El Tribunal de Estrasburgo pone l¨ªmites a la vigilancia de los correos en las empresas
Una sentencia ampara a un trabajador rumano que vio vulnerado "el respeto a la vida privada y la correspondencia"
Las empresas que controlen los correos electr¨®nicos profesionales de sus empleados sin avisarles previamente y sin una justificaci¨®n convincente contravienen la protecci¨®n de la vida privada y la correspondencia de los ciudadanos. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictamin¨® este martes que se vulneraron los derechos de Bogdan Barbulescu, un rumano de 38 a?os que en 2007 fue despedido de su empresa despu¨¦s de que esta accediese a mensajes suyos de car¨¢cter privado. Al darle la raz¨®n, el tribunal de Estrasburgo acota el derecho a vigilar la actividad online de los trabajadores en horario laboral.
Los l¨ªmites de la privacidad de los trabajadores en el ¨¢mbito laboral est¨¢n m¨¢s claros desde este martes. En su sentencia, Estrasburgo no proh¨ªbe a las empresas vigilar la comunicaci¨®n profesional de sus empleados, ni tampoco que estos mantengan comunicaciones privadas en el lugar de trabajo, pero s¨ª se?ala que en ambos casos deben establecerse l¨ªmites.
La Gran C¨¢mara del Tribunal de Estrasburgo, cuyas sentencias son inapelables, considera que en el caso Barbulescu, sus derechos estuvieron desprotegidos. Los tribunales rumanos, que hab¨ªan avalado su despido y anterior acceso de la empresa a sus correos privados en varias instancias, violaron el art¨ªculo 8 del Convenio de los derechos humanos, cuyo primer p¨¢rrafo reza: ¡°Toda persona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de su correspondencia¡±. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, establecido por el Consejo de Europa en 1959, vela por el respeto de los derechos humanos en los 47 estados.
El ingeniero Barbulescu llevaba casi tres a?os trabajando como responsable de ventas en una empresa en Rumania cuando, el 13 de julio de 2007, sus superiores le llamaron a cap¨ªtulo para informarle de que hab¨ªan controlado sus mensajes por el servicio de mensajer¨ªa de Yahoo, seg¨²n un comunicado del Tribunal de Estrasburgo. ?l mismo hab¨ªa abierto anteriormente una cuenta en este servidor para sus comunicaciones laborales. Ten¨ªan pruebas, le dijeron sus superiores, de que hab¨ªa usado el correo para ¡°prop¨®sitos personales¡±.
?l trabajador lo neg¨®, a lo que los responsables de la empresa respondieron entreg¨¢ndole la transcripci¨®n de 45 p¨¢ginas de comunicaciones, de entre el 5 y 12 de julio, con su hermano y su novia. Algunos de los mensajes eran ¡°de naturaleza ¨ªntima¡±. El 1 de agosto fue despedido por vulnerar la regla interna de la empresa que proh¨ªbe el uso de sus recursos para fines personales.
El caso lleg¨® al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En 2016, los jueces estimaron que, aunque la vida privada de Barbulescu hab¨ªa quedado comprometida, ¡°la vigilancia de sus comunicaciones por parte de su empleador hab¨ªa sido razonable en el contexto de un procedimiento disciplinar¡±. Pero este martes la Gran C¨¢mara del mismo tribunal ha enmendado la decisi¨®n.
La sentencia de Estrasburgo a su favor, que recibi¨® 11 votos a favor y seis en contra, reprocha a los tribunales rumanos que no mantuviesen un equilibrio adecuado entre los intereses en juego: el derecho de Barbulescu a su privacidad y el de la empresa a mantener un funcionamiento adecuado con sus propias normas, en este caso la que prohib¨ªa comunicaciones privadas en la oficina. La empresa, seg¨²n los jueces, habr¨ªa tenido que avisar con antelaci¨®n a su trabajador de que este iba a ser vigilado, cosa que no est¨¢ claro que hiciese. Y en todo caso no le comunic¨® la amplitud de la vigilancia y de la intrusi¨®n en su vida priva. Tambi¨¦n habr¨ªa tenido que exponer ¡°razones leg¨ªtimas¡± que justificasen una medida semejante. Finalmente, habr¨ªa debido estudiar si su objetivo al vigilar al empleado ¡ªuno de los tribunal rumanos mencion¨® la protecci¨®n de los sistemas inform¨¢ticos, entre otros objetivos¡ª pod¨ªa lograrse ¡°con m¨¦todos menos intrusivos que el acceso al contenido de sus comunicaciones¡±.
Barbulescu no obtendr¨¢ ninguna indemnizaci¨®n. La constataci¨®n de que se violaron sus derechos ¡°constituye una satisfacci¨®n suficiente para todo da?o moral que haya podido sufrir el demandante¡±, dicen los jueces.
¡°Las autoridades nacionales¡±, recomienda el texto, ¡°deber¨ªan garantizar que la introducci¨®n, por parte del empleador, de medidas para controlar la correspondencia y otras comunicaciones, independientemente de la amplitud y la duraci¨®n de estas medidas, se acompa?e de salvaguardas adecuadas y suficientes en contra de los abusos¡±.
Los jueces sostienen que, pese a que las normas internas de la empresa proh¨ªban el uso de Internet con fines privados, estas normas ¡°no pueden reducir a la nada el ejercicio de la vida privada social en un lugar de trabajo¡±. Porque ¡°el derecho al respeto a la vida privada y a la confidencialidad de la correspondencia contin¨²a aplic¨¢ndose, incluso si estas pueden limitarse en la medida de lo necesario¡±, a?aden.
En una ¨¦poca de hiperconectividad, en el que muchas personas trabajan permanentemente frente a las pantallas del ordenador y junto a sus tel¨¦fonos, el caso Barbulescu iba m¨¢s all¨¢ de una disputa laboral local. ?Pueden los trabajadores europeos enviar mensajes privados en horario laboral? ?Pueden hacerlo con el correo electr¨®nico o los servicios de mensajer¨ªa de la empresa? ?Tiene derecho esta a vigilar sus mensajes? ?A qui¨¦n pertenecen los mensajes?.
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