Nancy Pelosi, el azote de los republicanos de Trump
Tras recuperar los dem¨®cratas la C¨¢mara baja, la decisi¨®n de si poner al frente a la veterana congresista es un preludio de las decisiones a tomar para enfrentarse al presidente en 2020
Nancy Pelosi, que fue durante a?os la mujer m¨¢s poderosa de Washington y quiere volver a serlo, es una paradoja andante. Para los republicanos, encarna el ep¨ªtome del liberalismo de champ¨¢n californiano. Pero naci¨® en Baltimore, es cat¨®lica practicante y su primer trabajo fue de ama de casa y madre de cinco hijos. Para los j¨®venes activistas que buscan revigorizar su propio partido, hac¨ªa los que ella apenas disimula su desd¨¦n, Pelosi representa el establishment. Pero lleva tres d¨¦cadas desafiando a la ¨¦lite patriarcal de la pol¨ªtica americana. Encarna el pasado, pero puede que el futuro del pa¨ªs pase por sus veteranas manos.
Pelosi no gusta a los estadounidenses. Solo un 29% de sus compatriotas tiene una buena opini¨®n sobre ella. Pero pocos discuten que haga bien su trabajo y, a diferencia de otros pol¨ªticos impopulares, sus 31 a?os de servicio p¨²blico est¨¢n limpios de esc¨¢ndalos. Su mala imagen puede resultar t¨®xica para su partido, pero los millones invertidos en campa?a por los republicanos, en anuncios espec¨ªficos para machacarla, no lograron frenar la ola azul que ahora ella quiere surfear.
El 6 de noviembre los dem¨®cratas recuperaron el control de la C¨¢mara de Representantes. Una nueva remesa de congresistas, femenina, joven y diversa, se dispone a plantar cara al presidente Trump y a preparar el terreno para desalojarlo de la Casa Blanca en 2020. Ese es el objetivo. Todo lo dem¨¢s -la estrategia, los tiempos, el tono, la persona- est¨¢ por decidir.
Desde que la ola azul era apenas una leve ondulaci¨®n en el horizonte, Pelosi lleva maniobrando para recuperar el puesto de presidenta de la C¨¢mara baja que ocup¨® entre 2007 y 2011. Eso la convertir¨ªa en la tercera autoridad del pa¨ªs y en el contrapeso a un presidente al que se ha referido como ¡°un hombre muy peligroso¡±. ?Pero est¨¢ en la misma p¨¢gina que su partido?
A sus 78 a?os, esta puede ser la ¨²ltima gran batalla pol¨ªtica de Pelosi. Pero es el primer asalto en el combate de los dem¨®cratas para evitar un segundo mandato de Trump en 2020.
Pelosi, que lleva 16 a?os al frente del grupo parlamentario dem¨®crata, es una trabajadora incansable. Una experta en la aritm¨¦tica legislativa, maestra en encontrar el m¨ªnimo com¨²n denominador entre las bancadas. Pero hay quien piensa que esas virtudes de poco sirven ante un err¨¢tico presidente que ha acabado con la tradici¨®n del compromiso entre partidos. En juego est¨¢ decidir cu¨¢l debe ser el papel del poder legislativo como contrapeso del presidente. O c¨®mo trasladar a la moqueta de la C¨¢mara de Representantes la resistencia que la calle expres¨® en las urnas.
A diferencia de la mayor¨ªa de los otros grandes congresistas de la historia, Pelosi es mujer. Como la mayor¨ªa de ellos, es blanca, pero ha peleado como pocos por el peso de las minor¨ªas ¨¦tnicas en la C¨¢mara. Es rica. Posee una mansi¨®n en un vecindario de lujo de San Francisco y hasta unos vi?edos en el valle de Napa. Pero es m¨¢s liberal que la mayor¨ªa de sus actuales compa?eros de bancada. Encarna la continuidad. Pertenece a la generaci¨®n que muchos quisieron dar por enterrada con la derrota de Hillary Clinton. Como ella, Pelosi es una candidata sobradamente preparada. Pero quiz¨¢ eso no es suficiente en un circo pol¨ªtico que tiene a Trump como maestro de ceremonias. He ah¨ª los mimbres para el debate en un partido cohesionado por su rechazo al presidente, pero dividido en mucho de lo dem¨¢s.
De momento, 16 legisladores firmaron este lunes una carta en la que agradecen a Pelosi los servicios prestados pero consideran que debe dejar paso a alguien nuevo. Defienden que su continuada presencia en lo m¨¢s alto de la jerarqu¨ªa dem¨®crata cierra el paso a l¨ªderes j¨®venes capaces de renovar la estructura. De su proverbial arte en el manejo del partido da fe la destreza con la que Pelosi ha ido neutralizando sigilosamente la ofensiva.
El martes, la congresista Marcia L. Fudge, que estudiaba presentarse como alternativa, dio su apoyo a Pelosi. El mi¨¦rcoles, otro legislador hasta entonces abiertamente cr¨ªtico, Brian Higgins, hizo lo propio y retir¨® su nombre de la lista. El mismo d¨ªa, la figura m¨¢s influyente de los dem¨®cratas, el expresidente Barack Obama, advert¨ªa de que no iba a inmiscuirse en asuntos internos de la C¨¢mara, antes de expresar su apoyo a ¡°una de los l¨ªderes legislativos m¨¢s efectivos que este pa¨ªs ha visto nunca¡±. Hasta la joven Alexandria Ocasio-Cortez, rutilante estrella en la galaxia opuesta a lo que representa Pelosi dentro del universo dem¨®crata, la respald¨® a rega?adientes. ¡°Apoyar¨¦ al candidato m¨¢s progresista que lidere el partido, y ahora mismo esa es Nancy Pelosi¡±, dijo, sabedora de que, hoy por hoy, los rebeldes ni siquiera cuentan con candidato.
A¨²n as¨ª, podr¨ªan tener los n¨²meros para frenar a Pelosi cuando el grupo parlamentario vote esta semana, o cuando el pleno de la C¨¢mara se pronuncie el 3 de enero. Eso, si ninguno de los congresistas republicanos sigue el consejo de Trump y vota por ella. Porque Pelosi, he aqu¨ª otra muestra de su capacidad de tender puentes, ha logrado la proeza de poner de acuerdo a Obama y a Trump. "Puedo conseguir para Nancy Pelosi todos los votos que ella quiera para que se convierta en presidenta de la C¨¢mara. Se merece esta victoria, se la ha ganado, pero hay algunos en su partido que est¨¢n intentando apartarla. Ella ganar¨¢", tuite¨® el presidente republicano.
Puede que piense que su presencia beneficia a los republicanos, o puede haber influido en Trump el hecho de que Pelosi ha dejado claro que su prioridad no ser¨¢ promover su impeachment. ¡°Hay quienes quieren perseguir el impeachment o abolir la agencia federal de deportaciones, dos temas ganadores para nosotros, ?verdad? ?En los distritos en los que tenemos que ganar?¡±, ironizaba Pelosi en una entrevista en The New York Times. ¡°Si la evidencia de Mueller [el fiscal especial que investiga a Trump por la trama rusa] es concluyente, deber¨ªa serlo tambi¨¦n para los republicanos, y ese podr¨ªa ser el momento de la verdad. Pero no es ah¨ª donde estamos ahora¡±.
Ahora, seg¨²n Pelosi, es momento de dejar atr¨¢s la ret¨®rica divisoria de la campa?a y legislar. La idea es que, a pesar de las previsibles turbulencias por investigaciones del Congreso, ambos partidos tienen motivos para trabajar juntos: dos a?os de bloqueo legislativo, con una c¨¢mara en manos de cada formaci¨®n, pueden alienar a los votantes moderados, que los dem¨®cratas tienen en la diana de cara a 2020. El acuerdo comercial con M¨¦xico y Canad¨¢, el precio de los medicamentos o la inversi¨®n en infraestructuras son algunos de los temas donde a priori cabr¨ªa un entendimiento entre las dos bancadas.
Al mismo tiempo, los dem¨®cratas deber¨¢n cuidarse mucho de no proporcionar a Trump victorias pol¨ªticas. Y no perder de vista el objetivo final: convertir la confianza expresada el 6 de noviembre en las urnas en una victoria en 2020. Antes, la identidad del partido deber¨¢ definirse con el proceso de elecci¨®n de candidato. La decisi¨®n sobre Pelosi ser¨¢ un suculento aperitivo.
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