Nuestros mayores enemigos son nuestros defectos
Un viejo discurso del disidente y luego presidente checoslovaco V¨¢clav Havel arroja una demoledora luz sobre el descarnado populismo de Trump
Dos discursos, pronunciados en enero, por presidentes reci¨¦n elegidos, que describen un panorama sombr¨ªo de sus respectivas naciones y anuncian que los ciudadanos han recuperado el Gobierno. Las premisas son muy parecidas pero, a partir de ah¨ª, se abre un abismo que arroja una interesante luz sobre la pol¨ªtica de nuestro tiempo. Uno, como no, es la alocuci¨®n inaugural de Donald Trump en 2017. El otro, en 1990, es de V¨¢clav Havel, el dramaturgo disidente que acababa de asumir la jefatura de Estado de la todav¨ªa Checoslovaquia, semanas despu¨¦s de la Revoluci¨®n de Terciopelo y la ca¨ªda del Muro.
La yuxtaposici¨®n es poderosa. Desde el mismo punto de partida, la descripci¨®n del estado desolador de las naciones a las que se dirigen, los dos l¨ªderes emprenden caminos hacia las ant¨ªpodas. Trump apunta de forma despiadada al establishment?como responsable de ¡°la carnicer¨ªa¡± que est¨¢ sufriendo la sociedad estadounidense. Sostiene que el traspaso de poderes no es de una administraci¨®n a otra, de un partido a otro: si no de una ¨¦lite podrida al pueblo. En la fenomenolog¨ªa del populismo mundial, es esta quiz¨¢ la representaci¨®n m¨¢s trascendental.
Havel opta por otro liderazgo. ?l, c¨¦lebre disidente, encarcelado por el r¨¦gimen, podr¨ªa haber ca¨ªdo en la tentaci¨®n de alimentar el concepto del noble pueblo oprimido durante d¨¦cadas por un r¨¦gimen nefasto. Pero hace lo contrario.
¡°Doy por sentado que no me hab¨¦is elegido para que os mienta¡±, arranc¨®. Y describe a continuaci¨®n la ¡°contaminaci¨®n del ambiente moral¡± de la sociedad checoslovaca. ¡°Todos fuimos responsables ¡ªaunque, por supuesto, en distinto grado¡ª de que la m¨¢quina totalitaria siguiera funcionando¡±, dijo. Y prosigui¨®: ¡°Puede que nuestra mafia aut¨®ctona [se refiere a la anterior clase dirigente] siga actuando en el futuro y que de vez en cuando enturbie la vida nacional; pero ya no es nuestro mayor enemigo. [...] Nuestros mayores enemigos son nuestros defectos: el desinter¨¦s por el bien com¨²n, la vanidad, la ambici¨®n personal, el ego¨ªsmo¡¡±.
Un presidente opt¨® por un liderazgo divisivo; el otro, por un liderazgo incluyente
Un presidente opt¨® por un liderazgo divisivo, que levanta al indistinto pueblo contra las ¨¦lites; el otro, por un liderazgo incluyente que busca la mejora colectiva a trav¨¦s, en primer lugar, del est¨ªmulo de mejores conductas individuales.
Claro est¨¢ que las clases dirigentes son las primeras responsables de los problemas que sufren las sociedades que las mismas lideran. Y poca duda hay de que abundan liderazgos saqueadores y mediocres que deben ser despiadadamente juzgados en tribunales y urnas. El caso checoslovaco no era desde luego de gravedad inferior a las responsabilidades de las ¨¦lites estadounidenses hacia sus conciudadanos. Por ello llama la atenci¨®n la abismal diferencia entre Trump y Havel a la hora de intentar canalizar las emociones de sus compatriotas.
La opci¨®n Trump es la que promueve la contraposici¨®n: del pueblo frente a la ¨¦lite; Am¨¦rica antes que el resto. Juega con instintos identitarios, a veces parroquianos. En el siglo XXI, esta opci¨®n vibra en muchos lares. Espoleada por la gran crisis econ¨®mica en Occidente, esta vieja praxis goza ahora de una herramienta de fermentaci¨®n extraordinaria en las redes sociales, que facilitan la comunicaci¨®n directa y constante del p¨¢rroco con su parroquia y constituyen una caja de resonancia en la que los componentes de una determinada comunidad se retroalimentan.
Sin duda la confrontaci¨®n de grupos es en determinadas circunstancias un arma pol¨ªtica inevitable. Las luchas de Mandela o Gandhi la requer¨ªan. M¨¢s dudoso es que sea inevitable o ¨²til en democracias liberales no colonizadas.
Como Trump, Havel dijo en su discurso: ¡°Ciudadanos, ?hab¨¦is recuperado el Gobierno!¡±. Tambi¨¦n, como Trump, sostuvo que ¡°lo importante no es el partido, grupo o facci¨®n que gane las elecciones¡±. A diferencia de Trump, a?adi¨®: ¡°lo importante es que ganen los mejores de nosotros en el sentido moral y c¨ªvico¡±. ¡°No permitamos que brote de nuevo el ego¨ªsmo¡±.
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