El Gobierno de May debate dividido la transici¨®n con la UE
Londres pretende ir desengarz¨¢ndose progresivamente de la normativa comunitaria para forjar sus propios pactos comerciales con otros pa¨ªses
Reunido por primera vez para debatir la futura relaci¨®n comercial del Reino Unido con la UE una vez consumado el divorcio, el dividido Gobierno de Theresa May ha consensuado este martes la consigna de una ¡°divergencia gradual¡±, que alinear¨ªa a los brit¨¢nicos con las reglas de la UE pero s¨®lo en un periodo de transici¨®n hasta que se logre un acuerdo bilateral definitivo. A partir de ah¨ª, Londres pretende ir desengarz¨¢ndose progresivamente de la normativa comunitaria para forjar sus propios pactos comerciales con otros pa¨ªses. En otras palabras, que la apuesta por un arranque en t¨¦rminos suaves de la salida de Europa no descarte la consecuci¨®n final de un Brexit duro.
El encuentro de apenas hora y media entre la primera ministra brit¨¢nica y los diez miembros clave del bautizado por la prensa como ¡°gabinete de guerra¡± ha desgranado las posiciones encontradas entre los defensores de concesiones a Bruselas para garantizar el acceso al mercado ¨²nico y quienes defienden la autonom¨ªa pol¨ªtica del Reino Unido frente a cualquier otra consideraci¨®n. Aunque se trate de la City de Londres y de su clamor para que el Gobierno May preserve el ¡°pasaporte europeo¡± al sector de servicios financieros, esencial en el devenir econ¨®mico del pa¨ªs .
Ministros que en su d¨ªa defendieron la permanencia brit¨¢nica en la UE, encabezados por los responsables de Econom¨ªa, Philip Hamond, y de Interior, Amber Rudd, han planteado en la reuni¨®n con May una opci¨®n similar -aunque con importantes matices- a la de Noruega, que como miembro de la Asociaci¨®n Europea de Libre Comercio disfruta de los beneficios econ¨®micos del mercado ¨²nico comunitario. Modificar la libertad de movimientos que incluye el trueque ser¨ªa el punto tan sensible y dif¨ªcil a negociar con Bruselas.
En el bando de los brexiters m¨¢s irascibles, que detentan las importante carteras de Exteriores (Boris Johnson), Comercio (Liam Fox) o Defensa (Gavin Williamson), se favorece un acuerdo cl¨¢sico de libre comercio como el recientemente cerrado entre la UE y Canad¨¢, centrado en la reducci¨®n de aranceles y libre del constre?imiento pol¨ªtico que a su entender implican las reglas del mercado ¨²nico de la UE.
Theresa May parece no haberse decantado definitivamente entre esas sensibilidades tories tan dispares, ella misma alienada con su antecesor, David Cameron, a la hora de pedir el voto a favor de seguir anclados en Europa en el refer¨¦ndum de hace a?o y medio, para luego luego reciclarse en la primera ministra que sentenci¨® si ambages que ¡°Bexit significa Brexit¡±.
El desenlace de la reuni¨®n del ¡°gabinete de guerra¡± ha buscado presentar un frente com¨²n brit¨¢nico ante la segunda ronda de negociaciones con Bruselas (sin fecha, aunque se presume que arrancar¨¢n en marzo del 2018), una vez superados en una primera fase los puntos calientes de la factura del divorcio: la factura a pagar por el Reino Unido tras el divorcio, la situaci¨®n de los ciudadanos comunitarios que residen y trabajan en el Reino Unido (y a la inversa, la de los brit¨¢nicos ciudadanos del espacio comunitario) y la frontera con Irlanda.
La cuesti¨®n comercial que centra la segunda fase negociadora es tan inherente al ADN brit¨¢nico que al final ha conseguido imponer en el seno del nada monol¨ªtico Gobierno brit¨¢nico la batalla un¨¢nime por ¡°un acuerdo a la medida (de los intereses del Reino Unido¡±). La premisa de esa ¡°divergencia gradual¡± que da por sentado que el Reino Unido y su City de Londres acabar¨¢n benefici¨¢ndose de lo mejor del mercado ¨²nico, pero sin concesiones a la libertad de movimientos, colisiona con las recientes puntualizaciones del m¨¢ximo negociador europeo, Michel Barnier.
¡°No conozco ning¨²n acuerdo comercial que incluya una apertura de los servicios financieros¡±, subrayaba Barnier en las horas previas de la reuni¨®n del gabinete de May. La respuesta de la primer ministra a trav¨¦s de un portavoz, recordando que su gobierno apuesta por una ¡°ambicioso acuerdo y hecho a medida (de las necesidades del Reino Unido¡±), auguura una nueva y larga partida de p¨®ker entre la Europa unida y el miembro d¨ªscolo que ha decidido abanonarla pero que quiere quedarse todos los regalos.
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