Egipto acelera la construcci¨®n de su nueva capital en medio del desierto
Las dimensiones del proyecto, con el sello de Al Sisi, son desbordantes para un pa¨ªs en v¨ªas de desarrollo
Poco m¨¢s de 1.000 a?os y centenares de batallas e intrigas palaciegas despu¨¦s, la m¨ªtica ciudad de El Cairo (¡°La victoriosa¡±, en ¨¢rabe) perder¨¢ el privilegio de ser la capital de Egipto. Su sucesora a¨²n no cuenta con un nombre, pero su gestaci¨®n se inici¨® hace ya dos a?os y avanza a un ritmo firme. La nueva capital, de dimensiones y caracter¨ªsticas desbordantes para un pa¨ªs en v¨ªas de desarrollo, forma parte de los sue?os de grandeza del mariscal Abdelfat¨¢ Al Sisi, empe?ado en convertirse en una encarnaci¨®n moderna de los todopoderosos faraones. Aunque no son pocos quienes se muestran esc¨¦pticos sobre la viabilidad de un proyecto que pretender descongestionar El Cairo, en sus m¨¢s de cuatro a?os de gobierno, Al Sisi ha demostrado ser un hombre con una voluntad y una determinaci¨®n de hierro.
En un v¨ªdeo promocional, se puede ver a decenas de camiones y trabajadores trajinando en las arenas del S¨¢hara, y de fondo, los esqueletos de algunos de los edificios que constituir¨¢n el ¡°barrio administrativo¡±, incluido el mastod¨®ntico Parlamento, cuyo superficie triplicar¨¢ la del actual. En general, todos los atributos de esta empresa resultan abrumadores: sus m¨¢s de cinco millones de habitantes, su parque mayor que el Central Park de Nueva York, su ¡°r¨ªo verde¡± artificial ... Y todo ello, punteado con m¨¢s de una veintena de rascacielos, incluido uno de casi 400 metros. En las maquetas, la nueva urbe parece una mezcla de Dub¨¢i y Vancouver. Una utop¨ªa en mitad del desierto ¡ª40 km al este de El Cairo¡ª que, en boca del portavoz de la obra, adopta un car¨¢cter m¨¢s bien dist¨®pico.
¡°Va a ser una ciudad totalmente inteligente y completamente segura, con c¨¢maras en todas las calles. De forma, por ejemplo, que en el mismo momento que haya un accidente de tr¨¢fico, desde el centro de control, ya estar¨¢n mandando una ambulancia¡±, explica ufano Jaled el-Husseini. Seg¨²n los planes del Gobierno, en el segundo semestre del a?o pr¨®ximo ya se habr¨¢n trasladado las sedes de todos los ministerios, y van a ¡°incentivar¡± a las embajadas extranjeras para que sigan sus pasos. En 2021, cinco a?os despu¨¦s del inicio de los primeros trabajos, est¨¢ previsto haber finalizado buena parte de la obra. Un tiempo r¨¦cord. ¡°Es un sue?o. Dar¨¢ una gran imagen del Estado egipcio¡±, apostilla el portavoz en una conversaci¨®n telef¨®nica.
En cambio, el-Husseini, un oficial del Ej¨¦rcito, no ofrece una visi¨®n tan precisa al ser preguntado por su coste para el contribuyente: ¡°De momento, hemos puesto 20.000 millones de libras (1.300 millones de euros), y confiamos en que el resto vendr¨¢ de inversores extranjeros y egipcios. Pero no existe un presupuesto final definitivo¡±. La sociedad encargada de desarrollar el proyecto, la ACUD, est¨¢ participada en un 51% por el Ej¨¦rcito y un 49% por el Ministerio de la Vivienda. Sin embargo, es dif¨ªcil saber las cuentas exactas de la obra, ya que el presupuesto del Ministerio de Defensa es un secreto de Estado. Desde el ascenso de Al Sisi, el Ej¨¦rcito est¨¢ asumiendo un rol cada vez m¨¢s prominente tanto en el sector privado como en las obras p¨²blicas, lo que ha provocado el malestar de muchos empresarios.
¡°No est¨¢ muy claro qui¨¦n est¨¢ pagando estos proyectos. No hay mucha transparencia¡±, comenta el economista Amr Adly. La nueva capital, al igual que la ramificaci¨®n del Canal de Suez edificada en 2015, forma parte de los llamados ¡°proyectos nacionales¡±, una serie de obras fara¨®nicas con las que Al Sisi pretende estimular la econom¨ªa y dejar su huella en la historia del pa¨ªs. Desde el a?o pasado, el PIB crece por encima del 4%, pero no est¨¢ claro cu¨¢l es el impacto de estas obras. ¡°El problema es que no se han hecho sobre la base de estudios de viabilidad rigurosos ... Atraen muchos recursos a corto plazo bajo la promesa incierta de ganancias en el futuro¡±, a?ade Adly. Adem¨¢s, su pol¨¦mica construcci¨®n coincide con la aplicaci¨®n de un dur¨ªsimo plan de ajuste pactado con el FMI a cambio de un cr¨¦dito de 11.000 millones de euros, y que incluye dolorosos recortes.
Para el urbanista David Sims, la nueva capital es el ¨²ltimo de una serie de proyectos ruinosos iniciados hace medio siglo y destinados a crear modernas urbes en la periferia des¨¦rtica de El Cairo, una congestionada y contaminada megal¨®polis con m¨¢s de 20 millones de almas. Como documenta en su libro Egypt's Desert Dreams, buena parte de esos planes terminaron en barrios fantasma, salpicados de edificios a medio construir. ¡°Se han ignorado las lecciones de las experiencias previas. La raz¨®n es la existencia de un mercado especulativo en el Gran Cairo. Vender terreno p¨²blico puede generar mucho dinero¡±, asevera.
Desconectadas de la red de transporte p¨²blico, las nuevas urbes, como Tagamu al-Jamis, a menudo solo han atra¨ªdo a las clases m¨¢s acomodadas. Lo mismo puede suceder con la nueva capital, pues los precios de sus lujosos apartamentos, que se anuncian con piscina y spa compartidos y vistas, son prohibitivos para la mayor¨ªa en un pa¨ªs donde m¨¢s del 40% de la poblaci¨®n vive con menos de dos d¨®lares al d¨ªa. En urbanizaciones con nombres sugerentes como Il Bosco o Beta Greens, cuya publicidad copa las autopistas, el valor de un piso de dos habitaciones supera los 60.000 euros. ¡°El egipcio medio no lo puede pagar. Nos gustar¨ªa dedicar 20.000 apartamentos a viviendas sociales, pero no est¨¢ decidido a¨²n¡±, apunta Husseini. Para el Gobierno, la nueva capital es un ¡°sue?o¡±. Para muchos egipcios, m¨¢s bien un espejismo.
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