Los musulmanes de Francia, entre la izquierda y la abstenci¨®n
La comunidad musulmana francesa, mayoritariamente conservadora, tiende sin embargo al voto progresista por el recelo a la derecha
El suburbio marsell¨¦s de La Castellane profesa m¨¢s fervor a Zinedine Zidane que a Mahoma. Aqu¨ª naci¨® el ¨²ltimo mes¨ªas del f¨²tbol franc¨¦s. Y aqu¨ª se re¨²ne una comunidad musulmana lo suficientemente parcelada en guetos como para cuestionar que pueda hablarse precisamente de una comunidad musulmana homog¨¦nea.
Cabr¨ªa decirse lo mismo de Francia. M¨¢s todav¨ªa cuando la coyuntura de unas elecciones que van a decidirse por la m¨ªnima suscita la tentaci¨®n de atribuir a los fieles de Al¨¢ un mismo voto, una misma direcci¨®n pol¨ªtica, un mismo candidato.
La ¨²nica unanimidad de La Castellane consiste y subsiste en la devoci¨®n a Zizou. Hasta el extremo de que la casa donde naci¨® el entrenador del Real Madrid representa un templo pagano, un mito aspiracional. Y aloja a una familia que ya no es la de Zidane, pero que tambi¨¦n proviene de La Cabilia argelina, como afluyen en La Castellane muchos otros vecinos del Magreb. Y subsaharianos o pakistan¨ªes de religi¨®n musulmana, de forma que atribuirles la vocaci¨®n de un mismo voto redunda en una simplificaci¨®n bastante pintoresca de la que abjuran los imanes y los soci¨®logos.
"No, no puede hablarse de un voto musulm¨¢n", sostiene el ensayista Hakim El Karoui. "Porque no existe una organizaci¨®n como tal. Porque hay enormes diferencias demogr¨¢ficas y sociales. Podr¨ªa plantearse la hip¨®tesis de una tendencia a adherirse al programa m¨¢s tolerante de los partidos de la izquierda, pero los j¨®venes votan muy poco. Hay una tendencia general a la abstenci¨®n. Un distanciamiento. Y una relaci¨®n con la pol¨ªtica que tiene mucho m¨¢s que ver con la decisi¨®n individual que con el movimiento colectivo".
No existe en Francia un censo oficial de musulmanes. Porque el escr¨²pulo republicano hacia las minor¨ªas impide catalogarlas o medirlas. Se supone que representan un 7% de la poblaci¨®n. Y que constituyen una imagen en continuo movimiento. Tanto por la imprevisibilidad de los flujos migratorios como porque ya se han arraigado en el Hex¨¢gono segundas y terceras generaciones de franceses de origen "extranjero".
S¨ª existe en cambio un caladero de varios millones de votos que pueden resultar decisivos en unas elecciones tan apretadas. Como puede resultarlo la estrategia de convertir a los musulmanes en un problema de convivencia que refuerza el programa franco-cat¨®lico de Fillon y la estrategia xen¨®foba de Marine Le Pen.
La ¨²nica concesi¨®n de lideresa del Frente Nacional concierne al orgullo de los harkis, sobrenombre de los soldados argelinos que lucharon con Francia en la guerra de independencia, pero es Jean-Luc M¨¦lenchon quien m¨¢s razones ha expuesto para atraer a los musulmanes. Por su tolerancia migratoria. Por el candor de sus mensajes peace and love. Y porque los considera v¨ªctimas de una interesada demonizaci¨®n electoralista. M¨¢s o menos como dice Beno?t Hamon, cuyo discurso de apertura y libertades respeta indistintamente el derecho a la minifalda y al velo. Emmanuel Macron, en fin, pretende que los imanes sean formados y homologados en Francia.
"Los musulmanes estar¨ªan m¨¢s cerca del discurso abierto e inclusivo de Macron, M¨¦lenchon o Hamon, que del discurso m¨¢s agresivo o excluyente de Fillon o Le Pen", explica el soci¨®logo J¨¦r?me Fourquet. Suyo es un ensayo que se define en el propio t¨ªtulo: Karim vota la izquierda y su vecino al Frente Nacional. Y suya es la reflexi¨®n sobre la paradoja de una comunidad conservadora constre?ida a votar opciones progresistas. "El 86% de los musulmanes vot¨® a Hollande en la segunda vuelta de 2012. Pero no por una adhesi¨®n ideol¨®gica a la izquierda como por el rechazo que provocaba Sarkozy. No hay un voto monol¨ªtico. De hecho, el recelo de muchos musulmanes a cuestiones como el matrimonio homosexual y los valores de la familia los posicionar¨ªa en la sensibilidad de los partidos conservadores, pero terminan inclin¨¢ndose por los partidos de izquierda en la medida en que les proponen un escenario menos hostil a su idiosincrasia", concluye Fourquet.?
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