El Tribunal Supremo ahonda la brecha entre el poder y la sociedad en Estados Unidos
El nuevo magistrado Brett Kavanaugh tendr¨¢ en sus manos en el Alto Tribunal temas cruciales como el aborto y el matrimonio igualitario
El 6 de noviembre, coincidiendo con las elecciones legislativas de Estados Unidos, se votar¨¢ en Alabama una enmienda a la Constituci¨®n estatal que permitir¨ªa exhibir los Diez Mandamientos en las escuelas y tribunales, y otra que establecer¨ªa ¡°la santidad de la vida nonata¡± y prohibir¨ªa el aborto en el Estado. Los grupos religiosos que promueven las iniciativas conf¨ªan en que prosperen, no solo por las medidas en s¨ª, sino por la m¨¢s que previsible consecuencia: una batalla legal que termine en el Tribunal Supremo. Con el juez Brett Kavanaugh como miembro de la Corte, sus posibilidades de ¨¦xito en una eventual batalla legal en la m¨¢s alta instancia judicial del pa¨ªs aumentan considerablemente.
Los colectivos ultraconservadores llevan tiempo esperando este momento. Despu¨¦s de a?os de sufrir reveses en sus grandes batallas, como el aborto o los derechos de los homosexuales, el flamante Supremo redise?ado por Donald Trump les proporciona la oportunidad de oro para volver a imponer su agenda: la posibilidad de retroceder en los avances sociales conquistados por los estadounidenses con la ayuda del Supremo. Y eso que el alto tribunal ¡ªformado por nueve miembros, y en el que ahora se sientan cuatro jueces nombrados por presidentes dem¨®cratas, dos por Bill Clinton y dos por Barack Obama¡ª lleva casi 50 a?os con mayor¨ªa de magistrados de inclinaci¨®n conservadora.
Pero hay conservadores y conservadores. Kavanaugh, de 53 a?os, ocupar¨ªa la vacante que dej¨® al jubilarse, el pasado junio, el juez Anthony Kennedy. Igualmente designado por los republicanos, pero mucho m¨¢s moderado en temas sociales, Kennedy mostr¨® durante muchos a?os una independencia pol¨ªtica que le llev¨® a oponerse a la l¨ªnea oficial del partido en temas cruciales.
Su independencia proporcion¨® a Kennedy un papel decisivo en deshacer empates, hasta el punto de que hay quien se refer¨ªa al Supremo como el Tribunal Kennedy. El juez jubilado se aline¨® con los progresistas al defender el matrimonio igualitario en 2015 y suyo fue, en 1996, el quinto voto que ratific¨® el derecho de las mujeres a abortar. En su carrera como juez federal, Kavanaugh no ha mostrado signos de que vaya a seguir la l¨ªnea de su predecesor: en una ocasi¨®n, fall¨® contra una menor de 17 a?os que demand¨® al Gobierno tras neg¨¢rsele la posibilidad de abortar mientras permanec¨ªa arrestada por cruzar ilegalmente la frontera. Aunque no es solo el aborto y el matrimonio igualitario: Kavanaugh tendr¨¢ el voto decisivo en muchos otros temas que afectan a la vida diaria de los estadounidenses.
As¨ª, se profundizar¨¢ la brecha entre el poder y la sociedad civil, surcada por poderosos movimientos como el Me Too. Ni el presidente (46,4% del voto popular en 2016), ni el Senado (los republicanos tuvieron una media del 46% del voto popular en las tres elecciones desde 2012) est¨¢n respaldados por la mayor¨ªa de la poblaci¨®n.
El destino ha deparado a Trump una oportunidad que pocos presidentes han tenido: designar a dos jueces del Supremo en sus primeros dos a?os de mandato. Agente libre en muchos aspectos de su pol¨ªtica, en lo que respecta a la elecci¨®n de sus candidatos al Supremo Trump ha seguido a pies juntillas la l¨ªnea del partido: Kavanaugh y Neil Goursch, que entr¨® en el tribunal en abril, son valores seguros para reforzar la agenda social m¨¢s conservadora.
La llegada de Kavanaugh al Supremo supone para Trump una garant¨ªa de su propia seguridad a corto plazo. En el marco de la investigaci¨®n sobre la injerencia rusa en la campa?a de las presidenciales, es probable que el fiscal especial Robert Mueller curse una citaci¨®n a Trump para interrogarlo. Si el presidente se niega, el caso ir¨¢ al Supremo. Kavanaugh particip¨® en la elaboraci¨®n el informe que llev¨® al impeachment ¡ªfallido¡ª de Clinton. Pero el apoyo que Trump le ha prestado durante su ins¨®lito proceso de selecci¨®n indica que ser¨¢ un buen cortafuegos para el presidente.
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