La larga marcha y la crisis se avecina
Si Pe?a Nieto no quiso recurrir a la represi¨®n, L¨®pez Obrador estar¨¢ aun menos tentado frente a la caravana de migrantes centroamericanos
Son apenas 8.000 o 9.000, pero la caravana de centroamericanos que cruza M¨¦xico dividida en varios contingentes, habr¨¢ de convertirse en una crisis pol¨ªtica de consecuencias impredecibles para el Gobierno de L¨®pez Obrador. Peor a¨²n, podr¨ªa desembocar en una tragedia humanitaria. ?Qu¨¦ suceder¨¢ cuando la marcha se atore definitivamente ante el muro fronterizo?
En teor¨ªa, el Gobierno de Trump revisar¨¢ caso por caso las solicitudes de asilo pol¨ªtico que presentar¨¢n los peregrinos, un proceso que podr¨ªa llevar meses y con resultados muy poco esperanzadores: desde la llegada del republicano a la Casa Blanca las v¨ªctimas de delincuencia y pobreza no son objeto de asilo. Eso significa que, salvo los pocos que se separen e intenten infiltrarse por su cuenta, se est¨¢n creando de facto las condiciones para un campamento de refugiados con car¨¢cter permanente. Un campamento que podr¨ªa crecer indefinidamente a medida que se sumen otros contingentes y/o se integren en lo individual muchos otros migrantes que no han podido cruzar la frontera.
Hace dos a?os cerca de 17.000 haitianos quedaron varados en Tijuana en condiciones relativamente similares. En esa ocasi¨®n prevaleci¨® la solidaridad y el humanitarismo entre en la opini¨®n p¨²blica nacional y la comunidad local, que se volc¨® en apoyo a los desahuciados. A la postre la mayor parte de ellos fueron deportados de regreso a su pa¨ªs por el Gobierno mexicano, a medida que Estados Unidos rechaz¨® las solicitudes de asilo pol¨ªtico. Pero casi 3.000 consiguieron instalarse en la regi¨®n tijuanense.
Por desgracia las circunstancias del caso centroamericano apuntan a un desenlace m¨¢s conflictivo. En primer t¨¦rmino, porque el contingente haitiano era un grupo aislado que no formaba parte de una emigraci¨®n recurrente.
El campamento de los hondure?os, en cambio, puede crecer indefinidamente si las autoridades no intervienen. Casi cuatro millones de centroamericanos residen en Estados Unidos, adem¨¢s de un n¨²mero indeterminado que se encuentran de manera ilegal. Gran parte de ellos arribaron al sue?o americano por v¨ªa mexicana.
Por lo general los caribe?os que intentan infiltrarse a Estados Unidos no pasan por Tijuana; hab¨ªa incluso una sensaci¨®n de simpat¨ªa por esta ¡°otredad¡± necesitada, tan diferente en idioma, costumbres y apariencia f¨ªsica. No es el caso de los centroamericanos que se parecen tanto a nuestros propios pobres, cuyas necesidades ya son refractarias a las ¡°buenas conciencias¡±. Seamos honestos; los terribles cinturones de miseria en torno a las urbes mexicanas no son otra cosa que campamentos de refugiados del interior que proliferan debido al desamparo y la indiferencia.
Y si bien es cierto que al paso de la caravana de centroamericanos muchos mexicanos han extendido la mano en su apoyo (sobre todo los m¨¢s pobres, hay que decirlo), ser¨¢ muy distinto una vez que se instalen durante meses en alguna ciudad fronteriza y surjan las tensiones de una vecindad forzada.
Habr¨¢ que ver c¨®mo encara L¨®pez Obrador esta crisis que afrontar¨¢ en sus primeras semanas como presidente. Las opciones jur¨ªdicas que se vislumbran (la deportaci¨®n masiva) son contrarias a la solidaridad y la conciencia social que enarbola el nuevo Gobierno. Pero no hay alternativas f¨¢ciles; una integraci¨®n generosa o simplemente una asimilaci¨®n por v¨ªa natural como sucedi¨® con los 3.000 haitianos, podr¨ªa convertirse en una convocatoria involuntaria a otros miles de hondure?os y salvadore?os en condiciones desesperadas. Y no hacer nada y dejar un campamento en el limbo podr¨ªa generar un conflicto de pron¨®sticos reservados con la poblaci¨®n local. Recordemos que, a diferencia de la paciencia que caracteriz¨® a los haitianos, ac¨¢ hay n¨²cleos duros y exasperados que rompieron con violencia los cercos policiacos en la frontera sur. Si Pe?a Nieto no quiso recurrir a la represi¨®n L¨®pez Obrador estar¨¢ aun menos tentado. Lo dicho, una prueba de fuego para el nuevo Gobierno, una bomba de tiempo en cuenta regresiva.
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