Unas elecciones francesas muy espa?olas
Los paralelismos de Macron-Rivera, Iglesias-M¨¦lenchon y Hamon-S¨¢nchez son tan evidentes como el hielo que distancia a Fillon de Rajoy
Las elecciones francesas se disputan en Espa?a a medida de un juego de espejos. Macron se parece a Rivera. Iglesias se parece a M¨¦lenchon. Y Hamon se parece a S¨¢nchez. No tiene pareja de baile Le Pen. Y Fillon provoca embarazo en las filas de los populares, pero los comicios del domingo se han convertido en una caja de resonancia de la pol¨ªtica espa?ola. Y en un est¨ªmulo m¨¢s o menos oportunista para hacer campa?a.
MACRON-RIVERA. El paralelismo entre el l¨ªder de En Marche! y el l¨ªder de Ciudadanos es asombroso en la generaci¨®n, la fisonom¨ªa y hasta en la ideolog¨ªa. Una v¨ªa de escape de la socialdemocracia hacia el liberalismo y una epifan¨ªa del extremo centro que aspira a pescar millones de votos en el gran caladero sociol¨®gico de la moderaci¨®n. Se conocen Emmanuel Macron y Rivera. Han cotejado sus programas y sus ideas. Y tienen sus partidos hasta una relaci¨®n org¨¢nica, entre otras razones porque Luis Garicano, ide¨®logo de Ciudadanos en materia econ¨®mica, ha asesorado a conciencia el programa de Macron. El golden boy de la pol¨ªtica francesa, 39 a?os, reconoc¨ªa hace unos d¨ªas a El Pa¨ªs que ten¨ªa magn¨ªficas relaciones con Ciudadanos y que el partido de Albert Rivera se parec¨ªa al suyo en "los valores y la idiosincrasia".
El peligro al que se expone Macron es el peligro al que ya se expuso Rivera, es decir, la posibilidad o la sensaci¨®n de que su candidatura pueda estar sobredimensionada en las encuestas. Y que la pujanza de otros candidatos a derecha o izquierda malogre incluso sus opciones de llegar a la segunda vuelta. Como le ocurri¨® a Rivera, Macron es un l¨ªder sin partido. Lo apuesta todo a su novedad y su juventud.
M?LENCHON-IGLESIAS. Esta vez, la izquierda espa?ola ha madrugado a la francesa. Y ha predispuesto un escenario pol¨ªtico que conecta el auge de la Francia Insumisa con el impacto embrionario de Podemos. Quiere decirse que las opciones de Jean-Luc M¨¦lenchon en la extrema izquierda han crecido gracias al camino que abri¨® Pablo Iglesias. Tanto en la expectativa de subordinar al Partido Socialista como en la ambici¨®n ut¨®pica de un programa que amalgama la tolerancia migratoria, la subida de impuestos, el incremento del gasto p¨²blico, el refuerzo del funcionariado, el tope salarial de los ejecutivos, y la concepci¨®n de un Estado protector e intervencionista entre cuyas prerrogativas figura el control de los medios informativos privados.
Iglesias y M¨¦lenchon son camaradas. Puestos a compartir, comparten hasta la devoci¨®n al chavismo. Y comparten el enemigo, o sea, el viejo dinosaurio del Partido Socialista, aunque las posibilidades del "sorpasso" en Francia se antojan mucho m¨¢s seguras que en Espa?a. M¨¦lenchon duplica, casi triplica, la intenci¨®n de voto de Hamon. Y representa, como Iglesias, un caso de pol¨ªtico carism¨¢tico, personalista, dotado de pegada medi¨¢tica y de cualidades oratorias.
HAMON-S?NCHEZ. Hubo un tiempo, no hace tanto, en que Pedro S¨¢nchez presum¨ªa de una izquierda a la derecha. Por eso se retrat¨® en camisa y vaqueros junto a Manuel Valls y Matteo Renzi, pero los avatares de su propia supervivencia le han conducido a aferrarse ahora a la candidatura de Beno?t Hamon. Se antoja una apuesta perdedora, pero tambi¨¦n ilustrativa de la pugna contra el aparato socialista que tratan de significar el candidato franc¨¦s y el propio Pedro S¨¢nchez. Los dos se erigen en representaci¨®n de la militancia. Los dos sostienen que el Partido Socialista tiene que posicionarse mucho m¨¢s a la izquierda, romper las amarras con las alianzas conservadoras. Y los dos acusan a su partido de haberse esclerotizado. S¨¢nchez apoy¨® a Beno?t Hamon en las primarias socialistas. Era su gallo, su equivalente transpiren¨¢ico. Y mantienen ambos una estrecha relaci¨®n pol¨ªtica. Otra cuesti¨®n es que Pedro S¨¢nchez est¨¦ forzado a reconsiderarla a partir del domingo. Las encuestas conceden a su compa?ero una expectativa inferior al 8%. Y predisponen el hundimiento del Partido Socialista Franc¨¦s a la quinta plaza. ?Hubiera sucedido lo mismo con Manuel Valls de candidato? ?Se equivocaron los militantes escogiendo a Hamon? Las dudas predisponen a la noche oscura del socialismo europeo y repercuten en la batalla por el control del PSOE.
FILLON-RAJOY. Con las mejores maneras y la m¨¢s exquisita educaci¨®n, Fran?ois Fillon fue invitado a ausentarse del ¨²ltimo congreso del PP (febrero). Hab¨ªan trascendido las noticias de sus esc¨¢ndalos de nepotismo. Y se observaba a Fillon como un cuerpo extra?o. De hecho, la familia popular espa?ola estaba dividida en dos candidatos cuando Los Republicanos celebraron sus primarias: o Nicolas Sarkozy o Alain Jupp¨¦. La victoria de Fillon tuvo un efecto desconcertante. El PP y Los Republicanos comparten el grupo parlamentario y pertenecen al Partido Popular Europeo, pero el candidato franc¨¦s al El¨ªseo apasiona menos de cuanto lo hace Macron.
Es m¨¢s, las alusiones positivas de Fillon a un refer¨¦ndum de independencia en Catalu?a provocaron estupefacci¨®n y enfado entre los populares, incitando una suerte de rectificaci¨®n que habla por s¨ª misma del hielo predominante entre Fillon y Rajoy.
Le Pen no tiene quien le escriba
Cuatro de los cinco candidatos a la presidencia francesa tienen conexiones y equivalencias en Espa?a. Y Marine Le Pen no forma parte de ellos. No ya porque no existe al sur de los Pirineos un partido de extrema derecha tan fuerte como el Frente Nacional, sino porque la "internacional xen¨®foba" se ha concretado en la comunidad de vecinos que conforman Nigel Farage, la Liga Norte italiana, el movimiento de Geert Wilders en Holanda y otros exponentes del centro y el este de Europa donde prospera el nacionalismo y el rechazo a la Uni¨®n Europea.
El ¨²nico contacto pol¨ªtico del Frente Nacional al sur del Hex¨¢gono se ha formalizado con Vox en algunos foros, documentos y congresos, pero la precariedad de la formaci¨®n espa?ola convierte la alianza en una cuesti¨®n anecd¨®tica.
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