El partido ultra AfD despliega la operaci¨®n ¡®Baviera first¡¯
Una jornada de campa?a con una candidata de Alternativa por Alemania ofrece algunas de las claves del ¨¦xito del partido que podr¨ªa acabar con la hegemon¨ªa de los conservadores b¨¢varos
A las once de la ma?ana, Katrin Ebner-Steiner llega puntual a su cita con la ciudadan¨ªa. La candidata del partido antinmigraci¨®n Alternativa por Alemania (AfD) en Baja Baviera planta un tenderete en la plaza del mercado de Deggendorf y comienza su "operaci¨®n cercan¨ªa" con el potencial votante para las elecciones de este domingo. Ebner-Steiner hace lo que no hace ning¨²n otro partido en esta ciudad b¨¢vara. Llueve o truene, aqu¨ª est¨¢ los jueves y los s¨¢bados durante todo el a?o. La gente se acerca y le habla de sus problemas, sus aprietos econ¨®micos, sus miedos¡ Ella les pide su direcci¨®n de correo electr¨®nico y promete contactarles m¨¢s adelante. Aqu¨ª est¨¢, para ellos, fidelizando voto a voto. ¡°Hay que ayudar primero a nuestra gente. Aqu¨ª hay personas con rentas bajas. Baviera first¡±, resume la candidata copiando sin complejos uno de los mantras del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La candidata viene en zapatillas de deporte, porque hoy va a ser un d¨ªa largo. En plena campa?a electoral de las elecciones regionales b¨¢varas, Ebner-Steiner, de 40 a?os, redobla los esfuerzos, consciente de que AfD es el partido que acapara todas las miradas. Las encuestas indican que la Uni¨®n Social Cristiana (CSU), el partido conservador hermanado con el de la canciller Angela Merkel, que ha ejercido la hegemon¨ªa en la pr¨®spera Baviera durante seis d¨¦cadas, sufrir¨¢ una sangr¨ªa de votos. En buena medida, esos votos ir¨¢n a parar a Los Verdes, pero tambi¨¦n a AfD, que podr¨ªa obtener entre el 10% y el 14%, seg¨²n los sondeos. En el ¨¢mbito nacional, AfD logr¨® un 12,6% en las generales de septiembre de hace un a?o.
AfD caus¨® un verdadero terremoto en las elecciones del pasado septiembre, cuando entr¨® por primera vez en el Parlamento alem¨¢n. Las elecciones b¨¢varas, a las que se presenta por primera vez, son la ¨²ltima frontera y un test pol¨ªtico de envergadura may¨²scula. Porque si las encuestas aciertan, AfD no solo lograr¨ªa entrar en el Parlamento b¨¢varo, sino que su ascenso provocar¨ªa una fragmentaci¨®n que, sumada al previsible fuerte ascenso de Los Verdes, puede resultar muy da?ina para los conservadores b¨¢varos. Con un buen resultado en los comicios, AfD enviar¨ªa adem¨¢s un mensaje n¨ªtido a Berl¨ªn: han llegado para quedarse y tienen capacidad de dinamitar los equilibrios pol¨ªticos tal y como lo conoc¨ªamos hasta ahora. Incluso en la irreductible Baviera.
La llegada de AfD tendr¨¢ un efecto directo este domingo con la previsible fragmentaci¨®n del sistema pol¨ªtico b¨¢varo. Indirectamente, el partido ya ha ejercido una enorme influencia en los ¨²ltimos meses, modulando el discurso de la CSU, que ha abrazado la ret¨®rica antinmigraci¨®n, sobre todo de la mano del l¨ªder del partido, el ministro del Interior, Horst Seehofer. La estrategia, sin embargo, no le ha funcionado a los conservadores b¨¢varos. El original siempre acaba teniendo m¨¢s tir¨®n que la copia y por el camino la CSU ha conseguido espantar a parte de su electorado m¨¢s liberal, que no quiere saber nada de posiciones xen¨®fobas y a los que les preocupan m¨¢s temas como la carest¨ªa de la vivienda, el estado de las autopistas o la preservaci¨®n del medioambiente. En las encuestas, la CSU roza ahora el 33%, frente al 47,7% que obtuvo en 2013.
La posibilidad de doblegar a la CSU envalentona a la extrema derecha que exhibe creciente asertividad, tambi¨¦n en la plaza mayor de Deggendorf. En el mercado venden frutas y flores frescas y los vecinos beben cerveza desde las diez de la ma?ana. Algunos van dej¨¢ndose caer por el tenderete de Ebner-Steiner.
Una vendedora jubilada explica por qu¨¦ le gusta AfD: ¡°Es un partido que defiende nuestra tierra, que se preocupa por su gente, por los mayores que han trabajado tanto por este pa¨ªs y que reconstruyeron el pa¨ªs despu¨¦s de la guerra¡±. A su vera, su marido la interrumpe algo m¨¢s alterado: ¡°Y ahora nuestros impuestos van a parar a los demandantes de asilo¡±. Habla de cu¨¢ntos hijos tienen los sirios y cu¨¢nto recibe cada uno del Estado. Como muchos alemanes, tiene una calculadora mental de lo que ellos consideran un agravio.
La jubilada cobra 1.000 euros de pensi¨®n y explica que no le salen las cuentas. Dice que paga 600 euros de alquiler, 80 de electricidad, coche, gato¡ y que por eso trabaja ahora a tiempo parcial para poder llegar a fin de mes. No quiere dar su nombre porque teme represalias en su empleo, ¡°en el que todos son de izquierdas¡±. Ebner-Steiner sostiene, sin embargo, que desde que est¨¢n en el Parlamento resulta ¡°m¨¢s aceptable¡± ser de AfD. ¡°Nuestro discurso es duro, pero es que nosotros representamos a la gente de la calle y ellos tambi¨¦n hablan as¨ª¡±.
Los medios de comunicaci¨®n est¨¢n censurados, los refugiados acaparan los recursos sociales y atacan a las chicas alemanas¡, el argumentario que manejan se repite casi textual en las calles de toda Alemania. Es la degluci¨®n de la ret¨®rica de AfD que con medias verdades y alguna mentira fomenta sin complejos el nosotros contra ellos y roc¨ªa a diario de gasolina una convivencia ya de por s¨ª crispada.
Valla como en Hungr¨ªa
D¨ªas antes, durante una cena en un restaurante italiano de la ciudad, Ebner-Steiner explica que aqu¨ª la mayor¨ªa de sus votantes son desencantados de la CSU, que consideran que ¡°ya no son un verdadero partido conservador, porque con Merkel, los conservadores han girado a la izquierda¡±. ¡°Cuando [la CSU] habla de control de fronteras, los ciudadanos se dan cuenta de que es solo una fachada. A la gente le han puesto centros de refugiados en sus pueblos sin preguntar y a quien lo criticaba le llamaban nazi. La devoci¨®n por la CSU es cosa del pasado¡±, piensa esta pol¨ªtica local, que trabaja como contable en un despacho de abogados. ?Qu¨¦ pol¨ªtica de refugiados defienden ustedes? ¡°Una valla como la de Hungr¨ªa¡±. Y piensa que en el futuro, gracias al euroescepticismo pueden llegar a convertirse ¡°en un gran partido alem¨¢n¡±.
La polit¨®loga Ursula M¨¹nch, de la Academia para la Formaci¨®n Pol¨ªtica de Tutzing, explica: ¡°Si observamos qui¨¦n est¨¢ abandonando la CSU, vemos en primer lugar a gente decepcionada con la pol¨ªtica de refugiados. Se observa claramente en regiones pr¨®ximas a la frontera, como Baja Baviera, pero AfD tambi¨¦n est¨¢ obteniendo votos de los abstencionistas¡±.
De vuelta en el mercado de Deggendorf, la candidata local sigue entregando propaganda electoral. Muchos rechazan su folleto, pero a ella le da igual. Se acerca incluso a convencer a unas chicas con hiyab que huyen despavoridas. Junto a la candidata se puede ver un cartel electoral de AfD en el que se lee: ¡°El islam no pertenece a Baviera¡±.
Junto al tenderete electoral, Mone Tanch, una mujer rumana que lleva 28 a?os en Deggendorf, explica que no quiere saber nada de refugiados musulmanes. ¡°Lo que me molesta es el islam, no los extranjeros, no quiero que mis hijos crezcan con ellos¡±. A pie de calle, la verbalizaci¨®n del discurso xen¨®fobo ha alcanzado un grado de normalizaci¨®n impensable hace pocos a?os en Alemania. La llegada de un mill¨®n y medio de refugiados desde 2015, buena parte de ellos procedentes de Oriente Pr¨®ximo, ha sido explotada e instrumentalizada por AfD, que ha ido endureciendo su mensaje a medida que las encuestas de voto premiaban su deriva extremista.
A primera hora de la tarde ©¤Ebner-Steiner no come©¤, toca colgar carteles en Fischerdorf, un barrio pr¨®ximo a una pol¨¦mica mezquita y donde AfD logr¨® un 27% de los votos en la ¨²ltima cita electoral. Coches relucientes, columpios en los jardines y el olor a hierba reci¨¦n cortada acompa?an a la candidata en su paseo por este suburbio de clase media.
Ebner-Steiner saca la escalera del coche, se encarama a una farola y ajusta con cinchas de pl¨¢stico un cartel en el que se lee: ¡°Seguridad para nuestras mujeres e hijas¡±. La candidata calcula que ha colgado 1.500 carteles ella sola. Otro que dice: ¡°El dinero para los jubilados y no para los inmigrantes ilegales¡±. Y un tercero: ¡°Padre, madre, hijo¡±. ¡°Rechazamos los matrimonios del mismo sexo¡±, aclara la candidata, madre de cuatro hijos. Entre cartel y cartel, a la pol¨ªtica de repente se le ilumina la cara. Acaba de recibir un SMS del jefe supremo, Alexander Gauland, col¨ªder del partido en Berl¨ªn, que la felicita por una entrevista concedida a la prensa nacional.
Puerta a puerta
El d¨ªa se estira y la candidata comienza el puerta a puerta. Un trabajador en un establo dice que nunca ha votado, pero que esta vez igual se anima. Le preocupa la seguridad, por su hija, dice con el pitillo pegado a los labios. ?Se ve votando a AfD? Asiente con la cabeza. Otra mujer aparece y dice que est¨¢ encantada de que por fin haya salido AfD a desmontar el lavado de cerebro a favor de los inmigrantes, porque ¡°no puede ser que se abra la puerta a todos los delincuentes y que quien se oponga sea un nazi¡±. ¡°Nunca he votado porque el sistema pol¨ªtico me decepciona, pero ahora me lo voy a pensar, me gusta lo que Katrin escribe en Facebook¡±.
Ebner-Steiner prosigue su puerta a puerta: ¡°Hola, soy la candidata de AfD¡±. Un se?or abre la puerta y le dice amablemente que no est¨¢ interesado y ella prosigue su ruta incansable. El se?or se llama Johan Sprengler y es un polic¨ªa jubilado de 70 a?os que explica bien por qu¨¦ para una gran mayor¨ªa de los b¨¢varos y de los alemanes AfD sigue sin ser una opci¨®n de Gobierno. ¡°Da igual de qu¨¦ tema se trate, ellos siempre acaban hablando de refugiados y eso me cabrea mucho. Para los jubilados, para la pobreza, para eso no tienen programa. No son una la alternativa de Gobierno. AfD dice solo lo que la gente quiere escuchar¡±.
La preocupaci¨®n de Ebner-Steiner ante posiciones como la del polic¨ªa jubilado es relativa. Porque sabe que pase lo que pase el domingo, ya ha ganado. Sus temas, o mejor dicho, su tema ©¤los refugiados©¤ ha calado.
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