Jacinda Ardern: la l¨ªder viral conquista Nueva Zelanda
La nueva primera ministra laborista traslada el fen¨®meno de los fans a la arena pol¨ªtica
Jacinda Ardern se enter¨® de que ser¨ªa primera ministra de Nueva Zelanda viendo la televisi¨®n en su casa, casi como en la primera escena de la serie Borgen, en la que la protagonista descubre por sorpresa que ser¨¢ premier de Dinamarca. Fue el pasado 19 de octubre, cuando Winston Peters, l¨ªder del populista New Zealand First (Nueva Zelanda Primero), apareci¨® en la pantalla para anunciar que apoyar¨ªa un Gobierno de coalici¨®n con los laboristas de Ardern. Las elecciones, celebradas un mes antes, hab¨ªan dado la victoria a los conservadores, pero sin mayor¨ªa absoluta. La sorprendente alianza de populistas y laboristas, a la que se unir¨ªan los Verdes, pon¨ªa fin a nueve a?os de mandato conservador y convert¨ªa a Jacinda Ardern en jefa del Gobierno. El periodista Clarke Gayford, su pareja, ha contado en una entrevista lo que pas¨® despu¨¦s: ¡°Cocinamos unos noodles instant¨¢neos, cenamos y, dadas las obligaciones oficiales que ella empezar¨ªa a ejercer al d¨ªa siguiente, nos fuimos directos a la cama¡±.
Puede que no sea el escenario m¨¢s solemne para una noticia de esta relevancia. Pero s¨ª uno que define perfectamente a esta laborista de 37 a?os.
El hurac¨¢n Jacinda se desat¨® el pasado 1 de agosto, cuando Andrew Little, anterior secretario general del Partido Laborista neozeland¨¦s, dimit¨ªa y la designaba como sucesora. Un nombramiento envenenado si se tiene en cuenta que se produjo apenas mes y medio antes de las elecciones generales y con los laboristas tocando m¨ªnimos hist¨®ricos en las encuestas.
Parec¨ªa, en aquel momento, que el partido estaba perdido. Pero nadie contaba con el poder magn¨¦tico de Ardern, que logr¨® llevar la pol¨ªtica un paso m¨¢s all¨¢ y se convirti¨® no solo en candidata, sino en una gran estrella medi¨¢tica. Tanto es as¨ª que, tras su nombramiento, el Partido Laborista recaud¨® cerca de 500.000 d¨®lares para la campa?a en menos de una semana, y m¨¢s de 3.500 voluntarios se ofrecieron a hacer campa?a por ella.
Su contundente respuesta a un periodista sobre si quer¨ªa o no ser madre la ha alzado como icono feminista
Su car¨¢cter afable, su sempiterna sonrisa y su manejo de las redes sociales han sido sus grandes aliados a la hora de acercarse a los votantes, que han creado todo un movimiento fan (fandom) a su alrededor. Igual que ocurri¨® con Bernie Sanders en las primarias dem¨®cratas de Estados Unidos, el merchandising de la candidata arras¨®: camisetas, carteles y bolsos en los que aparec¨ªa como la princesa Leia, Rosie the Riveter o Wonder Woman, inundaron Nueva Zelanda. Todo era poco para apoyar a Jacinda.
Y es que el fen¨®meno fandom, o ?gruppie, ha tenido un papel crucial en su victoria. Todo lo que tocaba Jacinda se convert¨ªa en viral; hasta los ataques de su principal rival, Bill English, se volvieron a su favor. En uno de los debates electorales, English espet¨®: ¡°Ahora que el stardust [polvo de estrellas] ha empezado a posarse, podremos ver la debilidad de sus propuestas¡±. Y desde aquel momento todos sus seguidores comenzaron a llamarla ¡°Jacinda stardust¡±. R¨¢pidamente las redes sociales dieron la vuelta al comentario de English para decantarlo a favor de Jacinda como lema: ¡°This stardust won¡¯t settle, because none of us should settle¡± (el polvo de estrellas no se posar¨¢ porque ninguno de nosotros se conformar¨¢).
Pero no solo de las redes sociales y del fen¨®meno fan vive esta pol¨ªtica. A lo largo de los dos meses de campa?a electoral, Ardern ha defendido con contundencia los derechos de las mujeres. En su programa electoral recoge su intenci¨®n de despenalizar el aborto. ¡°Las personas deben tener la libertad de tomar sus decisiones sin el temor de ser castigadas¡±, asegur¨® en un debate.
Pero realmente Ardern salt¨® a la palestra internacional como icono feminista tras una de sus primeras entrevistas como candidata, cuando un periodista le dijo que los neozelandeses ten¨ªan derecho a saber si su primera ministra se coger¨ªa una baja por maternidad durante su mandato. ¡°Es inaceptable que en 2017 las mujeres tengan que responder a esa pregunta en su lugar de trabajo. La decisi¨®n de una mujer sobre cu¨¢ndo quiere ser madre no deber¨ªa predeterminar si se les ofrece o no un trabajo¡±, zanj¨® Ardern.
En mes y medio Ardern supo dar la vuelta a unas elecciones que parec¨ªan, a todas luces, perdidas?
Su juventud unida a su repentina irrupci¨®n en la primera l¨ªnea de la pol¨ªtica neozelandesa y su inexperiencia en la gesti¨®n han llevado a poner en cuesti¨®n su idoneidad para el cargo. Su rival Bill English la acus¨® de no tener el bagaje necesario para dirigir un pa¨ªs. Cierto es que su carrera no es tan dilatada como la de English, que lleva 37 a?os en pol¨ªtica, los mismos que tiene Jacinda, pero la carrera de la joven no es desde?able, al menos en lo que a la pol¨ªtica partidista se refiere.
Ardern se uni¨® a los laboristas a los 17 a?os. Fue elegida presidenta de la Uni¨®n Internacional de las Juventudes Socialistas, un puesto que la llev¨® a viajar por todo el mundo, y que la puso en contacto con muchos de los mandatarios actuales. Una vez terminados sus estudios en comunicaci¨®n y relaciones p¨²blicas, trabaj¨® durante dos a?os en el Gabinete de Tony Blair, en Reino Unido, de donde march¨® para unirse al equipo de su predecesora en el cargo y mentora: la otrora primera ministra neozelandesa Helen Clark.
Su andanza parlamentaria comenz¨® en 2008, cuando fue elegida diputada, la persona m¨¢s joven de la historia de Nueva Zelanda en acceder a este puesto. Desde su asiento, Ardern ha defendido causas como la legalizaci¨®n del matrimonio homosexual.
Hija de un polic¨ªa y de una empleada de comedor escolar, esta joven de Hamilton fue criada en la fe mormona, credo que abandon¨® en 2005 por un conflicto entre las ideas religiosas y sus puntos de vista pol¨ªticos.
Ardern representa para los millennials un soplo de aire freso en la pol¨ªtica. Sus propuestas, como la legalizaci¨®n de la marihuana o la ense?anza universitaria gratuita para los neozelandeses, le han granjeado el apoyo de una generaci¨®n que, hasta el momento, parec¨ªa no interesarse por la pol¨ªtica y que ha descubierto en ella una persona cercana con la que conectan.
Pero, al igual que tras la tormenta, despu¨¦s del hurac¨¢n Jacinda llegar¨¢ la calma. Ser¨¢ entonces cuando se ver¨¢ si el stardust de esta estrella se posa o no.
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