Viaje a trav¨¦s del tiempo en la ciudad de Donetsk
Los componentes de su paisaje urbano acusan de forma individual los cuatro a?os transcurridos desde que los secesionistas prorrusos arrebataron el poder de hecho al Estado ucraniano
El tiempo no es homog¨¦neo para la ciudad de Donetsk. Los componentes de su paisaje urbano acusan de forma individual los cuatro a?os transcurridos desde que los secesionistas prorrusos arrebataron el poder de hecho al Estado ucraniano. En esta atormentada urbe hay instituciones, negocios y carteles informativos o publicitarios que se quedaron paralizados en la primavera de 2014. Otros han sobrevivido, a veces transform¨¢ndose radicalmente.
En 1869 el empresario gal¨¦s John Hughes comenz¨® a desarrollar la miner¨ªa del carb¨®n en estas estepas gracias a una concesi¨®n de la Rusia imperial. La localidad nacida en torno a aquella industria fue llamada Y¨²zovka en su memoria (deformaci¨®n rusa de Hughesovka). Posteriormente, fue rebautizada como St¨¢lino (1924-1961) en honor del l¨ªder sovi¨¦tico Josef Stalin.
Hasta que la guerra la cerc¨®, Donetsk era la animada y rica capital de la provincia ucraniana del mismo nombre. Estaba orgullosa de su club de f¨²tbol, el Shajtior, ten¨ªa un magn¨ªfico aeropuerto y una flamante estaci¨®n de tren inaugurada para la Eurocopa de 2012.
Para acceder a Donetsk desde el resto de Ucrania hay que hacer largas horas de cola y pasar por molestas inspecciones en los puestos de control de unos y de otros
La contienda entre las tropas leales a Kiev y las formaciones armadas independentistas ayudadas por Rusia destruye f¨ªsicamente los barrios perif¨¦ricos de la ciudad, pero en el centro la destrucci¨®n no se mide en cr¨¢teres, incendios y ruinas, sino en datos econ¨®micos, sociales, culturales y pol¨ªticos y en las grietas visuales de un entorno cotidiano.
El retumbar de la artiller¨ªa en las afueras de la ciudad, ahora m¨¢s mitigado, provoc¨® la huida de muchos de sus habitantes. Unos emigraron a Rusia a trav¨¦s de la frontera no controlada por Kiev; otros a Ucrania. Aunque muchos han regresado, Donetsk est¨¢ muy lejos de ser la animada urbe de un mill¨®n de habitantes de antes de la contienda.
La ciudad est¨¢ a pocos kil¨®metros del frente y puede decirse que el frente comienza en sus inmediaciones. Para acceder a Donetsk desde el resto de Ucrania hay que hacer largas horas de cola y pasar por molestas inspecciones en los puestos de control de unos y de otros. En 2017 Ucrania declar¨® el bloqueo al tr¨¢fico de mercanc¨ªas y Donetsk, que se ha instalado en la zona del rublo y no tiene tarjetas de cr¨¦dito, se abastece desde Rusia.
En el puesto de control de M¨¢rinka (al sudoeste de Donetsk), los representantes de la autodenominada Rep¨²blica Popular de Donetsk (RPD) reciben a los viajeros "autorizados" en un recinto met¨¢lico habilitado como control de pasaportes. En el tejado hay un busto de Lenin pintado de amarillo ocre. Otro local semejante, destinado a los que abandonan la RPD, est¨¢ decorado con un retrato de Stalin en uniforme militar a todo color. En ambos recintos ondean las banderas de la RPD (roja, negra y azul).
El viaje a Donetsk desde Kiev (con una primera etapa en tren hasta alguna localidad cercana al frente y luego, en alg¨²n veh¨ªculo autorizado a circular en las dos partes) dura pr¨¢cticamente un d¨ªa. Se puede llegar con menos tr¨¢mite y cansancio por la frontera entre Rusia y Ucrania en el tramo que Kiev no controla, pero ese desplazamiento, que para los secesionistas constituye la "l¨ªnea de la vida", es ilegal en Ucrania. A los corresponsales que no quieren cometer ilegalidades, la burocracia de Kiev no se lo pone f¨¢cil. Los secesionistas, tampoco, pues dan acreditaciones de modo caprichoso, seg¨²n sus fluctuantes percepciones sobre el corresponsal, el medio y el pa¨ªs que ¨¦ste representa.
La calle Artiom es la arteria central de Donetsk de 8 kil¨®metros de longitud. Est¨¢ dedicada a Fiodor Sergu¨¦yev, un revolucionario dirigente de la ef¨ªmera rep¨²blica Sovi¨¦tica de Donetsk y Krivorog, muerto en 1921 (su hijo, el general sovi¨¦tico Artiom Sergu¨¦yev, fue adoptado por Stalin y se cas¨® con Amaya, la hija de La Pasionaria).
De acuerdo con una ley de 2015 que proh¨ªbe los s¨ªmbolos sovi¨¦ticos, el nombre de Artiom ha sido eliminado en calles y plazas de Ucrania y la ciudad de Artiomsk, en territorio de la provincia de Donetsk controlado por Kiev, ha recuperado su antiguo nombre, Bajmut. Pero en la ciudad de Donetsk, Artiom es un s¨ªmbolo de identidad y, adem¨¢s de su calle, cuenta con una enorme estatua en estilo de realismo socialista.
La calle Artiom discurre junto a la plaza Lenin, donde se alza un gigantesco monumento al fundador del Estado sovi¨¦tico, oteando el horizonte, y tambi¨¦n el edificio que en el pasado ubic¨® el ministerio de Carb¨®n de la URSS.
A la plaza de Lenin mira el edificio del Teatro Dram¨¢tico con sus carteles anunciando el nutrido repertorio de verano, obras de Nikol¨¢i G¨®gol y de Pushkin. Un detalle delata la guerra: Las funciones son inusualmente tempranas, matutinas, de sobremesa y a lo sumo a las 17 horas. El toque de queda est¨¢ vigente desde las once de la noche a las cinco de la ma?ana. En la calle Artiom est¨¢ el lujoso hotel Donbass Palace, una propiedad del oligarca local Rinat Ajm¨¦tov, que durante la ocupaci¨®n alemana fue cuartel de la Gestapo, y que desde 2017 es regentado por la "empresa estatal" denominada "Uni¨®n de Hoteles Republicanos de Donb¨¢s".
Seis mil rublos (menos de 100 euros) cuesta hoy una habitaci¨®n individual en este establecimiento de cinco estrellas, donde a media tarde, un pianista trajeado teclea una dulce melod¨ªa en el amplio sal¨®n de mullidos sof¨¢s color pastel. Alrededor de la ¨²nica mesa ocupada, tres hombres en ropa deportiva hablan de negocios.
Detr¨¢s del hotel, est¨¢ el edificio de oficinas de Ajm¨¦tov, una elevada torre acristalada, que fue el s¨ªmbolo del nuevo Donetsk. Aqu¨ª en la planta baja estaba el caf¨¦ Loft, donde en la primavera de 2014 esta corresponsal vio c¨®mo se desped¨ªan los yuppies locales, hijos de dirigentes mineros que supieron enriquecerse al disolverse la URSS, mientras los camareros con rostros f¨²nebres les serv¨ªan exquisitos platos europeos. Eran los d¨ªas en que una masa de milicianos exaltados impon¨ªa su ley y requisaban los coches lujosos en nombre del "poder popular". En las inmediaciones del Loft, a¨²n pueden verse Mercedes, Lexus, y una se pregunta si sus due?os se las arreglaron para conservarlos en tiempos revueltos o si los obtuvieron gracias a ellos.
Hoy el Loft de Donetsk est¨¢ cerrado y sus cristaleras forradas por dentro con papel de embalar. En la fachada del teatro de la Opera, se anuncia un impresionante n¨²mero de puestas en escena veraniegas (desde m¨²sica de Mozart a la ¨®pera Don Quijote, pasando por La Boheme). Tambi¨¦n aqu¨ª el repertorio es mayoritariamente anterior a las turbulencias de 2014, aunque hay algunas puestas en escena nuevas. En su p¨¢gina de web, la ?pera ofrece entradas gratis como "acci¨®n ben¨¦fica" para los residentes en el territorio de Donb¨¢s "que est¨¢ temporalmente bajo control de Ucrania".
Donetsk siempre fue una ciudad obsesivamente limpia y con mucho verde. La guerra no la ha cambiado. Dos empleadas municipales siembran las jardineras frente al edificio de la ¨®pera. Desde una pancarta vecina las contempla la foto de Oleg "Mamai" Mam¨ªev, un combatiente del norte del C¨¢ucaso al servicio del independentismo, que pereci¨® el 17 de mayo, mientras guiaba a un grupo de televisi¨®n de Rusia por la l¨ªnea de frente. "Memoria eterna al defensor de la rep¨²blica", puede leerse en la pancarta.
La fachada trasera de la ¨®pera da al bulevar Pushkin, donde una exposici¨®n al aire libre cuenta la historia de Donetsk desde su fundaci¨®n. La exposici¨®n data de antes de la guerra y, por su car¨¢cter hist¨®rico, podr¨ªa seguir ah¨ª indefinidamente. No es el caso de una exhibici¨®n de fotos al aire libre titulada Donetsk-Power and Beauty, en la que hasta hoy se aborda con orgullo un presente que dej¨® de serlo en 2014. La muestra de "poder y belleza" incluye una imagen del aeropuerto internacional Sergu¨¦i Prokofiev, otra de la estaci¨®n ferroviaria central, y tambi¨¦n una del Estadio Donb¨¢s Arena, el "mejor de Europa Oriental". El aeropuerto fue destruido por los combates; la estaci¨®n, da?ada por alg¨²n que otro impacto, sigue en pie, pero no se usa, y el estadio, alcanzado por la onda expansiva de un misil, tampoco.
M¨¢s a tono con la ¨¦poca actual est¨¢n los tablones que recogen las ofertas para viajar en autobuses o taxis colectivos a ciudades de Rusia o de Ucrania o de las expediciones para cobrar las pensiones de jubilaci¨®n en territorio controlado por Ucrania. En la calle Artiom hay boutiques de lujo cerradas o con rebajas mete¨®ricas y tiendas de empe?os, donde, seg¨²n una habitante local, se encontraban muchas gangas, tales como ropa de marca y buenos abrigos de piel, en la primavera de 2014, cuando los ricos de Donetsk hu¨ªan de la revoluci¨®n.
Desde que el fragor de los combates disminuy¨®, Donetsk ha recuperado a parte de sus habitantes, pero su "ruido urbano" es intermitente. Tiene esta ciudad tramos de silencio buc¨®lico, habitados solo por susurros de hojas y cantos de p¨¢jaros, y breves tramos bulliciosos, cuando se acumulan varios coches en un sem¨¢foro o alguno de ellos hace sonar la m¨²sica tecno a gran volumen. Entre unos y otros, el retumbar lejano de la artiller¨ªa, el paso de una ambulancia y los altavoces de las celebraciones de la RPD. La publicidad urbana es dispar. Congelados en el a?o 2014, casi como piezas de museo, est¨¢n los anuncios de ropa de marcas occidentales, con los precios marcados a¨²n en grivnas (la moneda ucraniana), y fotos de chicas despeinadas que parecen apretar con fuerza sus bolsos. ?Era esta la est¨¦tica del a?o 14?
La publicidad actual hoy en Donetsk son las fotos de Alexandr Zaj¨¢rchenko, las citas de sus discursos, los carteles con los colores de la bandera rusa (blanco, azul y rojo) en forma de flor o tapizando el mensaje "Te quiero Donetsk".
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