Dos a?os sin respuestas al brutal asesinato de un investigador italiano en El Cairo
Las pesquisas se hallan estancadas, pero todas las sospechas apuntan a la Polic¨ªa egipcia
La noche del 25 de enero de 2016 Giulio Regeni, un brillante estudiante de doctorado italiano, desapareci¨® en El Cairo sin dejar rastro. Unos d¨ªas despu¨¦s, a principios de febrero, su cuerpo sin vida fue hallado en la cuneta de una carretera en las afueras de la capital egipcia con evidentes se?ales de tortura. Su madre lleg¨® a decir que, tan desfigurado estaba el cad¨¢ver, que solo reconoci¨® a su hijo por la nariz. Dos a?os despu¨¦s, su familia y la sociedad italiana, profundamente conmovida por el caso, no han recibido ninguna respuesta clara sobre c¨®mo y por qu¨¦ sucedi¨® aquel brutal asesinato.
Desde el inicio, todas las sospechas apuntaron a las fuerzas de seguridad egipcias. Regeni se esfum¨® mientras se dirig¨ªa al centro de El Cairo, que aquel d¨ªa estaba literalmente tomado por la Polic¨ªa para evitar cualquier posible protesta contra el r¨¦gimen dirigido por el mariscal Abdelfat¨¢ Al Sisi. Adem¨¢s, las marcas en su cuerpo coincid¨ªan con las torturas que practican a algunos disidentes los verdugos del r¨¦gimen: u?as arrancadas, quemaduras con cigarrillos o descargas el¨¦ctricas. De acuerdo con la autopsia, el joven, de 28 a?os, padeci¨® un aut¨¦ntico calvario durante aproximadamente una semana. ?Qui¨¦n podr¨ªa estar interesado en su muerte? ?Y por qu¨¦ el asesino se ensa?¨® de aquella manera con el joven estudiante?
En parte, las repuestas a estas preguntas podr¨ªan estar vinculadas al tema que investigaba para su doctorado en la prestigiosa universidad brit¨¢nica de Cambridge: los sindicatos alternativos egipcios. Para una dictadura implacable como la actual, responsable de la desaparici¨®n forzosa de centenares de personas, cualquier instituci¨®n que pueda servir de vivero del activismo pol¨ªtico debe ser estrictamente controlada. Y el movimiento obrero no es una excepci¨®n. No hay que olvidar que la conclusi¨®n que ha extra¨ªdo el r¨¦gimen de la ca¨ªda del exdictador Hosni Mubarak es que su colapso se debi¨® a haber otorgado un margen de maniobra demasiado amplio a la sociedad civil. Por ello, los estudios que llevaba a cabo Regeni pod¨ªan resultar m¨¢s sensibles de lo que parece a simple vista.
La actitud de las autoridades egipcias, que siempre han negado categ¨®ricamente cualquier relaci¨®n con el asesinato, no ayud¨® precisamente a neutralizar estos recelos. En un primer momento, la Polic¨ªa atribuy¨® la muerte del chico a un accidente de tr¨¢fico. Posteriormente, se?al¨® como responsables a una banda de criminales de medio pelo, que fueron todos acribillados al proceder a arrestarlos. Una mochila con la documentaci¨®n de Regeni apareci¨® en la habitaci¨®n de uno de los presuntos asesinos. Fue tan evidente que se trataba de un montaje, que la estrategia result¨® contraproducente.
Desde entonces, las pesquisas policiales han estado marcadas por la pol¨¦mica, sobre todo por la falta de colaboraci¨®n de los investigadores egipcios con sus hom¨®logos italianos. En consecuencia, las relaciones entre Roma y El Cairo han pasado por un periodo de fuertes turbulencias. Por su parte, la prensa ha podido aportar solo un poco m¨¢s de luz al caso. The New York Times public¨® un art¨ªculo en el que citaba a tres fuentes de seguridad egipcias que admitieron que Regeni fue arrestado el 25 de enero. Y en la prensa egipcia, se filtr¨® una grabaci¨®n de una conversaci¨®n entre Regeni y el responsable del sindicato de vendedores ambulantes, demostraci¨®n ¨²ltima de que la Polic¨ªa lo estaba investigando durante las semanas previas a su desaparici¨®n.
A pesar de la presi¨®n medi¨¢tica y pol¨ªtica, el Gobierno egipcio todav¨ªa no ha encontrado a los verdugos de Regeni. Y, probablemente, no lo har¨¢ nunca. Ante esta falta de expectativas, y habida cuenta de los ingentes intereses empresariales italianos en Egipto, el Ejecutivo de Paolo Gentiloni aprob¨® a finales de septiembre el pleno restablecimiento de las relaciones diplom¨¢ticas con Egipto, enviando a El Cairo un nuevo embajador casi un a?o y medio despu¨¦s de haber retirado el anterior.
Recientemente, la Polic¨ªa italiana ha dirigido los focos medi¨¢ticos hacia la tutora de tesis de Regeni, Maha Abdelrrahman, sugiriendo que podr¨ªa haberle forzado a escoger un tema de tesis demasiado delicado. No obstante, la Universidad de Cambridge ha reaccionado con una defensa sin ambages de la profesora, destacando que ¡°siempre ha colaborado completamente¡± en las investigaciones. ¡°Por lo tanto, es muy perturbador descubrir que ella ha sido v¨ªctima de unos esfuerzos coordinados para implicarla directamente en la muerte de Giulio¡±, reza la nota firmada por el vicerrector de la instituci¨®n, Stephen Toope. Efectivamente, las repuestas a este cruel asesinato, todas, hay que buscarlas en El Cairo, no en Cambridge.
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