A la espera del domador de las cinco estrellas
La pol¨ªtica italiana tiende a desactivar riesgos desestabilizadores cooptando fuerzas ex¨®genas al sistema. ?Pasar¨¢ con el M5S?
Vivimos, en Occidente, el tiempo del triunfo de los outsiders en pol¨ªtica, el homo novus que viene desde fuera a cambiar radicalmente las cosas dentro de los palacios de poder. Trump gan¨® en EEUU con ese perfil, Macron hizo lo mismo ¨Caunque con un programa en las ant¨ªpodas- en Francia y los brexiters se impusieron con todo el establishment en contra. Italia, a menudo pionera de tendencias pol¨ªticas, lleva instalada en esta estaci¨®n desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas.
Todos los ganadores pol¨ªticos desde 1994 hasta ahora lo fueron apoy¨¢ndose en su presunta calidad de homo novus. Berlusconi, por supuesto. El profesor Prodi, como salvador venido del m¨¢s all¨¢ de la universidad y de la gesti¨®n de empresas p¨²blicas. Renzi, autoerigido en gran desguazador de la vieja guardia del centroizquierda. Y, desde hace una d¨¦cada, el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), pionero de la sedicente lucha contra la casta que tanto eco ha tenido en otros rincones de Europa.
Pese a su ultracriticada gesti¨®n en Roma, esc¨¢ndalos varios, y evidentes inconsistencias, la formaci¨®n mantiene su auge y los sondeos le colocan como primer partido, con alrededor del 28% de votos (aunque muy lejos de poder tener una mayor¨ªa parlamentaria). Sin duda, la clave reside en su notable capacidad de permanecer en constante sinton¨ªa con el irreductible deseo de cambio de buena parte de la poblaci¨®n italiana; y en su gran habilidad en evitar ser encasillada en el tradicional eje izquierda/derecha, conservando as¨ª opciones para beber de todo el espectro electoral. Cuando entraron en el Parlamento y tuvieron que elegir d¨®nde sentarse, optaron brillantemente por la zona alta del hemiciclo: para controlar a los dem¨¢s abajo, dec¨ªan. Las urnas dir¨¢n qu¨¦ papel podr¨¢ desempe?ar el M5S en la pr¨®xima legislatura. Parece improbable que pueda gobernar, en solitario o en coalici¨®n. Pero hay otra batalla, de medio plazo, que tiene m¨¢ximo inter¨¦s.
Italia no es solo pionera en el auge de los outsiders. Tambi¨¦n es maestra de otra implacable tendencia pol¨ªtica: la cooptaci¨®n por el sistema de los elementos ex¨®genos. La confrontaci¨®n no est¨¢ en el ADN italiano. La sutileza maquiav¨¦lica, s¨ª. Una de sus artes es desactivar el riesgo de desestabilizaci¨®n a trav¨¦s de la integraci¨®n. Este es, a medio plazo, el gran baile entre sistema y M5S.A principios de siglo XX, el liberal Giovanni Giolitti intent¨® incorporar al socialista Filippo Turati a su Gobierno: el democristiano Alcide De Gasperi incluy¨® a los comunistas en su primer Ejecutivo; Aldo Moro aliment¨® las convergencias paralelas precisamente con los comunistas: Berlusconi incorpor¨® los posfascistas de Fini y la Liga Norte de Bossi a una cuasi-normalidad democr¨¢tica incluy¨¦ndoles en sus Gobiernos. Es una larga tradici¨®n. Ser¨¢ muy interesante ver si y cu¨¢ndo aparecer¨¢ un domador de la fiera con cinco estrellas.
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