Bruselas lucha contra la deriva antidemocr¨¢tica en el Este europeo
Las reformas judiciales de Polonia, Hungr¨ªa, Rumania y Bulgaria inquietan a la UE
La recuperaci¨®n econ¨®mica toma cuerpo. El Brexit ha superado su primera prueba de fuego. El c¨¦nit de la crisis migratoria queda atr¨¢s. La Uni¨®n Europea afronta 2018 con menos lastre que en a?os anteriores. Pero el malestar larvado entre el Este y el Oeste amenaza con estallar en los pr¨®ximos meses. El in¨¦dito procedimiento que Bruselas ha abierto contra Polonia por violar el Estado de derecho y la negociaci¨®n presupuestaria que puede acabar vinculando los fondos europeos al cumplimiento de reglas democr¨¢ticas tensan la cuerda. Bruselas trata de aplacar los ¨¢nimos para evitar una nueva brecha en el seno de la UE.
La mayor historia de ¨¦xito del proyecto comunitario se ha convertido en uno de sus principales riesgos. La integraci¨®n, a partir de 2004, de los territorios que quedaron al otro lado del Muro de Berl¨ªn permiti¨® reconciliar a Europa consigo misma. Pero la deriva autoritaria que han adoptado los grandes pa¨ªses del bloque del Este enfrenta a las instituciones de la UE a un reto para el que no estaban preparadas.
Los primeros ministros de Polonia, Mateusz Morawiecki, y de Hungr¨ªa, Viktor Orb¨¢n, han arrancado el curso pol¨ªtico con un mensaje desafiante desde Budapest. ¡°No queremos vivir de nuevo en un imperio; seguimos viendo la UE como una uni¨®n de naciones libres¡±, proclam¨® Orb¨¢n tras la reuni¨®n conjunta que mantuvieron ambos mandatarios el pasado mi¨¦rcoles. M¨¢s comedido, Morawiecki a?adi¨®: ¡°Creo que naciones con un pensamiento similar, como las nuestras, pueden influir en la UE de una manera muy positiva¡±.
Cita en Bruselas
Poco despu¨¦s de que Bruselas aplicara esa primera fase del art¨ªculo 7 del tratado europeo, que puede acabar despojando al pa¨ªs de sus derechos de voto, el presidente polaco, Andrej Duda, no dud¨® en firmar la ¨²ltima ley que consagra la politizaci¨®n de la justicia, iniciada desde que los ultranacionalistas de Ley y Justicia tomaron el poder en Polonia, a finales de 2015. Fuentes comunitarias destacan que al menos Morawiecki ha accedido ¡ªal contrario que su antecesora, Beata Szydlo¡ª a dialogar, pero las expectativas sobre la reuni¨®n son muy bajas.
Entretanto, el procedimiento del art¨ªculo 7 sigue su curso. Los Estados miembros deber¨¢n retratarse ahora y votar si consideran que la deriva polaca vulnera los valores de la UE. Los ministros de Asuntos Europeos abordar¨¢n el asunto ya en la primera reuni¨®n del a?o, prevista para el 27 de febrero. La votaci¨®n, sin embargo, llegar¨¢ m¨¢s tarde.
El nuevo l¨ªder polaco prefiri¨® dejar la ret¨®rica m¨¢s combativa para otro momento. Tras visitar a Orb¨¢n en Budapest, Morawiecki se dirige a Bruselas para reunirse este martes con el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker. El encuentro se celebrar¨¢ apenas 20 d¨ªas despu¨¦s de que la Comisi¨®n apelara, por primera vez en su historia, al llamado bot¨®n nuclear de la UE para castigar los incumplimientos democr¨¢ticos del gigante del Este. Tras ese choque frontal, la cita busca serenar las aguas. Pero Bruselas sabe bien que el margen de mejora es casi inexistente.
Pese a constituir el caso m¨¢s extremo, Polonia no es el ¨²nico ejemplo de deslizamiento antidemocr¨¢tico en la UE. La situaci¨®n en Hungr¨ªa ¡ªrechazo a acoger refugiados, cambios en el Tribunal Constitucional, continuos desaf¨ªos a las instituciones europeas¡¡ª se asemeja en buena medida a la polaca. Sin ir tan lejos, Rumania y Bulgaria, adheridas al club comunitario en 2007 y a¨²n sujetas a un mecanismo peri¨®dico de verificaci¨®n de sus sistemas judiciales y anticorrupci¨®n por parte de Bruselas, presentan deficiencias. Rumania aprob¨® el mes pasado una reforma legal que socava la independencia judicial y dificulta el cerco a la corrupci¨®n. Y el presidente b¨²lgaro acaba de vetar una ley anticorrupci¨®n exigida por la Comisi¨®n con el argumento de que entorpece la lucha contra las malas pr¨¢cticas. Parad¨®jicamente, ese gesto se produce en el momento en que este pa¨ªs, considerado uno de los m¨¢s corruptos de la UE, quiere dar su mejor imagen, al asumir, por primera vez este semestre, la presidencia rotatoria europea.
Recorte de fondos europeos
El hartazgo de muchos Estados occidentales ¡ªcon Alemania y Francia a la cabeza¡ª respecto al comportamiento de estos pa¨ªses marcar¨¢ la negociaci¨®n de los pr¨®ximos presupuestos europeos, que se empiezan a debatir este a?o aunque entrar¨¢n en vigor en 2021. El Gobierno de Angela Merkel se ha tomado como una afrenta que el pa¨ªs m¨¢s beneficiado por los fondos comunitarios (Polonia) y otros que tambi¨¦n ocupan los primeros puestos hayan dado la espalda a la acogida de demandantes de asilo. Fuentes diplom¨¢ticas aseguran que presionar¨¢n para que el pr¨®ximo marco presupuestario ligue m¨¢s la percepci¨®n del man¨¢ europeo con el cumplimiento de ciertos est¨¢ndares, entre ellos la cooperaci¨®n migratoria.
La batalla se avecina cruenta. Budapest y Varsovia rechazan de lleno ese planteamiento. Sin su consentimiento hay poco que hacer porque las cuentas de la UE se aprueban por unanimidad. ¡°Cualquier reducci¨®n de los fondos europeos exacerbar¨¢ la divisi¨®n entre Este y Oeste m¨¢s que resolverla. Con menos incentivos para respetar las reglas, Varsovia y Budapest seguir¨¢n con sus pol¨ªticas antiliberales¡±, advierte Mujtaba Rahman, del laboratorio de ideas Eurasia, en un informe.
Pero los pa¨ªses que contribuyen al presupuesto comunitario tienen una gran baza negociadora: con la salida de Reino Unido, los beneficiarios de los fondos perder¨¢n de todos modos si nadie pone dinero extra. Para minimizar p¨¦rdidas, deber¨¢n aceptar algunas de las condiciones de sus socios m¨¢s ricos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.