Las presidenciales m¨¢s turbulentas de Brasil
El encarcelamiento de Lula y la pu?alada al ultraderechista Bolsonaro marcan la campa?a para los comicios de octubre
Cuando Lula da Silva agot¨® su segundo y ¨²ltimo mandato como presidente de Brasil, tras casi una d¨¦cada de hist¨®rica prosperidad, en 2010, ten¨ªa el impresionante benepl¨¢cito de un 90% de la poblaci¨®n. M¨¢s de uno hizo el c¨¢lculo: 2018 ser¨ªa, seg¨²n la Constituci¨®n, el primer a?o en el que Lula podr¨ªa presentarse de nuevo a unas elecciones y retomar el poder. Cuando su sucesora, Dilma Rousseff, perdi¨® la presidencia en 2016 en un impeachment, la econom¨ªa se estaba viniendo abajo y las instituciones se derrumbaban, corro¨ªdas por la corrupci¨®n. Los grandes partidos y los mercados hicieron el c¨¢lculo: 2018 ser¨ªa el a?o de retomar el poder. Y cuando un extravagante diputado, Jair Bolsonaro, vio que, tras d¨¦cadas en la oscuridad por sus ocurrencias ultraderechistas, todo este caos le hac¨ªa crecer en las encuestas, hizo tambi¨¦n el c¨¢lculo: 2018 ser¨ªa el a?o de asaltar el poder.
En los ¨²ltimos a?os ha reinado en Brasil la sensaci¨®n de que se avecinaban unos comicios cruciales. Pero ni el polit¨®logo m¨¢s atrevido podr¨ªa haber previsto la monta?a rusa en la que vive el pa¨ªs desde que, hace un mes, se inici¨® la campa?a para la cita electoral de este 7 de octubre. ¡°Son las elecciones m¨¢s turbulentas de nuestra historia¡±, lamenta Oscar Vilhena, profesor de Derecho Constitucional de la Fundaci¨®n Get¨²lio Vargas.
Por resumirlo en una imagen, la que dio el debate presidencial en televisi¨®n del pasado d¨ªa 9: de los 13 candidatos, faltaron tres, dos de los cuales lideraban las encuestas. Lula, primero en intenci¨®n de voto, por estar en la c¨¢rcel cumpliendo una condena de 12 a?os por corrupci¨®n desde el pasado abril (dos d¨ªas despu¨¦s del debate, el expresidente se vio obligado a renunciar a su candidatura por la justicia electoral y le sustituy¨® el exalcalde de S?o Paulo Fernando Haddad). Bolsonaro, segundo, porque estaba en la UCI tras haber sido apu?alado en un mitin. Y el tercero, Cabo Daciolo, con un margen ¨ªnfimo en los sondeos, por estar en las monta?as en huelga de hambre.
Candidato, favorito y preso: Lula da Silva
Buena parte de este caos ha venido de la mano de Lula. El mismo hombre que entre 2003 y 2010 lider¨® Brasil durante su mayor apogeo econ¨®mico y social, sac¨® a millones de personas del umbral de la pobreza y robusteci¨® el sistema judicial ha sido estos d¨ªas la peor pesadilla de este ¨²ltimo. Hab¨ªa sido condenado por corrupci¨®n por la segunda instancia en enero. El proceso no estuvo exento de pol¨¦micas y fue capitaneado por su peor enemigo, el juez S¨¦rgio Moro, pero al final -y seg¨²n la ley que el propio Lula hab¨ªa firmado-, esa sentencia le incapacitaba a presentarse a unas elecciones. ?l, que lideraba holgadamente las encuestas desde hac¨ªa a?os, insisti¨® en que lo har¨ªa de todas formas. En abril, fue encarcelado; sigui¨® insistiendo.
Este empecinamiento podr¨ªa parecer autodestructivo, sobre todo viniendo de quien fuera uno de los l¨ªderes m¨¢s populares del planeta. Pero Lula obtuvo algo clave con ello: ser el principal tema de conversaci¨®n de los medios brasile?os este a?o. Quien quisiera un hueco en la narrativa electoral tendr¨ªa que superar la historia del primer expresidente preso del pa¨ªs que quer¨ªa convertirse en el primer candidato desde la c¨¢rcel.
El 15 de agosto, ¨²ltimo d¨ªa para inscribir candidaturas, su Partido de los Trabajadores (PT) organiz¨® un mitin ante las puertas del Tribunal Electoral, en Brasilia, y le formalizaron como candidato ante la mirada at¨®nita del poder judicial. No dej¨® de crecer en las encuestas, pero pas¨® lo que ya era inevitable. El Tribunal Electoral se reuni¨® in extremis el 31 de agosto y, con un voto casi un¨¢nime, le prohibi¨® definitivamente continuar. Tendr¨ªa que nombrar un sustituto antes del 12 de septiembre. Lo hizo el 11, estirando al m¨¢ximo el suspense y acaparando minutos en tertulias e informativos. Su sustituto ser¨ªa Haddad, exministro, exalcalde de S?o Paulo y el ¨²nico miembro del PT no eclipsado ni por Lula ni por el caso Petrobras.
Si la idea era que la incre¨ªble odisea judicial de Lula opacase al resto de los candidatos para pon¨¦rselo f¨¢cil a Haddad, dio resultado. Aquel martes, 11 de septiembre, Haddad ten¨ªa un 8% de la intenci¨®n de voto. Este martes, se hab¨ªa disparado a entre un 16% y 19%, y hab¨ªa alcanzado el segundo lugar en los sondeos.
Entre el pu?al y la pared: Jair Bolsonaro
Eso ocurr¨ªa con los medios tradicionales, pero algo se coc¨ªa tambi¨¦n en los nuevos: el exmilitar Bolsonaro, el pol¨ªtico que mejor maneja las redes sociales en Brasil. Desembarc¨® en la campa?a con tantos seguidores que podr¨ªa alcanzar perfectamente la presidencia: aun sin hacerlo, ya era primer nacionalista de ultraderecha que llegaba tan lejos desde el fin de la dictadura militar, en 1985. Sin Lula, que nunca fue un candidato real, ¨¦l era el verdadero l¨ªder de las encuestas. ?l y su nostalgia por aquella dictadura, sus ideas racistas, machistas y hom¨®fobas y su defensa de la tortura, la legalizaci¨®n de las armas y otras formas de violencia reaccionaria.
Sin embargo, la campa?a tradicional no se le daba tan bien. En los debates presidenciales no pod¨ªa vender el odio y el desprecio al establishment, como siempre, y no encontraba el tono. Sin apoyos en el Congreso ni aliados pol¨ªticos, tampoco consegu¨ªa seducir nuevos votantes. Lideraba las encuestas, pero tambi¨¦n las que miden el rechazo.
Y entonces fue apu?alado. El 6 de septiembre un hombre con problemas mentales le clav¨® un cuchillo de cocina en el abdomen en un acto de campa?a. Era la primera vez en la historia brasile?a que un candidato presidencial era atacado f¨ªsicamente. Fue ingresado en la UCI y en ella se qued¨® m¨¢s de diez d¨ªas. No podr¨¢ salir del hospital hasta pasado el primer turno. As¨ª que ah¨ª est¨¢. Haciendo campa?a de nuevo por las redes sociales.
Mientras, uno de sus hijos y su candidato a vicepresidente, Hamilton Mour?o, un exmilitar radical, le representaban por las calles. Quien pensara que esto le convertir¨ªa en un candidato m¨¢s amable se equivocaba. Mour?o ha demostrado ser un candidato a¨²n m¨¢s peligroso: convirti¨® las salidas de tono habituales de Bolsonaro en planes concretos. Que el gobierno pod¨ªa dar un ¡°autogolpe¡± de Estado si lo necesitaba (y el pa¨ªs lo necesita, a?adi¨®), para dejar la seguridad en manos de los militares. Que se puede reformar la Constituci¨®n sin consultar a los brasile?os. Que los h¨¦roes matan. La popularidad de Bolsonaro no ha subido tanto como la de Haddad, con quien podr¨ªa enfrentarse en segunda vuelta, pero tampoco ha bajado. De un 26% la semana pasada, a un 28% esta.
"Los tiempos dif¨ªciles"
El primer turno ser¨¢ el 7 de octubre. Mientras, el pa¨ªs ya est¨¢ en ese punto entre el frenes¨ª y la par¨¢lisis de cada elecci¨®n. Los titulares cambian lo anterior a un ritmo vertiginoso; el valor del real no para de oscilar. Pero esto es algo m¨¢s. El 14 de septiembre un d¨®lar lleg¨® a valer 4,20 real, su valor m¨¢s alto desde que esta moneda se puso en circulaci¨®n en 1994. Una muestra del momento hist¨®rico que vive el pa¨ªs. Tras cinco a?os de crisis pol¨ªtica y sin una soluci¨®n visible a la vista, estos comicios podr¨ªan salvar o hundir a la primera econom¨ªa latinoamericana.
"La pol¨ªtica ha pasado los ¨²ltimos a?os usando las instituciones para atacar a adversarios, con impeachments y denuncias al Congreso, y si hace cinco a?os est¨¢bamos a¨²n en un ciclo lleno de virtudes, ahora estamos en otro", explica Vilhena, "en los tiempos dif¨ªciles¡±.
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