Los presos de Pensilvania ya no reciben cartas
El Estado proh¨ªbe la correspondencia en papel y restringe los libros en las c¨¢rceles para combatir el contrabando de droga
Las prisiones de Pensilvania ponen las esposas a las cartas manuscritas. La correspondencia que los familiares mandan a los presos la revisa primero un empleado de una empresa de Florida, que escanea su contenido antes de enviarlo a la c¨¢rcel. Al reo le llega por v¨ªa electr¨®nica una fr¨ªa copia de las fotos o de los dibujos de sus hijos. La restricci¨®n afecta tambi¨¦n a las donaciones de libros, que se amontonan en las oficinas de colectivos como Books Through Bars (libros a trav¨¦s de los barrotes). No es consecuencia de la adaptaci¨®n a la era digital, es una medida para combatir el contrabando de droga.
La nueva pol¨ªtica entr¨® en vigor hace un mes. El acceso directo a la correspondencia se elimin¨® por completo. El departamento de prisiones de Pensilvania, el primero en EE UU que llega a este extremo, explica que es la v¨ªa para poner freno al tr¨¢fico de sustancias il¨ªcitas. Ejemplifican el problema con un dato: gastan 15 millones de d¨®lares al a?o para tratar al personal que entra en contacto con drogas sint¨¦ticas muy potentes, como el fentanilo.
Pensilvania cuenta con 27 centros penitenciarios para 48.000 presos. La p¨¢gina en Facebook de la agencia muestra fotograf¨ªas en las que se ve una Biblia que escond¨ªa un opi¨¢ceo muy popular entre los presos, junto a una carta en la que se explica c¨®mo distribuir las drogas utilizando programas para la donaci¨®n de libros a los presos, como Books Through Bars.
Las autoridades explican que los traficantes empapan las p¨¢ginas de las cartas y de los libros en sustancias il¨ªcitas para evadir la detecci¨®n. Para evitar el contacto directo con el preso, el correo personal se dirige ahora a un centro de procesamiento en St. Petersburg, donde un empleado abre el sobre a casi 1.800 kil¨®metros de distancia, le hace una copia en color (incluidas las fotos) y la reenv¨ªa despu¨¦s en formato electr¨®nico al centro que acoge al reo.
Se calcula que la compa?¨ªa Smart Communications procesa unas 4.000 p¨¢ginas diarias con su servicio MailGuard. La compa?¨ªa explica en su portal que es ¡°una manera inteligente¡± de procesar el correo. Pensilvania se est¨¢ convierto as¨ª en un campo de pruebas. Si la carta es de un abogado, entonces es un empleado de prisiones el que la abre en presencia del preso y le entrega una copia. En el caso de los libros, los reos no podr¨¢n recibirlos directamente.
Diana Woodside, directora de la agencia de prisiones en Pensilvania, se?ala que la Biblia fue enviada a trav¨¦s de la cadena de librer¨ªas Barnes & Noble. Creen que un cliente incluy¨® la droga en su interior antes de pagarla. Explica que los libros siempre fueron un veh¨ªculo de contrabando, ¡°la diferencia en los ¨²ltimos seis meses es que se introduce en una forma l¨ªquida que no se puede detectar¡±.
Los casos de sobredosis est¨¢n cayendo, a?aden al justificar la medida, y las investigaciones internas revelan que las sustancias il¨ªcitas empiezan a escasear. Ohio, donde tambi¨¦n lidian con una espiral de casos en los que los empleados deben ser tratados por estar expuestos a mezclas como la hero¨ªna y el fentanilo, las autoridades penitenciarias est¨¢n estudiando adoptar medidas similares.
Nueva York tambi¨¦n tom¨® medidas parecidas el a?o pasado para restringir el narcotr¨¢fico a trav¨¦s de los libros. Pero como ahora en Pensilvania, la presi¨®n p¨²blica y las acciones legales hicieron que se diera marcha atr¨¢s. Los cr¨ªticos hablaron de una ¡°guerra declarada contra los libros¡±.
Hay peticiones para que se ponga fin a esta pol¨ªtica. El colectivo Books Through Bars considera que "es un insulto¡± a sus voluntarios y contraria al objetivo de educar a los presos. Por eso contempla acciones legales. La American Civil Liberties Union considera que la nueva pr¨¢ctica sobre el correo viola el derecho a la confidencialidad en la comunicaci¨®n del preso con su abogado.
Las leyes de la oferta y la demanda tambi¨¦n se aplican en la c¨¢rcel. William Nicklow, responsable de la oficina de inteligencia del departamento de prisiones, se?ala que el precio de la marihuana sint¨¦tica se dispar¨® tras cortarse la v¨ªa del correo. ¡°En algunos casos se ha triplicado¡±, se?ala. Tambi¨¦n repunt¨® el n¨²mero de visitantes descubiertos al tratar de introducir drogas por otra v¨ªa.
La asociaci¨®n que representa a los empleados de prisiones en Pensilvania dice que a¨²n es pronto para decir si se est¨¢ atajando el tr¨¢fico de drogas, pero si se?alan que ¡°hay menos incidentes¡±. Tambi¨¦n se ha destinado m¨¢s personal a las zonas de visitas, se ha prohibido temporalmente el uso de m¨¢quinas expendedoras y se han instalado sistemas para detectar drones.
La agencia que regula las c¨¢rceles en el Estado responde a las cr¨ªticas diciendo que hacen falta algunos meses para ver c¨®mo se aplican las nuevas disposiciones. Se?alan, en el caso de los libros, que a cambio se est¨¢n ampliando el acceso de los presos a dispositivos electr¨®nicos de lectura e incluyendo m¨¢s vol¨²menes en las bibliotecas de los centros, as¨ª como a cursillos por correspondencia.
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