Todas las crisis argentinas pasan por la tienda de los Busato
Los vaivenes de la econom¨ªa del pa¨ªs austral, que ha pedido ayuda al FMI, vistos desde una bicicleter¨ªa familiar abierta en 1943
En 1938, con 20 a?os, Jos¨¦ Busato volvi¨® a su Argentina natal desde Francia ante el temor de ser reclutado para la inminente Segunda Guerra Mundial. Argentina era entonces el pa¨ªs m¨¢s rico e industrializado de Latinoam¨¦rica y necesitaba mano de obra. Busato iba a entrar en una f¨¢brica textil, pero le pidieron esperar 10 d¨ªas y se neg¨®. A las 48 horas era ya un obrero de la industria metal¨²rgica. Cinco a?os despu¨¦s dej¨® la f¨¢brica y abri¨® su propio negocio, una bicicleter¨ªa en el barrio de Chacarita de Buenos Aires. Pasados 75 a?os, Rodados Busato sigue abierto, convertido en un refugio familiar frente a las sucesivas crisis que han golpeado y empobrecido cada vez m¨¢s a los argentinos. En 1948, Argentina era el und¨¦cimo pa¨ªs en PIB per c¨¢pita. Hoy ha ca¨ªdo hasta el 47?.
Desde hace 15 d¨ªas, Argentina vive pendiente de la cotizaci¨®n del d¨®lar. El peso se ha depreciado m¨¢s de un 15% y los inversores han huido en estampida atra¨ªdos por la subida de tasas en EE UU. Para frenar la sangr¨ªa bancaria, Mauricio Macri ha pedido un pr¨¦stamo del FMI, un organismo que rechaza el 75% de los argentinos por asociarlo a crisis, pol¨ªticas de ajuste y dictaduras militares. A la espera de las condiciones que imponga el Fondo, la incertidumbre econ¨®mica se siente en Rodados Busato, ahora en manos de Claudia, Dante y Gabriel, los tres hijos del fundador. Desde hace una semana, muchos proveedores tienen paralizada la entrega de pedidos porque "no saben a qu¨¦ precio facturar", lamenta Dante, a cargo de las cuentas familiares. Los llama a diario, porque tiene clientes que reclaman bicicletas, pero le dan largas. Como gran parte de las piezas son importadas se encarecen en pesos y nadie quiere perder dinero. Con la crisis vuelven las estrategias de supervivencia, adormecidas en la memoria pero listas para ser usadas cuando todo se complica. Pero no siempre fue as¨ª.
Cuando Busato abri¨® el negocio, en 1943, el PIB per c¨¢pita argentino cuadruplicaba el de M¨¦xico y duplicaba el de Brasil. El joven bicicletero no pensaba en c¨®mo sacar una ventaja r¨¢pida de la inflaci¨®n ni de la devaluaci¨®n. "Lo importante era trabajar", recuerda su viuda, Beba Cassino, de 85 a?os. Asegura que Jos¨¦ "era muy, muy trabajador", tal y como le inculcaron sus padres inmigrantes, un italiano y una espa?ola. La bicicleter¨ªa abri¨® en un local min¨²sculo que compart¨ªa con un negocio de r¨®tulos publicitarios en una esquina. El matrimonio prosper¨® con rapidez, a la par de la bonanza econ¨®mica de los a?os cuarenta y cincuenta. La situaci¨®n cambi¨® dram¨¢ticamente en 1957, cuando el Gobierno militar que derroc¨® a Per¨®n pidi¨® un rescate al FMI para no entrar en suspensi¨®n de pagos. Argentina inici¨® as¨ª una espiral descendente que, con altibajos, la alej¨® poco a poco de las potencias mundiales.
Tres precios en un d¨ªa
En los sesenta, el matrimonio Busato consigui¨® un cr¨¦dito para ampliar el negocio y construir sobre ¨¦l la casa a la que se mudaron con sus hijos. En ese local inaugurado en 1970, Gabriel, el menor de los hermanos, comenz¨® ayudando a su padre y despu¨¦s lo reemplaz¨®. Hoy, concentrado al fondo del local, alinea ruedas, ajusta frenos y hace tantas reparaciones como sean necesarias a las bicicletas. Cerca de ¨¦l, Claudia, la mayor, repara pinchazos. "Lo de ahora no es nada comparado con las grandes crisis. El momento m¨¢s feo fue con la hiperinflaci¨®n. Llegamos a cambiar los precios de las bicicletas hasta tres veces al d¨ªa", asegura Gabriel.
"La hiper", como la conocen los argentinos, fue una de otras muchas crisis. Entre 1974 y 2017, Argentina registr¨® el menor crecimiento mundial despu¨¦s de Sud¨¢frica, seg¨²n el historiador econ¨®mico Pablo Gerchunoff. El pa¨ªs austral es ahora la tercera econom¨ªa latinoamericana, muy por detr¨¢s de Brasil y M¨¦xico. En el camino, los argentinos superaron el Rodrigazo ¡ªllamado as¨ª por el nombre del ministro de Econom¨ªa de entonces, Celestino Rodrigo, que en 1975 impuso una devaluaci¨®n del 160% que llev¨® la inflaci¨®n al 777%¡ª, perdieron el 10% de su PIB con el Gobierno militar en 1981, padecieron la bancarrota de 1989 ¡ªcuando el PIB cay¨® el 12% en dos a?os¡ª y la crisis del corralito en 2001. Cada ca¨ªda los dej¨® un pelda?o debajo de donde estaban.
Claudia Busato y su marido son un claro ejemplo de ello. Hasta los ochenta, ella y sus cuatro hijas viv¨ªan del sueldo del padre de familia, empleado de una multinacional exportadora de granos. Pero desde ese momento "la plata no alcanzaba", recuerda Claudia. Primero abrieron un kiosko, pero muchos despedidos hicieron lo mismo que ellos y la competencia fue demasiada. Despu¨¦s, un peque?o almac¨¦n, que tambi¨¦n tuvieron que cerrar. Por ¨²ltimo, una zapater¨ªa de barrio. "Andaba rebien hasta que vino la crisis de 2001, ah¨ª sonamos. Tuvimos que dejar el negocio y vender la casa para pagar las deudas. Mi marido se puso un rem¨ªs [un coche de alquiler], pero nos robaron el auto, volvimos a comprar un rem¨ªs y nos lo robaron tambi¨¦n. Despu¨¦s se puso en un taxi y tambi¨¦n le robaron en el taxi. Yo entonces vine a trabajar ac¨¢, de vuelta a la bicicleter¨ªa", cuenta a toda velocidad esta mujer en¨¦rgica, de melena blanca y un moderno mech¨®n verde.
Jornadas que se prolongan
Dante Busato, el hermano del medio, iba a mudarse en 1982 pero le agarr¨® la crisis y perdi¨® parte de sus ahorros. Necesit¨® siete a?os m¨¢s de trabajo para poder pagar la misma casa. Al cumplir 55 a?os fue despedido de la empresa en la que trabajaba y, desocupado, tambi¨¦n fue acogido en la bicicleter¨ªa familiar. Desde all¨ª, los tres hermanos resisten y perciben con rapidez c¨®mo est¨¢ el bolsillo de la gente: cuando las cosas van bien, suben las ventas de bicicletas; cuando se complica la econom¨ªa, se disparan las reparaciones. "Ahora que subi¨® el transporte p¨²blico volvi¨® la bicicleta", asegura Dante.
El negocio se resinti¨® en los noventa con la competencia de los supermercados, que vend¨ªan bicicletas importadas a bajo precio gracias a la apertura comercial indiscriminada decretada por Carlos Menem. Ahora se enfrenta a la venta online. Rodados Busato no ha cerrado, pero tampoco ha podido crecer como en los primeros tiempos. Jos¨¦ Busato bajaba la persiana puntual a las siete de la tarde para entrenar con su equipo de ciclismo, pero hoy sus hijos contin¨²an trabajando hasta mucho m¨¢s tarde, incluso a puerta cerrada, para llegar a fin de mes. "Se ha perdido mucho en calidad de vida. Las crisis da?an y van dejando heridas", dice Dante.
Al igual que gran parte de la clase media argentina, los hermanos Busato se atendieron en hospitales p¨²blicos durante su infancia y juventud, como sus padres, pero cuando el servicio se deterior¨® contrataron un seguro m¨¦dico privado. Estudiaron en colegios estatales y hoy env¨ªan a sus hijos a escuelas de pago. Lo mismo ocurre con sus nietos. "Argentina cada vez que sale de una crisis nunca llega al nivel anterior. Pero te anestesi¨¢s, porque ya sos parte de la crisis", explica Dante. "Un argentino va a un negocio y dice 'vengo a por la lamparita de 10 pesos'. 'Aument¨®, ahora sale 12', le dicen. En la caja le piden 14, pero cuando llega a la puerta mira la lamparita y piensa 'qu¨¦ bueno, ahora debe valer 20", bromea.
Ninguno de los once nietos de Jos¨¦ Busato, diez de ellos mujeres, tiene pensado heredar el negocio, pero Claudia, a sus 64 a?os, no pierde las esperanzas de una sucesi¨®n. Recuerda que ella no imaginaba que alg¨²n d¨ªa tendr¨ªa que volver a la bicicleter¨ªa familiar, y all¨ª est¨¢. "Para qu¨¦ preocuparse tanto para adelante si con las preocupaciones que tenemos ahora son m¨¢s que suficientes", dice entre risas. Con las manos llenas de grasa, los Busato trabajan para sobrevivir a este bache econ¨®mico, mientras se preparan para el siguiente.
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