Cinco a?os de la mayor matanza del narco en Ciudad de M¨¦xico: ¡°A¨²n no sabemos qu¨¦ pas¨®¡±
Las madres de los 13 j¨®venes secuestrados en un c¨¦ntrico bar de la capital mexicana siguen buscando respuestas
Alrededor de una mesa de comedor se han reunido tres mujeres. Los cigarros consumidos hasta el filtro se amontonan en el cenicero. Y en el centro, un celular al que todas apuntan. Solo una le habla, el interlocutor no sabe que est¨¢ en modo altavoz: "Tenemos que esperar". "Chingue a su m...", una de ellas se muerde la lengua. Es la abogada de las familias del caso Heavens contra aquellas madres que ya han esperado demasiado. Concretamente cinco a?os. En mayo de 2013 Ciudad de M¨¦xico vivi¨® la mayor matanza del narco que se recuerda, el secuestro y asesinato de 13 j¨®venes en pleno eje financiero y urbano de la capital. Tres meses despu¨¦s, aparecieron mutilados en una fosa com¨²n de un bosque a las afueras. Todav¨ªa hoy sus madres siguen buscando respuestas.
Cinco a?os despu¨¦s, las familias todav¨ªa no saben por qu¨¦ los mataron. Como ha ocurrido con otros casos en M¨¦xico ¡ªcon los 43 de Ayotzinapa o con los tres estudiantes de cine de Jalisco¡ª, con cada avance se abren m¨¢s inc¨®gnitas: los chicos desaparecen, se les comienza a relacionar con el crimen organizado o con alguna actividad delictiva, nadie sabe si est¨¢n vivos o muertos, encuentran una fosa, los familiares piden ayuda a unos forenses argentinos porque no se f¨ªan de las autoridades, les entregan los restos de sus hijos, los entierran. Y ah¨ª se suele acabar la historia. Qui¨¦n lo hizo y el porqu¨¦ casi nunca se resuelven. El duelo se convierte eterno.
"Las mam¨¢s siguen esperando el d¨ªa en que puedan exhumar aquellos restos y demostrar que esos huesos sueltos no son de sus hijos", apunta Eugenia Ponce, t¨ªa de Jerzy Ortiz, que ten¨ªa 16 a?os el d¨ªa que lo mataron. Las sospechas se asientan en alguna raz¨®n: "En la ficha forense de Jerzy pon¨ªan que ten¨ªa dos pies derechos, uno del n¨²mero 4 y otro del 6", recuerda.
Todo ocurri¨® el 26 de mayo de 2013. Un domingo por la ma?ana 13 j¨®venes (con edades entre los 16 y los 34 a?os), la mayor¨ªa de un barrio conflictivo de la capital, Tepito, fueron secuestrados en un afterhours del centro, a 50 metros del Paseo de la Reforma, y a unas pocas calles de la sede de la polic¨ªa local. El bar se llamaba Heavens. El asunto trascendi¨® cuatro d¨ªas despu¨¦s en los medios y las alertas estallaron. Lo que parec¨ªa que no pod¨ªa suceder en la capital, el secuestro y asesinato masivo de unos j¨®venes con las t¨¦cnicas m¨¢s brutales, hab¨ªa llegado al coraz¨®n de M¨¦xico, un rinc¨®n que se supon¨ªa libre de la barbarie de la narcoviolencia. Y de su impunidad.
"Esto no es Sinaloa, aqu¨ª no hay narcos", se crey¨® durante mucho tiempo. Y el asunto se trat¨® por parte de las autoridades como un incidente aislado, un "conflicto entre narcomenudistas". Ning¨²n se?or de la droga se ha adue?ado jam¨¢s de la ciudad. Una tesis que chocaba con la capacidad operativa que debieron tener para pasearse con rifles de asalto y llevarse por la fuerza a 13 personas en una de las ¨¢reas m¨¢s visitadas de la capital, plagada de c¨¢maras y polic¨ªas. Tampoco cuadraba con su hip¨®tesis la manera en la que hab¨ªan sido asesinados: tortura, desmembramiento, entierro en fosa com¨²n.Y que ni siquiera en la sede de todos los poderes de la Rep¨²blica se haya resuelto un caso como este cinco a?os despu¨¦s. Hasta el momento hay siete hombres sentenciados por secuestrar y asesinar a los j¨®venes, pero ning¨²n autor intelectual del crimen.
La ciudad en aquellos d¨ªas se encontraba en medio de una guerra de narcotraficantes locales. Uno de los incidentes que dispar¨® aquella tragedia fue el asesinato de un primo de los l¨ªderes de Uni¨®n Insurgentes, El Chaparro, en un bar de la Condesa ¡ªbarrio de moda de la capital¡ª. La sed de venganza de aquella banda por lo sucedido acab¨® por cobrarse la vida de unos j¨®venes que no ten¨ªan nada que ver con el grupo rival al que buscaban, seg¨²n concluyeron las autoridades. Hace solo un mes, el pasado 15 de abril, fue acribillado a tiros un menor de edad en ese mismo establecimiento. La lucha por la plaza parece haber regresado. Los empresarios de la noche capitalina tem¨ªan que pudiera ocurrir de nuevo un Heavens. Y recientemente cuatro locales de fiesta en esa misma calle han sido clausurados.
"Nosotras lo que queremos es conocer la verdad, saber al menos c¨®mo murieron, enterrar a nuestros hijos... Y que algo as¨ª no vuelva a suceder nunca", cuenta Ponce.
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