨ªa delegara una funci¨®n p¨²blica ¨Cinvestigaci¨®n y manejo de escenas de crimen¨C en organizaciones no gubernamentales como la Fundaci¨®n de Antropolog¨ªa Forense de Guatemala, que realiz¨® excavaciones sin orden ni presencia de juez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.