Los predicadores indios se enfrentan a la justicia
El poder de los gur¨²s en las zonas rurales de India se manifiesta tras las condenas por violaci¨®n
El predicador Asumal S. Harpalani, de 77 a?os, ha sido condenado a cadena perpetua esta semana por la violaci¨®n de una seguidora, de 16 a?os. En prisi¨®n desde 2013 por ¨¦ste y otros tres casos similares, el conocido como Asaram Bapu (apodo respetuoso que significa padre en hindi) es uno de los muchos 'hombres-santos' de India. Reverenciado por millones, sus devotos han amenazado a familiares de v¨ªctimas y jueces; y, seg¨²n medios locales, asesinado a varios testigos. No es el primer caso entre gur¨²s indios, que amasan tanta fortuna y admiradores como conexiones pol¨ªticas y delitos de diversa ¨ªndole.
En verano del a?o pasado, el tambi¨¦n autoproclamado gur¨² Gurmeet Ram Rahim Singh fue condenado a 20 a?os de prisi¨®n por la violaci¨®n de dos de sus seguidoras, tambi¨¦n menores, en 2002. La condena provoc¨® entonces un estallido de violencia entre sus devotos; que se sald¨® con un total de 38 muertos, 200 heridos y 1.000 detenciones en el norte del pa¨ªs. Precisamente, la sombra de aquellos acontecimientos han hecho que se refuerce la seguridad en los estados de Rajast¨¢n, Gujarat y Haryana, donde los muchos feligreses del reci¨¦n condenado Asaram han anunciado manifestaciones en defensa de su l¨ªder espiritual.
Como ha ocurrido con Rahim Singh y Asaram, las denuncias a predicadores por agresiones sexuales son frecuentes.?Una decena de ellos han sido arrestados, pocos condenados, por diversos cr¨ªmenes en la ¨²ltima d¨¦cada. Entre los conocidos, abundan los cargos por violaciones, como es el caso del propio hijo de Asaram, pero tambi¨¦n son muchos los delitos por fraude o asesinato; incluido el del gur¨² Chandraswami, condenado por estafa y presuntamente involucrado, post-mortem, en el asesinato del ex primer ministro Rajiv Gandhi.
A estos moralistas de la espiritualidad, la compasi¨®n y el celibato no solo les unen sus cr¨ªmenes, sino fortunas generadas a costa de la ciega devoci¨®n de sus seguidores, acunados, en su mayor¨ªa, en el norte del pa¨ªs. Los estados del cord¨®n hind¨² de India coinciden en tener los ¨ªndices socio-econ¨®micos m¨¢s pobres; donde la falta de educaci¨®n e infraestructuras se combina con una elevada tasa de natalidad que explica el n¨²mero de fervientes devotos de estos considerados gur¨²s. Alrededor de 40 millones de seguidores ha conseguido tener Asaram desde que empezase sus sermones en Rajast¨¢n, mientras que otros 60 millones son los fieles que segu¨ªan las arengas de Rahim Singh desde su Punjab natal.
Seg¨²n las estimaciones, solo el estado de Punjab cuenta con entre 3.000 y 10.000 deras [casas, en hindi]. Desde estos hogares reconvertidos en santuarios, los predicadores env¨ªan diferentes mensajes espirituales seg¨²n la regi¨®n. Pero todos coinciden en hacer campa?a contra las drogas, el alcoholismo, la discriminaci¨®n por castas o la violencia dom¨¦stica; ideas con las que calan en el imaginario colectivo. Con el paso del tiempo, sus deras se industrializan para ofrecer educaci¨®n y atenci¨®n m¨¦dica a precios asequibles y, sobre todo, inclusivos, para poblaciones marginales como los dalits, quienes constituyen el 32% de la poblaci¨®n de Punjab seg¨²n el ¨²ltimo censo. Ante el fracaso del estado del bienestar y el rechazo de las instituciones del gobierno, los m¨¢s desamparados convierten a estos 'hombres-santos' en ¡°intermediarios entre dios y los hombres¡±, seg¨²n el polit¨®logo Pramod Kumar.
Los feligreses llegan a contribuir con monedas equivalentes a los kilos que pesan estos gur¨²s
Como describe el estudio del profesor de la Universidad de Punjab, Ronki Ram, las castas bajas hacen de estas deras lugares de ¡°resistencia ante la exclusi¨®n social¡±,?frente a la discriminaci¨®n de las religiones predominantes. Transformados en fortalezas de culto para millones, los predicadores valen su peso en oro. Literalmente, los feligreses llegan a contribuir con bienes y monedas equivalentes a los kilos que pesan estos santos durante las celebraciones religiosas en las zonas rurales de este pa¨ªs. Las remesas enviadas por indios expatriados en el extranjero terminan por enriquecer a los predicadores, que adquieren los medios necesarios para ofrecer trabajo a sus seguidores locales. As¨ª, la fortuna de Asaram se estima en m¨¢s de 1.200 millones de euros, seg¨²n el diario Economic Times. Mientras que el emporio de Rahim Singh acumula tantos o m¨¢s millones, adem¨¢s de una extensa red de negocios que van desde la educaci¨®n local hasta las discogr¨¢ficas.
Encumbrados entre el prestigio local y el enriquecimiento econ¨®mico, los predicadores se convierten en los intermediarios perfectos para las ¨¦lites locales. As¨ª, los pol¨ªticos regionales conciben alianzas con estos gur¨²s para suplir el abandono pol¨ªtico de la regi¨®n y movilizar a millones de electores. Seg¨²n?un estudio del Instituto de Desarrollo y Comunicaci¨®n de Chandigarh, capital de Punjab, las deras de este estado influenciaron los resultados electorales de m¨¢s de 50 circunscripciones. Como antes lo hiciesen candidatos del partido del Congreso, los representantes locales del Partido Barathiya Janata (BJP) tambi¨¦n presentaron sus respetos al gur¨² Ram Rahim Singh para afianzar su carrera electoral. Para las elecciones en el vecino estado de Haryana, una encuesta realizada por el Centro para los Estudios de Sociedades en Desarrollo (CSDS) demostraba que ¡°los seguidores de las deras siguieron los dictados del voto al BJP casi en bloque e independientemente del candidato¡±, seg¨²n el medio local Tribune.
La influencia de los gur¨²s en la sociedad india es tan antigua como el fervor religioso de los que est¨¢n privados de educaci¨®n y medios, y tan profunda como la indiferencia de los l¨ªderes pol¨ªticos ante las necesidades de los m¨¢s vulnerables. En este caldo de cultivo, su reputaci¨®n trasciende la l¨®gica y los exime ante seguidores, independientemente de sus delitos. Ya a finales de los 60, Maharishi Mahesh Yogi lleg¨® a tener millones de devotos por el mundo, incluidos Los Beatles. Precisamente, la banda le dedic¨® el tema 'Sexy Sadie' despu¨¦s de una visita a India y a ra¨ªz de un comportamiento sexual reprobable. Actualmente, los delitos sexuales se pagan con penas de c¨¢rceles y no canciones.?Pero el patronazgo pol¨ªtico y econ¨®mico del que disfrutan a costa de los m¨¢s necesitados sigue tan vigente como hace d¨¦cadas.
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