Imran Khan, la encarnaci¨®n paquistan¨ª de la ola populista global
El antiguo capit¨¢n del equipo nacional de cr¨ªquet es el favorito en las elecciones de Pakist¨¢n
¡°?Primer ministro? Imran Khan. ?Primer ministro? Imran Khan¡±. El clamor de la multitud que le recibe en Raiwind, a las afuera de Lahore, vigoriza a la leyenda del cr¨ªquet paquistan¨ª devenido en pol¨ªtico. Despu¨¦s de dos d¨¦cadas haciendo campa?a contra la corrupci¨®n y las dinast¨ªas pol¨ªticas de su pa¨ªs, el l¨ªder del Movimiento por la Justicia (PTI, siglas en urdu) est¨¢ convencido de que ha llegado su hora. ¡°Como buen deportista, salgo a ganar¡±, ha dicho con una firmeza que entusiasma a sus partidarios y preocupa a sus detractores.
Su voz profunda y su discurso antisistema no defraudan a quienes han estado esperando durante casi cuatro horas en un ambiente m¨¢s cercano al de un concierto de rock que al de un mitin electoral. A sus 65 a?os, el glamuroso exdeportista con cierto parecido a Mick Jagger ha logrado atraer a los j¨®venes con su visi¨®n de un nuevo Pakist¨¢n, libre de pol¨ªticos corruptos y respetado en el mundo. El potencial es enorme: casi la mitad de los 98,6 millones de paquistan¨ªes registrados para votar este mi¨¦rcoles tiene menos de 35 a?os. El riesgo de defraudarles, tambi¨¦n, habida cuenta del populismo de muchas de sus propuestas.
Su f¨®rmula para sacar al pa¨ªs de la pobreza parece limitarse a repatriar el dinero que las ¨¦lites esconden fuera del pa¨ªs. Desea que Pakist¨¢n sea un ¡°Estado de bienestar isl¨¢mico¡±, pero a pesar de su declarada admiraci¨®n por el modelo escandinavo, los coqueteos de este licenciado de Oxford con los cl¨¦rigos fundamentalistas y sus llamamientos a dialogar con los talibanes suscitan recelos. ¡°Es demasiado tolerante con los extremistas¡±, asegura un antiguo compa?ero de estudios en el prestigioso Aitchison College de Lahore que ahora milita en un partido rival y le califica de ¡°impulsivo y osado¡±.
Pocos tomaron en serio a Khan cuando lanz¨® el PTI en 1996. Su estrepitoso fracaso en las elecciones del a?o siguiente confirm¨® que hab¨ªa poco margen fuera del binomio Liga Musulmana (PML) y Partido Popular (PPP). Ni siquiera con los l¨ªderes de ambos en el exilio en 2002, bajo la dictadura del general Musharraf, logr¨® m¨¢s que su esca?o. Consciente de sus escasas posibilidades boicote¨® las urnas en 2008. Cinco a?os m¨¢s tarde se produjo un cambio.
Los j¨®venes paquistan¨ªes, tradicionalmente ap¨¢ticos, se mostraron por primera vez como una fuerza pol¨ªtica en los comicios de 2013. Desilusionados con la marcha de su pa¨ªs, votaron por el partido de Khan, cuyos ¨¦xitos deportivos revividos en YouTube eran una fuente de orgullo frente a la asociaci¨®n con el terrorismo a que les reduc¨ªa el resto del mundo. No fue suficiente para romper el control del poder de los partidos tradicionales. El PTI logr¨® 35 esca?os frente a los 166 del PML (adem¨¢s del Gobierno de Khyber-Pakhtunkhwa, una de las cuatro regiones aut¨®nomas del pa¨ªs).
Pero el objetivo de Khan era el Gobierno federal y el antiguo capit¨¢n del equipo nacional de cr¨ªquet no iba a rendirse. ¡°El deporte te ense?a que la vida no es una l¨ªnea recta. Encajas los golpes y aprendes de tus errores¡±, ha declarado. Tal vez por ello, y pese a los buenos augurios de los sondeos, no haya confiado s¨®lo en la intenci¨®n de voto. En una decisi¨®n controvertida, y que probablemente le haya restado simpatizantes, entr¨® en el juego de incluir en sus listas a ¡°elegibles¡±: terratenientes y se?ores feudales con el control de miles de votos en sus distritos, que garantizan su elecci¨®n sean cuales sean las siglas bajo las que se presenten.
Esa concesi¨®n al barro pol¨ªtico y la muy extendida percepci¨®n de que el Ej¨¦rcito (que sigue manejando las palancas del poder) ha estado haciendo trampas en su favor (desde presionar a los medios de comunicaci¨®n hasta encarcelar a su principal rival, Nawaz Sharif del PML) han ensombrecido la campa?a de Khan. El carism¨¢tico l¨ªder ha ignorado esa alegaci¨®n al igual que las embarazosas revelaciones sobre su promiscuidad sexual e hijos no reconocidos, lanzadas en un pol¨¦mico libro por su segunda exesposa, Reham, con quien estuvo casado 10 meses.
La imagen de playboy cultivada durante sus a?os de deportista de ¨¦xito y matrimonio con la brit¨¢nica Jemima Goldsmith?contrasta con el perfil de musulm¨¢n devoto y fil¨¢ntropo que intenta proyectar desde que entr¨® en pol¨ªtica. La pareja, que se divorci¨® en 2004, tuvo dos hijos, Sulaiman Isa y Kasim. Su reciente boda con su consejera espiritual, Bushra Manika, es otra fuente de jugosos cotilleos.
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