La ca¨ªda de Manafort exhibe las oscuras t¨¢cticas de ¡®lobby¡¯ pol¨ªtico

Durante la campa?a electoral de 2016, el entonces candidato republicano, Donald Trump, prometi¨® ¡°drenar el pantano¡±, una met¨¢fora sobre el poder del establishment de Washington. En su a?o y medio de presidencia, Trump apenas ha hecho nada con ese fin y ahora el denostado pantano se le ha girado en contra virulentamente. Pocos mejor que Paul Manafort, su ex jefe de campa?a y veterano lobista, simbolizan los trapos sucios detr¨¢s del circo pol¨ªtico en la capital estadounidense. Fue asesor de los presidentes republicanos Gerald Ford y Ronald Reagan. Y revolucion¨® la industria del lobby de la capital estadounidense cuando, en los a?os ochenta, fund¨® una consultor¨ªa para mejorar la reputaci¨®n de l¨ªderes denostados internacionalmente: el rebelde angole?o Jonas Savimbi o el aut¨®crata filipino Ferdinand Marcos.

El viernes, sin embargo, Manafort culmin¨® su fulminante ca¨ªda en desgracia y se convirti¨® en una seria amenaza para su exjefe y hoy presidente -que hasta ahora le defend¨ªa-, al declararse culpable de dos delitos de conspiraci¨®n contra Estados Unidos y de obstrucci¨®n a la justicia como parte de la investigaci¨®n del fiscal especial Robert Mueller por sus negocios de consultor¨ªa en Ucrania. Y acept¨® cooperar con Mueller en sus pesquisas sobre si el equipo de Trump se coordin¨® con la injerencia rusa en las presidenciales.

El escrito de acusaci¨®n a Manafort exhibe con detalle sus esfuerzos, muchos de ellos oscuros e irregulares, para promover la agenda pol¨ªtica de sus clientes. Entre otras cosas, mediante campa?as de desinformaci¨®n. Manafort escondi¨® a las autoridades estadounidenses el alcance de su trabajo de consultor¨ªa, a partir de 2005, para el partido del expresidente ucranio Viktor Yanukovych, que huy¨® a Rusia tras las protestas ciudadanas de 2014. Por ley deber¨ªa haberse registrado como un agente de un pa¨ªs extranjero en EE UU. Pero no lo hizo. Tampoco pag¨® los impuestos que le correspond¨ªan: ocult¨® al fisco m¨¢s de 15 millones de d¨®lares de sus ingresos obtenidos en el extranjero.

Las tretas de Manafort tambi¨¦n salpican a otras grandes firmas del lobismo en Washington, algunas de ellas cercanas al Partido Dem¨®crata. El consultor cre¨® una organizaci¨®n en Bruselas para promover la causa de Yanukovych, que alcanz¨® la presidencia de Ucrania en 2010 y buscaba proyectarse como un reformista prooccidental a pesar de sus lazos con Mosc¨² y sus v¨ªnculos con tramas corruptas. Manafort trat¨® de minimizar el hecho de que la organizaci¨®n era en realidad un brazo pol¨ªtico de Yanukovych. Con tal de ganar legitimidad y rebajar su papel, Manafort se puso en contacto con dos grandes firmas de lobby y comunicaci¨®n de Washington: Mercury y Podesta Group.

El ex jefe de campa?a de Trump logr¨® convencer a ambas organizaciones para que colaborar¨¢n con ¨¦l: recibieron un mill¨®n de d¨®lares respectivamente y accedieron a no registrar sus actividades bajo la ley estadounidense sobre agentes extranjeros, de tal forma que se diluyeran los lazos entre Manafort y Ucrania. Ahora, sin embargo, ambas firmas son objeto de una investigaci¨®n del Departamento de Justicia de EE UU, a ra¨ªz de las pesquisas de Mueller, y el a?o pasado se registraron retroactivamente en la normativa pertinente. La investigaci¨®n ha propiciado el colapso de Podesta Group. Su fundador, Tony Podesta, un icono del lobismo de Washington y cercano a los dem¨®cratas, dimiti¨® a finales del a?o pasado. Su hermano, John Podesta, dirigi¨® la campa?a de la dem¨®crata Hillary Clinton contra Trump en 2016.