Intervenir o no intervenir
Las sospechas de que Francia estuvo implicada en el genocidio de Ruanda abren el debate sobre la injerencia de potencias extranjeras en otros pa¨ªses
?Qu¨¦ papel jug¨® Francia en el genocidio ruand¨¦s? ?Fueron sus complicidades peores de lo que hasta hoy conoc¨ªamos? El periodista Patrick de Saint-Exup¨¦ry ha desvelado ¡ªen un art¨ªculo publicado en la revista XXI¡ª que Francia no solo fue responsable de armar y apoyar al Ej¨¦rcito ruand¨¦s antes de las matanzas, sino que el secretario general del El¨ªseo, Hubert V¨¦drine, dio personalmente la orden de rearmar a los soldados y milicianos hutus ¡ªautores del genocidio¡ª para que se lanzaran contra los guerrilleros tutsi que les estaban obligando a retirarse del pa¨ªs a trav¨¦s de las fronteras de Tanzania y de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (entonces Zaire), mezclados entre una poblaci¨®n de m¨¢s de un mill¨®n de hutus que hu¨ªan como refugiados, entre los cuales se encontraban los principales cabecillas del genocidio.
Esta orden del El¨ªseo la habr¨ªan recibido los oficiales del Ej¨¦rcito franc¨¦s precisamente cuando, bajo el nombre de Operaci¨®n Turquesa, Par¨ªs decidi¨® finalmente intervenir en Ruanda con la misi¨®n de interponerse entre los guerrilleros del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s, tutsi, y las Fuerzas Armadas Ruandesas que hu¨ªan en espantada.
La Operaci¨®n Turquesa ¡ªconcebida como intervenci¨®n humanitaria, avalada por Naciones Unidas¡ª lleg¨®, sin embargo, tarde, tres meses despu¨¦s de que empezase la org¨ªa de sangre, y cuando hab¨ªa m¨¢s de 800.000 muertos ¡ªfueron asesinados a mano, con machetes y martillos, sin apenas disparar una bala¡ª, con el objetivo expl¨ªcito, urdido desde el Estado y alentado por la Radio Mil Colinas, de eliminar de la faz de la tierra a todos los tutsis y a aquellos hutus que se resistieran al genocidio.
?Tiene pruebas el periodista Saint-Exup¨¦ry sobre la existencia de esa orden emitida desde el El¨ªseo, cuya existencia cita en su art¨ªculo? S¨®lo dispone, ha explicado, de un testigo que tuvo acceso a los documentos secretos, todav¨ªa sin desclasificar. Pese a ello, Saint-Exup¨¦ry ha decidido lanzarse a la piscina y publicar esta grave acusaci¨®n que, en su opini¨®n, deber¨¢ acelerar la apertura de los archivos clasificados sobre la guerra y el genocidio en Ruanda. Y ¨¦ste es, precisamente, el reto que el periodista plantea al presidente Emmanuel Macron: desafiarle a que se comprometa en hacer p¨²blico el papel que tuvo Francia en aquella tragedia y cumplir el anuncio que hizo Fran?ois Hollande, quien prometi¨® ¡ªe incumpli¨®¡ª que todos los archivos ruandeses ser¨ªan desclasificados durante su mandato.
?Sirvi¨® el bombardeo de la OTAN sobre Serbia para frenar las muertes en Kosovo y terminar con diez a?os de guerra en la antigua Yugoslavia?
Sea como sea, adem¨¢s del necesario debate sobre la memoria ¡ªque en el caso de genocidio es un debate todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil que en el de una guerra, pues hay que devolver la voz y la palabra a los que han sido silenciados¡ª, esta nueva informaci¨®n plantea una vez m¨¢s el sentido y la oportunidad de una intervenci¨®n armada por parte de una potencia extranjera en un tercer pa¨ªs, y si las buenas intenciones que suelen justificar oficialmente este tipo de intervenciones llamadas humanitarias se corresponden con la realidad, o son m¨¢s bien una fachada propagand¨ªstica que tapa razones ocultas nada desinteresadas.
?Es mejor intervenir o no intervenir? ?Cu¨¢ndo hay que hacerlo? ?Por qu¨¦ se tard¨® tanto en ir a Ruanda? ?Tiene que ver aquel retraso, tambi¨¦n la incomprensible y vergonzosa huida de las fuerzas de la misi¨®n de paz de la ONU que estaban sobre el terreno y pod¨ªan haber frustrado el genocidio, con el fracaso en Somalia de la Operaci¨®n Devolver la Esperanza? ?De que ha servido la intervenci¨®n francesa en Mal¨ª? ?Y en la Rep¨²blica Centroafricana? ?Han desencadenado las guerras en Afganist¨¢n e Irak mayores desastres de los que se nos dijo que se quer¨ªa evitar? ?Sirvi¨® realmente el bombardeo de la OTAN sobre Serbia para frenar un genocidio en Kosovo y terminar de golpe con casi 10 a?os de guerra en la antigua Yugoslavia? ?No es la peor emergencia humana la barbarie que est¨¢ ocurriendo en Siria donde las cuestiones humanitarias est¨¢n fuera de la agenda de las grandes potencias?
De vuelta al continente africano, quiz¨¢s la respuesta m¨¢s veraz y sincera sobre estas llamadas guerras humanitarias fue la que dio el entonces presidente Bill Clinton en Somalia, cuando en el mes de marzo de 1993 decidi¨® retirar las tropas y advirti¨® que EE UU nunca m¨¢s intervendr¨ªa en una guerra donde no tuviera intereses propios.
El escritor camerun¨¦s Yann Gwet opina que la pol¨ªtica ¡ªy una intervenci¨®n armada es un hecho pol¨ªtico¡ª, depende m¨¢s de un sistema que de un ideal. En ?frica, opina ¡ªy esta apreciaci¨®n podr¨ªa extenderse al resto de los conflictos contempor¨¢neos¡ª, el sistema est¨¢ construido por un entramado de lobistas, expertos, esp¨ªas, intereses comerciales, empresas, diplom¨¢ticos. Una red oculta, desdibujada y oscura que se sobrepone y gu¨ªa la voluntad de los gobernantes, y que en Francia se conoce por el nombre de la Fran?afrique.
Yann Gwet, a prop¨®sito de Ruanda, cuenta una historia muy instructiva: cuando en abril pasado se conmemor¨® en Kigali el 23? aniversario del genocidio, entre los participantes acudi¨® el franc¨¦s St¨¦phane Audouin, autor del libro Une initiation. Rwanda (1994-2016). Audouin ten¨ªa 40 a?os en 1994. Explic¨® a los presentes que nada sab¨ªa entonces del porqu¨¦ de aquellas masacres y atribuy¨® su ignorancia a un ¡°racismo inconsciente¡±. Este ¡°racismo inconsciente¡±, opina Gwet, es el que permite articular el verdadero tr¨ªptico que activa nuestra posici¨®n ¡°humanitaria¡±: negocios, lucha contra el terrorismo y ayuda al desarrollo como herramienta al servicio de los dos primeros. Ninguna de las tres actividades tiene que ver con el humanitarismo, que s¨®lo deber¨ªa definirse como una acci¨®n generosa y comprometida, a favor de los necesitados, m¨¢s all¨¢ de cualquier inter¨¦s propio.
Durante la presidencia de Hollande ha habido dos intervenciones francesas en ?frica muy destacables: la primera en Mal¨ª, donde se argument¨® que si no se interven¨ªa el pa¨ªs caer¨ªa en manos de los islamistas radicales. La segunda, en la Rep¨²blica Centroafricana, donde se tem¨ªa un genocidio y las tropas francesas llegaron para interponerse en las masacres. ?Cu¨¢l ha sido el coste de estas intervenciones para estos pa¨ªses? ?Iban dirigidas a proteger a la poblaci¨®n o se trataba de salvar intereses propios, incluida la lucha contra el terrorismo global? ?Por qu¨¦ hoy se ha dejado a estos pa¨ªses a su suerte y s¨®lo nos ocupa la inestabilidad que puede repercutir en nuestra seguridad? En este necesario debate, no est¨¢ claro si nuestra personalidad humanitaria sobresaldr¨ªa por encima de la m¨¢s oscura.
Quiz¨¢s la historia de un camello de Tombuct¨² en la marmita sirva como un cuento moral mientras tratamos de pensar sobre estos asuntos: el 2 de febrero de 2013, Hollande acudi¨® a esa ciudad de Mal¨ª, reci¨¦n liberada de manos de los radicales. La poblaci¨®n le recibi¨® exultante. Las autoridades, agradecidas, le regalaron una cr¨ªa de camello. El presidente franc¨¦s bromea ante las c¨¢maras: siempre que pueda, dice, lo utilizar¨¦ como medio de transporte. Pero el camello no llega al Eliseo y los diplom¨¢ticos franceses sobre el terreno deciden regalarlo a una familia tuareg. Un d¨ªa de marzo, el titular de Defensa, Jean-Yves le Drian, anuncia la mala noticia al Consejo de Ministros: la familia tuareg se ha comido el camello.
Bru Rovira ha cubierto numerosos conflictos y crisis humanitarias en ?frica. Es autor de ¡®El mapa de nuestras vidas¡¯.
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