Circo ascendente
?se que os mira desde arriba es nada menos que el Pueblo de M¨¦xico harto de la soberbia enga?osa de tanto enano
Con cada semana que pasa y cada encuesta que sondea la tarima del candidato se eleva en c¨ªrculos conc¨¦ntricos como pir¨¢mide de Cuicuilco. Con cada promesa renovada y cada mea culpa asumida se a?ade una tortilla al tambache que empez¨® como amplia y ancha tlayuda y poco a poco se va convirtiendo en un quinto de los de antes, una diminuta monedita de cobre sobre la que se tambalea el prestigio y las posibilidades del candidato; algunos se marean al llegar al cuarto nivel y otros, aguantan hasta la cumbre; en los pelda?os que se van formando a sus pies parecer¨ªa que tienen v¨ªa de ascenso todos sus asesores, colaboradores, cr¨¦dulos mirmidones y populacho en general, pero no se necesita lupa para confirmar que los escalones son estrechos ¨Ccomo la Pir¨¢mide del Sol en Teotihuac¨¢n¡ª y s¨®lo los podr¨¢n subir los que pisen de lado, sin mirarle los ojos al Tlatoani en turno, sin dar el pecho pero inclinando la frente entre humos de copal transg¨¦nico y aromas hipn¨®ticos de cempas¨²chitl.
?Oh, leve Cacama que poco a poco vas elev¨¢ndote sobre el rodel! Met¨¢fora del simb¨®lico juego de pelota y clonaci¨®n del Sol, rodela de los aretes de Coatlicue destazada en Ciudad Ju¨¢rez y Luna iluminada de todos los muertos acumulados; no perecer¨¢ la gloria ni dejar¨¢ de sonar el teponaxtle y la s¨®lida chirim¨ªa en la lejan¨ªa como vuelo de pericos verdes en flor y resonancia magn¨¦tica del en¨¦simo sietemesino que ha de crecer bajo tu mandato. ?Oh, gran Tetlepanqu¨¦tzatl que sueltas la cabellera al vuelo y sonr¨ªes con titubeos! Ya seas la dama que finge no estar casada con el pasado, o bien el hombre llano del Norte que lleva una bala perdida en el bolsillo; seas o no el ni?ato de carita gringa que no deja crecer sus flecos o bien el incauto que exige amnesia y farda sus propias manchas; mejor a¨²n, si acaso eres el encanecido mes¨ªas que todo acomoda en un jarro de barro negro, la voz pausad¨ªsima del eco andal¨², la guayabera impoluta del ducto de petr¨®leo como espejo de Tezcatlipoca. ?Todos a una que al ascender parecen elevarse sin distinguir que en realidad lo ¨²nico que proyectan es su inapelable peque?ez!
Ese que se inclina para escuchar tus consignas y que tiene que agacharse para intentar entender las utop¨ªas de saliva hueca; ¨¦se que se inclina en medio de tanto ruido para ver c¨®mo mueve sus brazos la hormiga en turno, el que no sonr¨ªe por haber cre¨ªdo que llegaban tiempos de grandes gigantes y resulta que en la pir¨¢mide plana de la pantalla digital s¨®lo se para la muy flaca caballada que deja tanto que desear. ?se que os mira desde arriba, es nada menos que el Pueblo de M¨¦xico harto de la soberbia enga?osa de tanto enano y curado de espanto ante toda la mentira que se farda desde la tarima. S¨®lo ¨¦se que suma tantos, que es Ella, ?l y Todos puede borrarte con la yema del pulgar entintado a la vuelta de votar.
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