Las mujeres contra la opresi¨®n
El mayor movimiento de resistencia al proyecto autoritario muestra que apoyar a Bolsonaro es votar a favor de las fuerzas que empobrecen el pa¨ªs y violentan a los m¨¢s fr¨¢giles
Los analistas del bolsonarismo creen que, para sus electores, ¨¦l es un grito contra lo que no funciona y contra el desamparo, o incluso contra la precariedad de las respuestas de la democracia para los problemas concretos de la vida cotidiana. La candidatura de Jair Bolsonaro tambi¨¦n representar¨ªa el voto anti Partido de los Trabajadores, un sentimiento que gan¨® fuerza a partir de 2013 y, en 2015, se convirti¨® en odio. Al ponerse en contra de lo que el candidato de extrema derecha representa, el movimiento ¡°Mujeres Unidas Contra Bolsonaro¡±, que alberga casi a 3 millones de brasile?as en su p¨¢gina de Facebook, denuncia justamente la imposibilidad de que el voto a favor de Bolsonaro sea un voto ¡°antisistema¡±. Lo que estas mujeres se?alan es que no hay nada m¨¢s a favor del sistema que Bolsonaro. Votarlo es votar a favor de lo que nunca ha sido de buena ley en Brasil, pero siempre ha existido. O a favor del regreso de los que nunca se fueron.
Es posible votar a Bolsonaro. Muchos lo pueden considerar inmoral o incluso anti¨¦tico, ya que defiende abiertamente la violencia contra los grupos m¨¢s fr¨¢giles, como mujeres, negros, gais, campesinos e ind¨ªgenas. E incita a la violencia en uno de los pa¨ªses m¨¢s violentos del mundo. Pero, si piensas como ¨¦l, tiene sentido votar a quien representa tu pensamiento. Al fin y al cabo, la democracia es eso. Por m¨¢s que para algunos sea dif¨ªcil de aceptar, Bolsonaro y su autoritarismo son tambi¨¦n un producto de las contradicciones de la democracia. Bolsonaro es un fen¨®meno de la democracia, no de fuera de ella.
Solo no es posible votar a Bolsonaro afirmando que se vota para cambiar las cosas o como protesta contra todo lo que est¨¢ ah¨ª. Entonces no. Esta afirmaci¨®n se desmorona a simple vista. Votar a Bolsonaro es justamente votar a favor de todo lo que siempre estuvo ah¨ª. O que estuvo ah¨ª m¨¢s tiempo que cualquier otra cosa.
1) Bolsonaro y los nuevos coronelismos rurales y urbanos
No es una coincidencia que las viejas (y tambi¨¦n las nuevas) oligarqu¨ªas rurales, vinculadas a la violencia en el campo, tengan a Bolsonaro estampado en sus camionetas como su candidato. Las fuerzas que Bolsonaro representa atraviesan la historia brasile?a. A veces con m¨¢s, a veces con menos poder pol¨ªtico. Son esas fuerzas las que convirtieron a Brasil en uno de los pa¨ªses m¨¢s desiguales y violentos del mundo.
Para los coroneles del Brasil rural, Brasil siempre ser¨¢ una gran hacienda
Bolsonaro no dialoga solo con la dictadura civil y militar que gobern¨® el pa¨ªs a la fuerza de 1964 a 1985. Dialoga antes con figuras y fuerzas mucho m¨¢s antiguas y fundadoras de Brasil. Bolsonaro dialoga con el coronelismo (oligarqu¨ªa agraria de latifundistas) que marc¨® el Brasil rural y que, de muchas formas, permanece hasta hoy. Pero actualizado, ya que nada atraviesa las ¨¦pocas sin adquirir nuevos matices y a?adir nuevos protagonistas.
Como fen¨®meno, Bolsonaro es la s¨ªntesis de la parte golpista del militarismo profesional, representada por su vicepresidente, el general jubilado Hamilton Mour?o, y el coronelismo pol¨ªtico de un Brasil rural que utiliza la ¡°agroindustria¡± como ropaje de la modernizaci¨®n, pero que mantiene las mismas pr¨¢cticas violentas en el campo. Para los coroneles, Brasil siempre ser¨¢ una gran hacienda y la lucha siempre ser¨¢ para privatizar las tierras p¨²blicas y colectivas que todav¨ªa existen en el pa¨ªs. Estas dos fuerzas se conectaron en varios momentos de la historia brasile?a. Como hoy.
En regiones como el Norte y el Centro-Oeste de Brasil, este coronelismo no representa a las viejas oligarqu¨ªas rurales del siglo XIX y las primeras d¨¦cadas del siglo XX, sino a las nuevas oligarqu¨ªas que se constituyeron en la segunda mitad del siglo pasado, tanto durante el proceso de expulsi¨®n y masacre de los ind¨ªgenas, con el objetivo de liberar sus tierras ancestrales para proyectos de la dictadura, como mediante el robo de vastas tierras p¨²blicas de la selva, un fen¨®meno conocido como grilagem que sigue en curso hasta hoy y se ha revigorizado en los ¨²ltimos a?os.
Algunos de los que se autodenominan ¡°pastores¡± son estafadores de la fe o ¡°coroneles de la fe¡±
Parte del robo de tierras p¨²blicas promovido ya en el siglo XXI lo legaliz¨® el gobierno Temer, que cuenta con la ¡°bancada ruralista¡± como principal avaladora. Pero, si garantizaron y siguen garantizando el gobierno, estos coroneles y sus representantes en el Congreso nunca han pensado en votar al candidato del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (MDB) o del Partido de la Social Democracia Brasile?a (PSDB), aunque este sea el partido con el que establecen su poder local o regional. Son electores de Bolsonaro desde que despunt¨® como candidato.
A?adida a los nuevos y viejos coroneles, aparece la parte urbana y m¨¢s ruidosa del Brasil evang¨¦lico, que utiliza las palabras con mucha competencia. Empezando por la propia denominaci¨®n religiosa. Al transformar lo que es una brutal disputa de poder en una guerra del bien contra el mal, parte de los l¨ªderes encubre lo que es pol¨ªtico con el discurso religioso. Las cr¨ªticas a esos l¨ªderes evang¨¦licos se leen como una cr¨ªtica a los evang¨¦licos como grupo religioso, colaborando a discriminar sectores de la poblaci¨®n que ya son hist¨®ricamente discriminados. De este truco abusan algunos l¨ªderes. Denominar su bancada en el Congreso ¡°bancada de la Biblia¡± solo los ayuda en esta transmutaci¨®n de la pol¨ªtica en religi¨®n.
Los evang¨¦licos son un grupo muy heterog¨¦neo y con posiciones morales que var¨ªan, a veces radicalmente, en las diferentes iglesias, lo que har¨ªa imprecisa cualquier unidad. Pero lo m¨¢s importante es que la cr¨ªtica no es a la religi¨®n ni a sus fieles, y mucho menos se refiere a ninguna supuesta versi¨®n de la guerra santa. Al contrario. Es una cr¨ªtica a los estafadores que utilizan la religi¨®n para enriquecerse y para conquistar el poder p¨²blico para enriquecerse.
La mayor¨ªa de estos estafadores, que tambi¨¦n pueden denominarse ¡°coroneles de la fe¡±, est¨¢n alineados con Bolsonaro. Son a la vez nuevos y viejos. La novedad de sus or¨ªgenes y de su lenguaje no es capaz de encubrir que act¨²an para mantener el pa¨ªs exactamente como est¨¢, porque en este contexto consiguieron enriquecerse y conquistar poder. Dependen de la miseria, del desamparo y del miedo para mantener la clientela. Su disputa es para seguir multiplicando riqueza privada, as¨ª como para garantizar los privilegios p¨²blicos que eximen que sus iglesias paguen impuestos.
La religi¨®n es solo el medio. El enriquecimiento privado es el fin. La estrategia de encubrir la disputa de poder con los temas morales se mostr¨® tan eficaz que las milicias de internet, como el MBL, eminentemente urbanas, la adoptaron a partir de 2017 para ampliar su n¨²mero de seguidores con el objetivo de destruir a artistas y manifestaciones art¨ªsticas.
Es interesante observar c¨®mo lo m¨¢s retrasado de Brasil se ha juntado a fen¨®menos recientes para producir al que denominan en internet ¡°el desto¡±. La denominaci¨®n apunta a dos objetivos: el primero es el de no popularizar todav¨ªa m¨¢s al candidato, lo cual podr¨ªa garantizar los votos de aquellos que, cuando llegan a las urnas, votan al nombre que recuerdan; el segundo, que todo aquello que representa, en su autoritarismo, ser¨ªa innominable o innombrable. Bolsonaro ser¨ªa una especie de Voldemort, el malvado de la serie Harry Potter, a quien los brujos prefieren referirse como ¡°quien t¨² sabes¡±, para que la invocaci¨®n del nombre no lo materialice como realidad f¨ªsica.
Bolsonaro es mucho menos un capit¨¢n del Ej¨¦rcito y mucho m¨¢s un pol¨ªtico profesional con un desempe?o pat¨¦tico
El hecho de que Jair Bolsonaro encabece las intenciones de voto (el 28%, seg¨²n el ¨²ltimo sondeo del Instituto Datafolha) muestra que la fuerza de lo m¨¢s arcaico y sombr¨ªo de Brasil ha emergido a la luz. Y se ha encarnado en una figura que es mucho menos un capit¨¢n jubilado del Ej¨¦rcito y m¨¢s un pol¨ªtico profesional. No un pol¨ªtico profesional que disputa la construcci¨®n de un pa¨ªs, sino uno que trabaja para permanecer en la n¨®mina del Congreso.
En 26 a?os como parlamentario, seg¨²n una investigaci¨®n del peri¨®dico O Estado de S. Paulo, Bolsonaro ha conseguido aprobar solo dos proyectos de su autor¨ªa: para cada proyecto, 13 a?os de salario, dietas, complementos para contratar secretarios, etc. Al preguntarle por su baja productividad, el candidato respondi¨®: ¡°Es tan importante hacer un gol como que no te lo hagan¡±.
Estos son los hechos, en caso de que los hechos valgan en la construcci¨®n mental de los electores. El desempe?o que tumbar¨ªa a cualquier empleado, en cualquier empresa del mundo, lo ha premiado como empleado del pueblo. Tanto, que Bolsonaro encabeza los sondeos para la presidencia de la Rep¨²blica. En la composici¨®n de sus electores, es el preferido entre los m¨¢s ricos y m¨¢s escolarizados, justamente los que se supone que tienen m¨¢s acceso a la informaci¨®n de calidad, si es que eso importa a la hora de tomar decisiones. En la ¨¦poca de la autoverdad, sin embargo, los hechos no valen nada.
Hay varios adjetivos que podr¨ªan utilizarse para definir el comportamiento del elector de Bolsonaro. Ileg¨ªtimo no es uno de ellos. Si crees que el pol¨ªtico ideal es el que ha aprobado dos proyectos en 26 a?os de servicio p¨²blico y te sientes representado por el desempe?o de Bolsonaro, tiene sentido que lo votes. Por una cuesti¨®n de coherencia, incluso, este deber¨ªa ser el criterio de productividad de los empresarios que tambi¨¦n son electores de Bolsonaro a la hora de seleccionar a sus empleados y determinar planes de carrera.
2) C¨®mo las ¨¦lites han descubierto que las calles no son su tienda de mascotas
El fen¨®meno llamado ¡°desto¡± tambi¨¦n saca a la luz la monumental arrogancia de una parte de la ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica de Brasil, as¨ª como la arrogancia de una parte del poder judicial. Estas ¨¦lites compart¨ªan la ilusi¨®n de controlar las calles y tambi¨¦n los procesos pol¨ªticos. Han descubierto que ver Brasil desde lo alto no es suficiente para comprender los Brasiles. Empiezan a darse cuenta de que, cuando cre¨ªan que utilizaban, estaban de hecho siendo utilizados. Bolsonaro no solo se revela a s¨ª mismo, sino mucho m¨¢s. No es un hecho aislado, sino una trama.
En 2013 el Partido de los Trabajadores (PT) descubri¨® que ya no era el partido de las calles de una forma bastante dolorosa. En aquel momento, la arrogancia del partido era tanta que cre¨ªa que las calles ser¨ªan suyas para siempre. Tanto, que ni siquiera necesitaba caminar por ellas. En 2013, el PT descubri¨® que lo estaban expulsando de las calles. En 2015, mu?ecos hinchables de Lula y Dilma vestidos de presidiarios invadieron tambi¨¦n los cielos. El sentimiento anti-PT se transformaba en odio.
A¨¦cio Neves y el PSDB son en gran parte responsables del lodazal actual de Brasil
Pero el ejemplo todav¨ªa m¨¢s evidente es el del PSDB, cuyo drama se desarrolla en este momento. Cuando A¨¦cio Neves (PSDB) perdi¨® las elecciones de 2014 contra Dilma Rousseff (PT), ¨¦l y su partido cuestionaron, de manera a la vez oportunista e irresponsable, el proceso electoral sin que nada justificara la sospecha. Brasil, con las urnas electr¨®nicas, tiene uno de los sistemas de votaci¨®n m¨¢s fiables del mundo. Aceptar la derrota forma parte de las reglas fundamentales de la democracia.
A¨¦cio, el corrupto, iniciaba all¨ª una crisis y creaba un precedente peligroso. M¨¢s tarde, una grabaci¨®n revelar¨ªa a A¨¦cio diciendo que pidi¨® que se auditaran los resultados electorales solo ¡°para tocar los cojones¡±. A¨¦cio pasar¨¢ a la historia no solo por su implicaci¨®n con la corrupci¨®n, sino por este acto de irresponsabilidad criminal. El pol¨ªtico quedar¨¢ marcado como uno de los que m¨¢s colabor¨® en la corrosi¨®n de la democracia este inicio de siglo.
En el hospital donde se recupera de un ataque con un cuchillo, Bolsonaro grab¨® un v¨ªdeo cuestionando las urnas electr¨®nicas e indicando que puede no aceptar el resultado de las elecciones en caso de derrota. Su vicepresidente, Hamilton Mour?o, ya hab¨ªa dado una entrevista al canal de televisi¨®n Globo News afirmando la posibilidad de un autogolpe del presidente elegido, con el apoyo de las Fuerzas Armadas. Es demasiado irresponsable y grave que un pol¨ªtico anuncie que participa en el juego, pero que solo aceptar¨¢ el resultado en caso de victoria. Cualquier ni?o que juegue un partidillo de f¨²tbol en un descampado sabe que no se puede aceptar las reglas del juego solo cuando se gana.
El PSDB tuvo un papel importante en la destituci¨®n sin base legal de Dilma Rousseff y form¨® parte del gobierno corrupto de Michel Temer (MDB). Cuando apoyaron los movimientos de la calle a favor del impeachment y contra el PT, vestidos con la camiseta de la selecci¨®n brasile?a, algunos pol¨ªticos del PSDB tambi¨¦n creyeron que la calle era suya. No era nada de eso. Recientemente, uno de los caciques del partido, Tasso Jereissati, afirm¨® que entrar en el gobierno Temer fue ¡°el gran error¡± del PSDB. ¡°Nos engull¨® la tentaci¨®n del poder¡±, admiti¨®. Demasiado tarde.
Quien cree que controla la calle no ha estudiado ni la historia ni la psicolog¨ªa humana
Quien cree que controla la calle no ha estudiado ni la historia ni la psicolog¨ªa humana. Con el tejado de vidrio fino, tanto A¨¦cio como el PSDB son hoy m¨¢s peque?os que nunca, en todos los sentidos. Peor que no tener resonancia es haber perdido el respeto. El PSDB que surgi¨® con el regreso de la democracia ya no existe. El que existe ahora es otra cosa que ni siquiera sus caciques saben ya qu¨¦ formato tiene.
No deja de ser ir¨®nico el destino de Michel Temer. Casi tr¨¢gico. Temer, el vicepresidente traidor, reconocido zorro pol¨ªtico, cre¨ªa que podr¨ªa hacer todo lo que hizo y encima que le vieran como a un estadista. Despu¨¦s del impeachment, qued¨® claro que Temer y sus seguidores, en el Congreso, en el Mercado y en algunos sectores de la Prensa, cre¨ªan que estaba todo dominado y que solo hab¨ªa que volver a lo que siempre fue. Temer est¨¢ terminando la legislatura como el presidente m¨¢s impopular de la historia (o el m¨¢s impopular desde que hay institutos de investigaci¨®n para comprobar la opini¨®n de la poblaci¨®n).
La desesperaci¨®n de los liberales y neoliberales tambi¨¦n indica con cu¨¢nta ilusi¨®n se alimentan los que representan el Mercado. Parte de las ¨¦lites econ¨®micas, teniendo como ejemplo m¨¢s evidente la poderosa Federaci¨®n de las Industrias del Estado de S?o Paulo (FIESP), que actu¨® de forma expl¨ªcita y decisiva en el impeachment de la presidenta elegida, al igual que varios portavoces de lo que se llama ¡°Mercado¡±, cre¨ªan que todo saldr¨ªa como estaba en la receta. Pondr¨ªan en la presidencia del pa¨ªs a alguien de su confianza y listo, har¨ªan un ¡°puente hacia el futuro¡± que mantendr¨ªa los privilegios del pasado. Cre¨ªan que el pueblo que estaba en la calle no eran m¨¢s que marionetas.
De repente, Jair Bolsonaro, que deber¨ªa ser solo un socio buf¨®n en el derribo del gobierno del PT, alcanz¨® la primera posici¨®n en los sondeos electorales para la presidencia. Junto a ¨¦l est¨¢ Paulo Guedes, un economista ultraliberal que es demasiado radical incluso para los liberales. Cuando habla, da miedo. Hace unos d¨ªas, propuso un nuevo impuesto sobre los movimientos financieros. Luego tuvo que desmentirse y cancelar compromisos para no decir m¨¢s tonter¨ªas sinceras, pero muy impopulares.
Llamaron a The Economist ¡°The Communist¡±: en Brasil, el realismo m¨¢gico es solo realismo
Si la situaci¨®n en Brasil no fuera tan tr¨¢gica, ser¨ªa delicioso ver que una revista liberal como la brit¨¢nica The Economist, que ya hizo despegar y aterrizar al Cristo Redentor en tiempos de Dilma Rousseff, lanza a Jair Bolsonaro como ¡°la m¨¢s reciente amenaza de Am¨¦rica Latina¡± en la portada de la semana pasada. La revista favorita del Mercado se manifest¨® de forma inequ¨ªvoca contra el ultraliberalismo de Paulo Guedes, el golpismo de Hamilton Mour?o y el autoritarismo de Jair Bolsonaro. En las redes sociales la llamaron ¡°The Communist¡±. S¨ª, en Brasil el realismo m¨¢gico es solo realismo.
Sin duda, no era este el guion que hab¨ªan imaginado los que no respetaron el voto de los brasile?os. Tampoco era el que so?aba la parte de la prensa que actu¨® decisivamente a favor del impeachment. El Grupo Globo descubri¨® r¨¢pido, al fracasar en su intento de derribar a Michel Temer tras las denuncias de corrupci¨®n, que su inmenso poder ten¨ªa l¨ªmites. Es m¨¢s, Jair Bolsonaro no se cansa de recordar en directo, en los estudios de la emisora, que Globo apoy¨® a la dictadura civil y militar que ¨¦l enaltece con tanto entusiasmo.
El actual panorama dif¨ªcilmente debe ser el guion esperado tambi¨¦n para los miembros del Poder Judicial y de la Fiscal¨ªa que decidieron personalizar la justicia, olvidaron que eran funcionarios y creyeron que eran h¨¦roes. Quien gan¨® ¡ªy sigue ganando¡ª es ese poder que atraviesa gobiernos y que hoy lo representa la ¡°bancada ruralista¡±, gran parte conectada al aumento de la violencia en el campo y en la selva contra campesinos e ind¨ªgenas, que viene intensific¨¢ndose desde 2015. Alrededor de la bancada ruralista gravitan la bancada de los defensores de las armas, que se enriquecen con la violencia, y la de los estafadores de la fe, que manipulan los temas morales para conquistar poder y privilegios.
Bolsonaro es un hombre blanco ultraconservador, pero bruto y sin lustre, que los ilustrados de derecha y de izquierda no quieren en su sala de estar
Este es el mundo de Bolsonaro, que por eso asusta no solo a la izquierda, sino tambi¨¦n a la derecha chic y a los liberales genuinos, los que consideran a The Economist un or¨¢culo. Es la parte atrasada y violenta del Brasil rural, asociada a lo m¨¢s podrido de los fen¨®menos urbanos, la que disputa la presidencia del pa¨ªs y tiene posibilidades de ganar. Bolsonaro representa al hombre blanco ultraconservador, pero bruto y sin lustre, que los ilustrados de derecha y de izquierda no quieren en su sala de estar.
Con una posibilidad cada vez mayor de llegar a la segunda vuelta, el exalcalde de S?o Paulo Fernando Haddad (PT), el candidato de Lula, hace m¨¢s complejo todav¨ªa el panorama. La opci¨®n de ¡°centro¡±, que estaba en boca de tantos, a dos semanas de las elecciones todav¨ªa no ha movilizado a los electores. Desde dentro de la prisi¨®n, donde lo puso un juicio demasiado r¨¢pido, con pruebas demasiado fr¨¢giles y magistrados demasiado locuaces, Lula sigue influyendo los destinos del pa¨ªs.
Aunque el poder judicial le haya prohibido presentarse, todav¨ªa es uno de los principales protagonistas de las elecciones. Como nada es simple, Haddad y el PT han urdido apoyos con aliados que los hab¨ªan traicionado en la batalla del impeachment, han urdido apoyos incluso con pol¨ªticos que participaron en el gobierno Temer. Aliados que se convirtieron en ¡°golpistas¡± son de nuevo aliados sin dejar de ser ¡°golpistas¡±. En Brasil, la real politik es m¨¢gica. Pero, cuando el elector no vota seg¨²n lo esperado, lo llaman ignorante.
3) El movimiento de las mujeres contra Bolsonaro es lo m¨¢s importante de estas elecciones
Las mujeres son m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n en Brasil, pero todav¨ªa tienen poca representatividad en la pol¨ªtica formal. Una de sus representantes m¨¢s interesantes y prometedoras, Marielle Franco, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), concejala de R¨ªo de Janeiro, fue asesinada a tiros en un crimen que todav¨ªa no se ha resuelto y ha quedado impune, a pesar de que ya han pasado m¨¢s de seis meses.
Su protagonismo pol¨ªtico molest¨® a muchos que estaban acostumbrados a hablar solos y, de repente, vieron sus intereses amenazados por una mujer. Y no era cualquier mujer. Criada en el complejo de favelas denominado Mar¨¦, Marielle era negra, lesbiana y pobre. A lo largo de la historia de Brasil, ella representa a los grupos m¨¢s fr¨¢giles y m¨¢s violentados que, gracias a mucha lucha, empiezan a tener poder pol¨ªtico. Fue entonces cuando la exterminaron a tiros, con un arma de gran calibre y uso restringido, en un tramo con las c¨¢maras apagadas.
Con el gesto iniciado en internet y programado para llegar a la calle, las mujeres se han convertido en las protagonistas de esta campa?a electoral tan compleja y delicada. El movimiento aut¨®nomo empez¨® con mujeres de Bah¨ªa, en el nordeste del pa¨ªs, lejos de las l¨ªderes del centro-sur y de los grupos feministas m¨¢s conocidos de Brasil. Del debate en Facebook pas¨® a inspirar las manifestaciones contra Bolsonaro previstas para el pr¨®ximo s¨¢bado en varias ciudades de Brasil y del mundo. En los actos del 29 de septiembre, ellas tambi¨¦n esperan el apoyo de los hombres que aman a las mujeres.
Bolsonaro es un hombre que, por sus declaraciones, ya ha demostrado que odia a las mujeres
La propuesta de estas mujeres es hacer actos suprapartidarios contra Jair Bolsonaro y todo lo que representa. Bolsonaro es un hombre que, por sus declaraciones, ya ha demostrado que odia a las mujeres, tanto como su vicepresidente, el general jubilado Hamilton Mour?o. Bolsonaro es un tipo cl¨¢sico, especialmente en pa¨ªses que han vivido sus versiones del lejano oeste: el hombre blanco, que se siente superior solo por haber nacido blanco; heterosexual, pero del tipo que necesita pregonar su heterosexualidad todo el rato, como si silenciarla pudiera de alguna forma amenazarla; que se siente m¨¢s potente con un arma de fuego en la mano y, cuando no la tiene, simula con las manos la expresi¨®n f¨¢lica, como una afirmaci¨®n de masculinidad que tiene que ser constantemente reiterada para que no se ponga en duda.
Cuando se cuestiona cualquiera de estos ingredientes que, seg¨²n su credo, hacen de ¨¦l un ¡°hombre¡±, se siente amenazado y reacciona con violencia. Un psic¨®logo de pacotilla posiblemente dir¨ªa que Bolsonaro es una persona insegura. En el hospital, haciendo el gesto de disparar con las manos, parec¨ªa un ni?o que quer¨ªa la aprobaci¨®n del p¨²blico en una representaci¨®n de preescolar. Pero debe de ser m¨¢s complejo.
Para mantener el privilegio de sentirse superior en un mundo en el que ya no basta ser blanco y tener un arma para mantenerse en lo alto de la cadena alimenticia, Bolsonaro falta al respeto a las minor¨ªas, raciales y de g¨¦nero, justamente las partes m¨¢s fr¨¢giles de la poblaci¨®n, y estimula la violencia contra ellas. En este momento, encarna a otro tipo cl¨¢sico, el grandull¨®n cobarde del colegio. Lo hace afirmando que est¨¢ defendiendo los ¡°valores tradicionales¡±. Pero lo que denomina valores tradicionales son solo sus privilegios.
Es interesante observar que Michel Temer, al asumir el poder, promovi¨® un retrato amarillento con su ministerio de hombres blancos, la mayor¨ªa vetustos. Sobre esa imagen se cern¨ªa, especialmente durante el primer a?o de gobierno, la figura de su mujer, 43 a?os m¨¢s joven: Marcela Temer, la esposa ¡°bella, recatada y hogare?a¡±, como defini¨® la revista Veja.
Esa conformaci¨®n simb¨®lica de poder remit¨ªa a la Rep¨²blica Vieja (1889-1930), como se dijo, pero mucho m¨¢s a una novela folletinesca. Mientras fue posible, algunos periodistas, tambi¨¦n hombres y blancos, la mayor¨ªa vetustos, hicieron comentarios encantados, algunos bastante bochornosos, sobre la belleza de la mujer del presidente. Durante alg¨²n tiempo, antes de que su gobierno se derrumbara por corrupci¨®n e incompetencia, a Temer se le concedi¨® el atributo de una potencia viril aplicada a la pol¨ªtica, por estar casado con una mujer bonita y joven.
Si Temer exalt¨® a la mujer como objeto, Bolsonaro lleva el machismo a otro nivel: la mujer es la enemiga
Jair Bolsonaro lleva el machismo y el patriarcado a otro nivel. Las mujeres no son objetos, sino un enemigo. En 2014, en la C¨¢mara de los Diputados, dijo que no violar¨ªa a la colega Maria do Ros¨¢rio (PT): ¡°No mereces ni que te violen, eres muy fea¡±. Despu¨¦s, lo repiti¨® al peri¨®dico Zero Hora: ¡°No se lo merece (que la violen). Porque es un callo, muy fea, no es mi tipo, jam¨¢s la violar¨ªa¡±. El comentario, dicho y repetido, hizo que lo procesaran por apolog¨ªa a la violaci¨®n en el Supremo Tribunal Federal.
Sobre la baja por maternidad, conquista hist¨®rica de las mujeres (y tambi¨¦n de los hombres), el parlamentario que aprob¨® dos proyectos de ley en 26 a?os de trabajo maravillosamente remunerado, afirm¨® en 2015: ¡°Las mujeres tienen que cobrar un salario menor porque se quedan embarazadas. Cuando vuelven (de la baja), se toman un mes de vacaciones, o sea, trabajan cinco meses en un a?o¡±.
En 2011, afirm¨®: ¡°Tengo prejuicios y con mucha honra¡±. Aunque los jueces blancos del Supremo Tribunal Federal no lo reconozcan, lo que Bolsonaro denomina prejuicio es con frecuencia racismo. Al responder una pregunta de la cantante Preta Gil, dijo que sus hijos jam¨¢s saldr¨ªan con una mujer negra o ser¨ªan gais: ¡°No corro ese riesgo. Mis hijos han sido muy bien educados y no han vivido en ambientes como, lamentablemente, el tuyo¡±. En 2017, al dar una charla en el Club Hebraica, de R¨ªo de Janeiro, el parlamentario cont¨® que una vez visit¨® un quilombo (pueblo formado por descendientes de esclavos rebeldes que conquistaron el derecho a poseer tierras): ¡°El afrodescendiente m¨¢s leve pesaba cien kilos. (...) No hacen nada, creo que ya no sirven ni para procrear¡±.
El ¡°prejuicio¡± del que tanto se enorgullece Bolsonaro se aplica ampliamente contra los homosexuales, en un pa¨ªs con un alto ¨ªndice de asesinatos por homofobia. Entre las varias declaraciones contra los gais, Bolsonaro lleg¨® a decir en una entrevista: ¡°Ser¨ªa incapaz de querer a un hijo homosexual. Prefiero que mi hijo muera en un accidente de coche a que aparezca por ah¨ª con un bigotudo¡±.
Es importante entender por qu¨¦, incluso con estas declaraciones, hay mujeres que votan a Bolsonaro. Hay quien cree que se trata del mismo tipo de atracci¨®n por el peligro y la violencia que hace que algunas mujeres se enamoren de criminales famosos, o no tan famosos. Las c¨¢rceles est¨¢n llenas de romances de estos. Algunas electoras de Bolsonaro ya han justificado su voto afirmando que es solo su ¡°manera de ser¡±, que ¡°en realidad¡± es un ¡°defensor de las mujeres¡±. Una me dijo que reconoce que es ¡°un poco burro¡±, pero aun as¨ª cree que va a ¡°poner orden en la casa¡±. En este caso, el machismo importar¨ªa menos que creer que Bolsonaro la har¨¢ sentir ¡°segura¡±.
Para algunas mujeres, Bolsonaro es un benjam¨ªn algo tonto, pero carism¨¢tico
Al escuchar a las bolsonaristas, surgieron otras hip¨®tesis. Para algunas, no se trata de votar al macho alfa, como yo supon¨ªa al principio, sino votar a un benjam¨ªn algo tonto, pero carism¨¢tico, por el que sienten un tipo de amor permisivo. Ser¨ªa importante hacer una investigaci¨®n cualitativa y cuantitativa formal con las electoras de Bolsonaro y Mour?o, para entender qu¨¦ puede llevarlas a votar a hombres que no las respetan.
El vicepresidente de Bolsonaro es su alma gemela. Bolsonaro y Mour?o, ambos adoradores de armas, coinciden tanto en la ideolog¨ªa como en la elocuencia de sus discursos. En agosto, durante un evento en el sur del pa¨ªs, Mour?o afirm¨® que Brasil ha heredado ¡°la indolencia de los ind¨ªgenas¡± y ¡°la piller¨ªa de los africanos¡±. Estaba teorizando sobre las ra¨ªces del ¡°subdesarrollo¡± de Brasil y de Am¨¦rica Latina con su competencia habitual.
El 17 de septiembre, el general jubilado atac¨® a las mujeres al relacionar la violencia en las ¡°zonas con m¨¢s carencias¡± con el hecho de que los cabezas de familia sean ¡°madres y abuelas¡±, sin ¡°padres y abuelos¡±. Que los hijos sean criados por mujeres solas, en opini¨®n del general, resultar¨ªa ¡°en una f¨¢brica de elementos desajustados y que tienden a entrar en narcobandas que afectan a nuestro pa¨ªs¡±.
Al afirmar que los hogares comandados por mujeres generan una ¡°f¨¢brica de desajustados¡±, el vicepresidente de Bolsonaro alcanz¨® violentamente a las mujeres m¨¢s pobres
Al hacer esa afirmaci¨®n, el vicepresidente de Bolsonaro alcanz¨® violentamente a las mujeres m¨¢s pobres, la mayor¨ªa negras, que son cabezas de familia y cr¨ªan a sus hijos solas haciendo un esfuerzo enorme. Pero no solo a ellas. La afirmaci¨®n provoc¨® un apoyo sorprendente al movimiento de las mujeres contra Bolsonaro. La presentadora de televisi¨®n Rachel Sheherazade, una de las portavoces en la prensa de la derecha m¨¢s truculenta de Brasil, public¨®, en su cuenta de Twitter: ¡°Soy mujer. Cr¨ªo a dos hijos sola. Me criaron mi madre y mi abuela. No. No somos criminales. Somos hero¨ªnas¡±. Y a?adi¨® uno de los hashtags del movimiento: #EleN?o (?l No).
Las mujeres son el segmento de la poblaci¨®n que m¨¢s rechaza a Jair Bolsonaro. Pero, despu¨¦s de haber sido acuchillado durante un acto de campa?a, Bolsonaro ha crecido. ¡°A pesar de haber subido siete puntos en el ¨²ltimo mes, el apoyo de las mujeres est¨¢ m¨¢s concentrado entre las que tienen mayor renta familiar: llega al 32% entre las que cobran m¨¢s de cinco salarios m¨ªnimos y solo al 14% entre las m¨¢s pobres¡±, analizan Mauro Paulino y Alessandro Janoni en el peri¨®dico Folha de S. Paulo. Las primeras constituyen solo el 6% del electorado y las segundas, el 28%.
En una entrevista a EL PA?S, el estad¨ªstico Paulo Guimar?es afirm¨®: ¡°Las mujeres no votan a Bolsonaro, pero las mujeres pobres tienen a decidir a qui¨¦n votan m¨¢s tarde. El pa¨ªs es absurdamente machista. Su marido les dice a qui¨¦n tienen que votar, principalmente en las clases m¨¢s bajas, la de las mujeres m¨¢s agredidas. El voto de la mujer afluye al voto del hombre, hist¨®ricamente¡±.
?Todav¨ªa es as¨ª? Mi hip¨®tesis es que el crecimiento del protagonismo de las mujeres tambi¨¦n en el ¨¢mbito dom¨¦stico, en parte posible gracias al programa social Bolsa Familia y al aumento real del salario m¨ªnimo, que benefici¨® al gran contingente de empleadas del hogar, ha cambiado las relaciones de poder. No totalmente, pero es una fuerza emergente. Como reportera que escucha a gente desde hace 30 a?os, nunca he escuchado a tantas mujeres como hoy discrepar de sus maridos, en las entrevistas que hago con familias. Incluso en el voto.
Es enorme lo que significa que la principal resistencia a la candidatura de Bolsonaro y a todo lo que esta candidatura representa provenga justamente de las mujeres. Ellas, desplazadas de la pol¨ªtica formal, cuando no las matan, se convierten en la principal fuerza pol¨ªtica de oposici¨®n a un proyecto expl¨ªcitamente autoritario. Y hacen pol¨ªtica justamente en el territorio que hasta entonces estaba dominado por los seguidores de Bolsonaro: las redes sociales. Exactamente por eso, a las administradoras de la p¨¢gina del movimiento las han hackeado, amenazado y han expuesto sus datos, con la cobard¨ªa habitual de los que no conf¨ªan en sus argumentos, solo disponen de la fuerza bruta.
Si el movimiento es suprapartidario y abarca a las mujeres de todos los colores y or¨ªgenes, es importante subrayar que este movimiento tambi¨¦n es racial y de clase. Como ya se ha dicho, Bolsonaro encuentra a sus electores, seg¨²n los sondeos, entre los hombres m¨¢s ricos y m¨¢s escolarizados. Y su mayor rechazo est¨¢ entre las mujeres y los m¨¢s pobres. Como muestran las estad¨ªsticas, la mayor¨ªa de las mujeres m¨¢s pobres del pa¨ªs son negras.
El voto de las mujeres negras puede determinar el destino de Bolsonaro
El voto de las mujeres negras puede determinar el destino de Bolsonaro. Este no es, definitivamente, un dato cualquiera en Brasil. Esta constataci¨®n tiene un gran poder y significado. Es bastante simb¨®lico que sea esta la fuerza que toda la represi¨®n de los ¨²ltimos a?os del pa¨ªs, todos los derechos menos, no consigui¨® parar. Las mujeres que fueron a la universidad por primera vez, las mujeres que pasaron a cobrar un poco m¨¢s, las mujeres que por primera vez tuvieron derechos laborales igualados a los de otros gremios de trabajadores, como las empleadas del hogar. Quiz¨¢ no sea una coincidencia que la creadora de la p¨¢gina ¡°Mujeres Unidas Contra Bolsonaro¡±, que debido a las amenazas hoy solo se cita por las iniciales, sea negra.
El movimiento de las Mujeres Unidas Contra Bolsonaro es el acontecimiento m¨¢s importante de estas elecciones. Caminar junto a ellas el pr¨®ximo s¨¢bado, 29 de septiembre, es escoger decir juntos, hombres y mujeres, al un¨ªsono, no a pesar de todas las diferencias, sino con todas las diferencias, que escogemos la libertad contra la opresi¨®n. Que escogemos el respeto contra el prejuicio. Que escogemos la igualdad contra el racismo. Que escogemos la diversidad de muchos contra la hegemon¨ªa de uno. Que escogemos la paz contra la violencia.
En lo que de las mujeres unidas contra Bolsonaro depende, el odio no gobernar¨¢ Brasil.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - O avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas. Web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook: @brumelianebrum.
Traducci¨®n: Meritxell Almarza?
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