Cientos de miles de brasile?as plantan cara en la calle a Bolsonaro
Docenas de manifestaciones multitudinarias organizadas por mujeres escenifican este s¨¢bado el rechazo al candidato a la presidencia
El l¨ªder de las encuestas por la presidencia de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, ha comprobado este s¨¢bado hasta d¨®nde llega el rechazo que suscita en buena parte de la poblaci¨®n. Sus muchos cr¨ªticos, un 46% del electorado seg¨²n las estad¨ªsticas, quienes repudian su discurso autoritario, su apego por la dictadura militar, su racismo y su homofobia, pero sobre todo su macismo, han acudido a lo largo del d¨ªa a la treintena de manifestaciones convocadas en su contra por todo pa¨ªs. Todas organizadas por el colectivo al que Bolsonaro m¨¢s ha despreciado en sus d¨¦cadas de vida p¨²blica, las mujeres,? y todas unidas bajo la proclama m¨¢s repetida en los ¨²ltimos d¨ªas en la mayor potencia latinoamericana: #EleN?o (#?lNo).
"Tengo miedo de las multitudes y esta ma?ana cuando me he despertado, he debatido mucho conmigo misma sobre si deb¨ªa venir o no. Pero mira, aparte de mi voto, este acto va a ser el gesto m¨¢s importante que puedo hacer en estas elecciones", cuenta Betty, una mujer blanca de 69 a?os y ojos grises tras unas enormes gafas de sol. A una distancia prudente, unos 20 metros, comienza la multitud de mujeres con pancartas, proclamas y batucadas. "No quiero retroceso, quiero un pa¨ªs mejor. Un pa¨ªs en el que Jair Bolsonaro no d¨¦ estos resultados en las encuestas".
Estamos en el Largo da Batata, una de las principales plazas de S?o Paulo, y aqu¨ª hay docenas de miles de mujeres essgrimiendo argumentos como los de Betty. Estefani, de 15 a?os, por ejemplo, no puede votar y se manifiesta as¨ª contra Bolsonaro. O Tatiana, una historiadora en paro que ha venido desde Santo Andr¨¦, una ciudad vecina. O Flavia, de 37, que quiere que sus dos hijos, una de 9 y otro de 8, vean lo que le pasa a la gente que va proclamando el odio. O las cientos de miles que han salido a las calles, no solo aqu¨ª, sino en una treintena de ciudades de Brasil y una docena de pa¨ªses extranjeros. Todas participan en lo que supone la culminaci¨®n del movimiento #EleN?o, es decir, el mayor fen¨®meno pol¨ªtico de esta fase final de las elecciones brasile?as.
En pocas semanas, lo que empez¨® como un modesto grupo de Facebook para mujeres ha logrado nombrar, galvanizar y catapultar un sentimiento, el rechazo a Bolsonaro, que hasta entonces estaba disperso. Sin l¨ªderes ni jerarqu¨ªas, sino por c¨¦lulas y de forma espont¨¢nea, docenas de minor¨ªas raciales, sexuales, religiosas y pol¨ªticas se han ido valiendo de la infraestructura creada en redes sociales por la p¨¢gina Mulheres Unidas contra Bolsonaro. Si han podido hacerlo es porque esa infraestructura no era peque?a: en cuesti¨®n de una semana,? la p¨¢gina ten¨ªa un mill¨®n de miembros. Ahora son tres millones. Y, a ocho d¨ªas de la votaci¨®n de la primera vuelta, todos est¨¢n llamados a salir a la calle para frenar a un candidato presidencial populista y militarista.
Nunca se pens¨® que la p¨¢gina llegar¨ªa a convertirse en un arma pol¨ªtica de semejante envergadura. Al menos nunca lo pens¨® su creadora, una publicista aut¨®noma del Estado de Bah¨ªa, Ludimilla Teixeira, de 36 a?os. ¡°Vi que hab¨ªa un clima de indignaci¨®n individual contra este personaje y su discurso de odio. Es un peligro lo cerca que est¨¢ de ser presidente, para la poblaci¨®n, pero sobre todo para m¨ª como mujer. Un d¨ªa estaba hablando por Facebook con una amiga sobre c¨®mo toda esta indignaci¨®n deber¨ªa movilizarse, porque las ideas en las redes pueden ser de alcance muy limitado si se usan de forma individual. Y pensamos: ¡®Vamos a abrir un grupo y convocar una manifestaci¨®n¡¯. Era 29 de agosto por la noche. Mi amiga, que es m¨¢s reflexiva que yo, dijo que lo pens¨¢semos. A las 6.30 de la ma?ana del 30 de agosto yo estaba creando el grupo. En 48 horas ten¨ªamos 6.000 miembros. Me conmov¨ª y sent¨ª esperanza¡±.
Un fen¨®meno nunca visto
Otros colectivos m¨¢s tradicionales, como intelectuales o sindicatos, publicaron tambi¨¦n sus manifiestos contra Bolsonaro. Pero ninguno tuvo el recorrido que han tenido las mujeres y su #EleN?o. En parte, sin duda, porque ellas han sido el blanco de las peores barbaridades que el ultraderechista ha soltado a lo largo de 30 a?os de vida pol¨ªtica. La ¨²nica vez que ha sido multado por insultar a alguien fue por decirle, en 2003, a una diputada: ¡°Yo a ti no te violo porque no te lo mereces¡±. Tambi¨¦n describi¨® as¨ª a su familia: ¡°Tengo cinco hijos. Cuatro varones y en la ¨²ltima ya tuve un momento de debilidad y sali¨® ni?a¡±.
¡°?l encarna al patriarcado. ?Has visto c¨®mo se refiere a su propia hija? ¡®Fue una debilidad¡±, se lamenta desde Bah¨ªa Ma¨ªra Motta, profesora de Filosof¨ªa de 40 a?os y una de las primeras moderadoras que tuvo el grupo antes de que su crecimiento se disparase. ¡°Nosotras no somos debilidades, eso es lo que le estamos respondiendo ahora. Mira cu¨¢ntas mujeres, cu¨¢ntas d¨¦biles, nos estamos uniendo y mostrando que ¨¦l es la imagen del fascismo en Brasil. Cuando vieron el grupo quisieron estar en ¨¦l, ser escuchadas, tener voz. No podemos quedar a merced de un t¨ªo as¨ª".
Independientemente de que #EleN?o consiga afectar a las elecciones, el hecho de que haya logrado unir a las brasile?as ya se puede considerar de por s¨ª un primer paso hist¨®rico, da igual hacia d¨®nde. En este pa¨ªs, en el que ellas conforman la mayor¨ªa del electorado, un 52,3%, y por tanto tienen una influencia incomparable en unos comicios, han sido hasta ahora ignoradas por buena parte de los pol¨ªticos tradicionales, apoyados en el viejo dicho de que ¡°la esposa vota lo que el marido¡±.
Las violaciones y los asesinatos por violencia dom¨¦stica no han parado de subir en los ¨²ltimos a?os (60.018 y 1.133 respectivamente en 2017) y en solo el 10% de las diputadas al Congreso brasile?o son mujeres. En el ranking de la Uni¨®n Interparlamentaria de naciones con presencia femenina en pol¨ªtica, Brasil ocupa el puesto 154? de 193, solo por encima de pa¨ªses ¨¢rabes y las islas polinesias.
Este fen¨®meno al menos indica que no tiene por qu¨¦ ser as¨ª siempre. De vuelta a la plaza, que a las cinco de la tarde, hora brasile?a, est¨¢ a rebosar de mujeres. "La cuesti¨®n no es lo que me pase a m¨ª, porque m¨ªrame, no soy gay, ni negra, ni pobre. Yo, pase lo que pase, voy a estar bien", explica Katrina, emprendedora de 44 a?os. "Pero tenemos que unirnos contra ¨¦l, contra el monstruo que va a permitir la violencia entre nosotras".
Es la sensaci¨®n que Maira Motta esperaba que sintiesen m¨¢s mujeres cuando el fen¨®meno ech¨® a andar. ¡°Al ver que a nuestra p¨¢gina acud¨ªan millones de personas, le dije a Ludimilla: ¡®Negra, esto va a ser una bomba'. Imag¨ªnate, la uni¨®n de las mujeres de este pobre Brasil. Nunca lo imagin¨¦¡±.
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