¡°La UE y la OTAN deben tener la misma atenci¨®n en el flanco sur que en el este¡±
El jefe de la diplomacia italiana alerta de una UE que se ha tornado en un archipi¨¦lago falto de cohesi¨®n
Enzo Moavero Milanesi (Roma, 1954) pertenece al n¨²cleo de italianos que han tenido una notable proyecci¨®n europea en las ¨²ltimas d¨¦cadas, entre los cuales destacan Romando Prodi, Mario Draghi, Carlo Azeglio Ciampi, Mario Monti o Enrico Letta. Con estos ¨²ltimos tres ha colaborado en funciones de subsecretario y ministro para Europa. Tras ser magistrado de la justicia europea y pertenecer a tres de los Ejecutivos de mayor vocaci¨®n europe¨ªsta de la Italia de las ¨²ltimas d¨¦cadas, es ahora ministro de Exteriores en el Gobierno con las relaciones m¨¢s tensas con Bruselas en al menos una generaci¨®n. Como Giovanni Tria, ministro de Econom¨ªa, Moavero Milanesi es independiente. Muchos observadores los consideran dos anclas frente a los riesgos de deriva del Ejecutivo conformado por la Liga y el Movimiento 5 Estrellas. En una entrevista concedida en Madrid, argumenta las peticiones italianas de mayor atenci¨®n y solidaridad europea con los retos del flanco sur del continente.
Pregunta. Italia vive en este momento una relaci¨®n tensa con Europa en varios frentes. Hay un choque en pol¨ªtica econ¨®mica; graves turbulencias en materia migratoria; una actitud de Roma hacia Rusia mucho m¨¢s ben¨¦vola con respecto al mainstream europeo. ?Recuerda un momento tan tenso en las relaciones de Roma con Bruselas y con los principales socios?
Respuesta. Durante los casi 70 a?os de participaci¨®n italiana en las distintas fases del proceso de integraci¨®n europea ha habido otros momentos de relaci¨®n complicada. Pensemos por ejemplo en cuando se trataba de cumplir con todas las condiciones del Tratado de Maastricht para el euro. Muchos pensaban que Italia no habr¨ªa estado lista desde la fase inicial y hubo momentos de tensi¨®n entre Italia y otros Estados miembros y las instituciones europeas. Dicho eso, es cierto que desde hace un tiempo, muchos italianos se sienten inc¨®modos con algunos aspectos del sistema europeo. Usted se ha referido precisamente a los dos principales motivos de incomodidad. Uno concierne a la superaci¨®n definitiva del terrible impacto de la gran crisis econ¨®mica y financiera. El segundo, concierne a los flujos migratorios. Son dos asuntos muy diferentes, pero con un elemento en com¨²n: la solidaridad entre Estados miembros de la UE. En este momento, en Italia, pero si miramos bien no solo en Italia, hay una percepci¨®n creciente de que en Europa est¨¢ fallando la solidaridad.
P. La sensaci¨®n es que, en esta fase, Italia se halla aislada en Europa. La Administraci¨®n Trump observa con simpat¨ªa al nuevo Gobierno italiano. El Kremlin lo mira con especial simpat¨ªa. Y sin embargo, Italia parece aislada en la UE.
Las incomrpensibles incomprensiones entre Italia y Espa?a
Italia y Espa?a viven desde hace a?os en una extra?a situaci¨®n de simbiosis de intereses pero graves divergencias pol¨ªticas, a menudo vinculadas al diferente color pol¨ªtico en el poder en Roma y Madrid. Sin embargo, la convergencia de intereses en materia econ¨®mica y migratoria es evidente. En el pasado, el trabajo com¨²n entre el Ejecutivo de Mario Monti y el de Mariano Rajoy fue un elemento importante para convencer a Alemania de dejar paso a las pol¨ªticas que permitieron la intervenci¨®n del Banco Central Europeo en la crisis de la deuda. No obstante, en los ¨²ltimos a?os parecen m¨¢s numerosos los desencuentros.
¡°A mi juicio las incomprensiones entre Espa?a e Italia, perdone la tautolog¨ªa, son incomprensibles. Considero que los dos pa¨ªses tienen tantos elementos de convergencia e intereses comunes que tendr¨ªan que encararlos siempre juntos, como han hecho a menudo, pero no siempre. Un poco de competencia, de rivalidad comparativa, es justo que exista entre dos pa¨ªses, m¨¢xime porque se parecen. Pero la desconfianza, las divisiones no las comparto¡±, sostiene Moavero Milanesi, que se reuni¨® en Madrid con su hom¨®logo, Josep Borrell, donde acordaron intentar cerrar filas en materia migratoria. ¡°Mi esfuerzo personal es precisamente trabajar por una posici¨®n com¨²n, fundada en las numerosas sinergias. Hace falta buena voluntad por ambas partes y la determinaci¨®n a no dejarse condicionar por las etiquetas pol¨ªticas¡±, dijo durante la entrevista celebrada en la Embajada italiana.
R. Esta es una lectura de la situaci¨®n europea muy italoc¨¦ntrica. Solo si tomamos Italia y la ponemos en el centro de la cosmograf¨ªa europea, podemos llegar a esta lectura. En cambio, si miramos a la UE en su conjunto, el punto no es tanto si un Estado miembro u otro est¨¢n aislados. El verdadero problema es que Europa se ha convertido en un archipi¨¦lago de islas, para permanecer en la met¨¢fora. La UE ya no es un conjunto bastante cohesionado que se esfuerza por seguirlo siendo; es un conjunto de individualidades, de islas. Seg¨²n los casos, determinados pa¨ªses se hallan solos o en compa?¨ªa de pocos, en contraposici¨®n a los dem¨¢s: ocurre con los migrantes, las cuestiones econ¨®micas, los principios fundamentales. La UE est¨¢ muy dividida, y las asimetr¨ªas han aumentado, no por azar, con las crisis econ¨®mica y migratoria; ambas vinculadas a acontecimientos ex¨®genos y desestabilizadores para el camino europeo: la globalizaci¨®n y el cambio clim¨¢tico. La UE se est¨¢ dividiendo y aqu¨ª est¨¢ el desaf¨ªo. Y tambi¨¦n la paradoja: se divide justo cuando deber¨ªa unirse.
P. Sin embargo, parece que son los movimientos y partidos que abogan por menos Europa los que atraen m¨¢s consenso.
R. S¨ª, y esto es un fen¨®meno paneuropeo. Para Italia, la narrativa m¨¢s frecuente, aunque no necesariamente correcta, es que los partidos que no se reconocen en la visi¨®n europe¨ªsta m¨¢s tradicional han logrado conformar gobierno. As¨ª, muchos entre los partidos tradicionales, por doquier en Europa, tienden a ver en esto un peligro. Semejantes ideas inducen a acentuar la dial¨¦ctica pol¨ªtica, el trato de Italia como un laboratorio experimental potencialmente desestabilizante. En realidad, si miramos bien, son mucho m¨¢s claras las se?ales abiertamente antieuropeas que proceden de fuerzas pol¨ªticas diferentes de las italianas y en ascenso en otros Estados de la UE.
P. ?Por ejemplo?
R. Hay posiciones, tanto de derecha como de izquierda, en muchos pa¨ªses europeos y bien visibles en la propaganda electoral, que son mucho m¨¢s negativas para la integraci¨®n de la UE que las que se expresan en Italia. La l¨ªnea de las fuerzas pol¨ªticas en el Gobierno en Italia no es para nada tan extrema. Cierto, existe una fuerte insatisfacci¨®n por aquello en lo que la UE ha devenido, por c¨®mo se ha bloqueado ante el mundo que cambia, fallando a sus propios principios fundacionales, como la solidaridad y el objetivo de la cohesi¨®n econ¨®mica y social. Desde hace a?os se toleran tendencias y comportamientos que terminan por admitir la hegemon¨ªa de algunas econom¨ªas o algunos Estados.
P. ?Usted cree que la Liga y el Movimiento 5 Estrellas son formaciones populistas?
R. Soy muy esc¨¦ptico con el uso masivo que se hace de esta definici¨®n. ?Qu¨¦ significado damos al vocablo populista? Siendo serios, es una cuesti¨®n compleja, casi filos¨®fica, que dejo a los polit¨®logos. Sin duda los dos partidos han interceptado un sentimiento popular difundido entre los electores italianos. Una capacidad, sin embargo, del todo conforme a las reglas que forman la base de la democracia. Por tanto, ser¨ªa cauteloso en considerar apropiado el t¨¦rmino populista, usado corrientemente y de forma excesivamente facilona, para diferenciar a varias fuerzas pol¨ªticas nuevas de las tradicionales.
P. Pero en la definici¨®n de actividad pol¨ªtica que tiende a sublevar los instintos del pueblo contra la ¨¦lite... En ese sentido, ?pueden ser adscritos a la categor¨ªa?
R. Francamente, no estoy convencido de que esta pueda ser la definici¨®n. Creo que estamos ante un cambio en el juicio y en la conducta de las personas en muchos pa¨ªses en el mundo entero, m¨¢s all¨¢ de Europa e Italia. Por consiguiente, y me parece natural, emergen propuestas pol¨ªticas que logran estar en sinton¨ªa con estos cambios. Lo que considero esencial es que lo sean en el pleno respeto de los mecanismos democr¨¢ticos. En la utilizaci¨®n que se hace, por lo general, del t¨¦rmino populismo noto un retrogusto que subraya el debilitamiento de los pilares democr¨¢ticos de un sistema; cosa que sin duda no ha ocurrido en Italia.
P. Uno de los pilares del Gobierno italiano en materia migratoria es fomentar la acci¨®n de las autoridades libias. ?Los migrantes gozan en Libia de un trato digno y adecuado a los est¨¢ndares del derecho internacional?
R. La cuesti¨®n de los migrantes es de calado hist¨®rico, presenta enormes dificultades. Aqu¨ª tambi¨¦n, considero correcto analizarla en su conjunto, no limitarse a enfocar sus segmentos. Las grandes migraciones las hemos visto ya en la historia: por ejemplo, lo fueron las llamadas invasiones b¨¢rbaras en el antiguo Imperio Romano y los mismos europeos, durante siglos, han emigrado. Hoy estamos en una situaci¨®n similar, en todo el mundo. No se puede afrontar poni¨¦ndose solo el problema de si Libia es o no un puerto seguro. La respuesta constructiva debe tener una dimensi¨®n m¨¢s amplia. Italia exhorta Europa, desde hace meses, a encarar la cuesti¨®n con m¨¢s amplio espectro y hay que iniciar desde la ya mencionada solidaridad. En cambio, se juega al escondite detr¨¢s de la geograf¨ªa: si las migraciones llegan desde los Balcanes, la geograf¨ªa dice que esto concierne determinados Estados, si de ?frica, otros, etc. No se puede seguir de esta manera.
P. ?Qu¨¦ hacer?
R. Hace falta concentrarse en cada segmento de la cuesti¨®n: se?alo tres. En primer lugar, las emigraciones terminan cuando las personas encuentran un futuro correcto en su pa¨ªs; la UE debe plantearse, en t¨¦rminos operativos, la pregunta de c¨®mo invertir muchos recursos para mejorar las condiciones en los pa¨ªses de origen y procedencia de los migrantes. En segundo lugar, es indispensable combatir a los traficantes de seres humanos, no dejarles una iniciativa que luego nos condiciona gravemente. Tercero, tenemos que compartir, inmediatamente, la gesti¨®n de las llegadas, los migrantes buscan Europa, no la costa italiana, la espa?ola o la griega; la geograf¨ªa no puede decidir cu¨¢les son los pa¨ªses de ¡®primera llegada¡¯, sobre los cuales luego las normas de la UE hacen caer todas las responsabilidades. Hay que compartirlas, y desde ya: por esta raz¨®n, nosotros hemos abierto una discusi¨®n, bastante vivaz, para que haya un ecu¨¢nime reparto de esfuerzos entre Estados, como ha dicho y escrito el Consejo Europeo del junio pasado, pero todav¨ªa no estamos ah¨ª.
P. ?Pero en Libia hay las condiciones?
R. Actualmente Libia, seg¨²n las normas de las convenciones internacionales, no puede ser considerado un puerto seguro, y de hecho no se devuelven a Libia las personas salvadas fuera de las aguas libias y por barcos no libios. Por otra parte, se ha acordado a nivel europeo reforzar la capacidad libia de controlar sus propias costas; por tanto, si la guardia costera lleva a cabo un rescate, inevitablemente lleva a los migrantes a Libia. La UE debe esforzarse para favorecer un proceso de estabilizaci¨®n, democratizaci¨®n y puesta en seguridad en Libia. Si logramos favorecer la instauraci¨®n en Libia de estas condiciones positivas, que hay en otros pa¨ªses norteafricanos, los problemas se reducir¨ªan. Ese tambi¨¦n es el objetivo de la conferencia organizada por el gobierno italiano, en Palermo, el pr¨®ximo 12 y 13 de noviembre.
P.?Rusia. El ministro Salvini ha dicho que las sanciones son una ¡®locura¡¯. El primer ministro Conte dice que hay que superarlas. ?Entonces, ante un pa¨ªs que invade otro pa¨ªs soberano con tropas sin insignias, qu¨¦ se hace? ?Es un hecho irrelevante que no merece sanciones?
R. Una vez m¨¢s, hay varios aspectos a tener en cuenta. El primero es el respeto de la legalidad internacional; Italia cree en eso y por ello ha seguido el sistema sancionador de la UE. El segundo aspecto concierne al sistema sancionador, que es un sistema instrumental y transitorio, para favorecer el respeto de las normas internacionales; las sanciones no deben convertirse en un fin. Es arduo vivir en una realidad en la que se violan las leyes internacionales, se deliberan sanciones, pero no se hace ning¨²n progreso y se permanece siempre en un sistema sancionatorio muy divisivo. Luego est¨¢ el tercer elemento: para un pa¨ªs exportador como Italia, un mundo caracterizado de sanciones y aranceles crecientes, se convierte en un mundo complicado y hostil. Es en este sentido en el que hay que entender las se?ales de insatisfacci¨®n y reflexi¨®n contra los obst¨¢culos al libre comercio.
P. Y por tanto, con Rusia, ?qu¨¦ habr¨ªa que hacer? ?Se levantan las sanciones para hacer qu¨¦?
R. No necesariamente, pero deber¨ªa intensificarse, y mucho, el di¨¢logo para que se llegue al resultado deseado y, sobre todo, no se termine por castigar a la sociedad civil rusa, los ciudadanos. Consideremos tambi¨¦n que a las insistentes inquietudes de los pa¨ªses del Norte y del Este de la UE por Rusia, se suman las de los pa¨ªses del Sur, en particular de Italia, por los grandes flujos migratorios y la inestabilidad del ¨¢rea. Nosotros querr¨ªamos una UE y una OTAN que se preocupen del mismo modo de sus flancos Norte y Este, como del flanco Sur. Si se pide a los pa¨ªses mediterr¨¢neos solidaridad con lo que ocurre en el Este, deseamos la misma solidaridad con lo que ocurre en el Sur.
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