El FMI suma 7.000 millones de d¨®lares a los 50.000 concedidos en junio como rescate a Argentina

Lagarde y el ministro argentino de Econom¨ªa de Argentina, Nicol¨¢s Dujovne, anunciaron desde el consulado del pa¨ªs austral en Nueva York los detalles del acuerdo. "De 6.000 millones previstos para 2018 se pasa a 13.400 millones. En 2019 se pasa de 11.400 millones a 22.800 millones. Dichos fondos ya no tienen car¨¢cter precautorio, sino que podr¨¢n ser utilizados como soporte presupuestario", dijo Dujovne.

El FMI decidi¨® as¨ª dar libertad de acci¨®n al Ejecutivo de Macri, porque el dinero no estar¨¢ necesariamente destinado a la devoluci¨®n de deuda. Es una muestra de confianza extraordinaria hacia Buenos Aires, que, en circunstancias especialmente complejas, podr¨¢ destinar parte del dinero, por ejemplo, para gastos sociales o inversi¨®n p¨²blica. "Estos esfuerzos son para ayudar a Argentina a estabilizar su econom¨ªa", se?al¨® Lagarde, quien volvi¨® a expresar su respaldo a la pol¨ªtica econ¨®mica de Macri.

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La renegociaci¨®n con el FMI de un acuerdo de semejante volumen no tiene antecedentes para Argentina. Tanto que Macri decidi¨® jugar la carta de la popularidad que a¨²n tiene en el exterior para acelerar las negociaciones. El martes, el presidente argentino particip¨® de la apertura de sesiones de la Asamblea General de la ONU, pero viaj¨® un d¨ªa antes a Nueva York para convencer a inversores y banqueros de sus buenas intenciones. Nadie duda de la ortodoxia econ¨®mica del presidente y los suyos, pero muchos temen que el escenario pol¨ªtico que enfrenta en casa no le permita ajustar la econom¨ªa tanto como pide el ente con sede en Washington.

El problema de fondo es que Macri necesita de la oposici¨®n peronista para aprobar en el Congreso el presupuesto para el a?o que viene, el documento en el que se plasmar¨¢ la letra peque?a del ajuste que obligatoriamente tendr¨¢ que acometer Argentina. El mayor peso de los recortes recaer¨¢ sobre las provincias -todas superavitarias y la mayor¨ªa en manos de gobernadores no macristas- y sobre los ciudadanos de a pie, que necesariamente tendr¨¢n que pagar m¨¢s impuestos.

La pol¨ªtica ya ha dado muestras de que est¨¢ perdiendo la paciencia con el presidente, tras casi tres a?os de un acompa?amiento forzado a las medidas del Gobierno. El martes, Macri enfrent¨® una huelga general de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), la central que agrupa a los sindicatos peronistas, la cuarta desde que lleg¨® al poder, a finales de 2015. Y el peronismo no kirchnerista busca a la figura que lo represente en las urnas en octubre del a?o pr¨®ximo. Cu¨¢nto margen de maniobra tendr¨¢ Macri para cumplir con el FMI es la gran duda.

Las autoridades argentinas trataron esta semana de inyectar calma en los siempre nerviosos mercados con la promesa de continuidad: Macri ya ha anunciado que ser¨¢ candidato en 2019. El presidente dijo, adem¨¢s, que no hay posibilidad alguna de impago (default) y que las cuentas p¨²blicas que se debaten desde la semana pasada en el Congreso ya tienen la venia de los gobernadores provinciales. Pero su gira por Nueva York no fue tan bien como se esperaba: mientras Dujovne ultimaba los detalles del nuevo acuerdo con el Fondo, en Buenos Aires se hac¨ªa p¨²blica la renuncia en Buenos Aires el presidente del banco central, Luis Caputo, el segundo guardi¨¢n de la pol¨ªtica monetaria argentina en dejar ese cargo en tres meses. Caputo, un hombre de la fragua de Wall Street y del c¨ªrculo m¨¢s cercano a Macri, tir¨® la toalla en desacuerdo con uno de los puntos m¨¢s controvertidos del pacto con el Fondo: los l¨ªmites impuestos al instituto emisor para contener con sus reservas internacionales la depreciaci¨®n del peso.

Durante su gesti¨®n, Caputo no cumpli¨® ese punto, ya pactado en junio. Su actitud le vali¨® un enfrentamiento cada vez menos disimulado con el ministro Dujovne, la cara visible de Argentina ante el FMI. Seg¨²n el ¨²ltimo balance del mercado de cambios, el Banco Central de la Rep¨²blica Argentina vendi¨® en agosto reservas por valor de 4.062 millones de d¨®lares, que fueron a parar a manos de ¡°personas humanas¡± e ¡°inversores institucionales¡± a raz¨®n de algo m¨¢s de 2.000 millones para cada grupo. Caputo trat¨® as¨ª satisfacer la demanda de inversores temerosos que huyeron a toda velocidad de sus colocaciones en moneda nacional a refugios en d¨®lares.

El nuevo acuerdo ratific¨® finalmente esta pol¨ªtica del FMI y, seg¨²n Lagarde y Dujovne, el peso flotar¨¢ libremente frente al d¨®lar seg¨²n la demanda en el mercado de divisas. El cepo impuesto por el FMI a estas intervenciones busca evitar que sea su dinero el que financie esta estrategia de contenci¨®n, alimento, al final del proceso, de una descomunal fuga de capitales. Desde Buenos Aires, sin embargo, el nuevo titular del banco central, Guido Sandleris, anunci¨® que intervendr¨¢n en el mercado si el peso supera las 44 unidades por d¨®lar.

La renuncia de Caputo no fue consensuada y provoc¨® un aut¨¦ntico terremoto en la delegaci¨®n argentina en Estados Unidos. Sirvi¨® para contener el golpe la predisposici¨®n de Lagarde, que felicit¨® al nuevo jefe del banco central, a quien conoci¨® como parte del equipo de los negociadores argentinos de aquel acuerdo de junio. Sandleris debut¨® en su cargo con una nueva ca¨ªda del peso, aunque contenida por la expectativa del anuncio en Nueva York. Si en la apertura de los mercados eran necesarios 38,70 pesos para comprar un d¨®lar, al final del d¨ªa el n¨²mero hab¨ªa ascendido a 39,44 pesos. El futuro de Argentina depende, otra vez, del FMI.