?Qu¨¦ le dir¨ªa ahora a mi mami?

El 2 de marzo de 2016 mi mam¨¢, coordinadora de COPINH fue asesinada en su casa y Gustavo, su amigo mexicano fue disparado: qui¨¦n sabe qu¨¦ milagro le permiti¨® salvarse. En ese momento de dolor solo tuve claro que mi labor y la de mis hermanas y hermano era denunciar las circunstancias que rodearon su crimen: la persecuci¨®n desatada por la empresa Desarrollos Energ¨¦ticos S.A. desde 2013 para acabar la lucha de las comunidades Lencas contra el Proyecto Hidroel¨¦ctrico ¡°Agua Zarca¡±, que se pretend¨ªa construir sobre el sagrado r¨ªo Gualcarque.

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Berta C¨¢ceres, la justicia que no llega

La muerte de Berta C¨¢ceres amplific¨® su lucha

Berta C¨¢ceres, ambientalista y l¨ªder ind¨ªgena, asesinada en Honduras

Su muerte desencaden¨® una furia sin fronteras, l¨¢grimas e impotencia y un reclamo mundial por la muerte de quienes defienden los r¨ªos y tierras ind¨ªgenas y son asesinadas sin ning¨²n escr¨²pulo.

Desat¨® la necesidad m¨ªa y de mi pueblo de saber el nombre y apellido detr¨¢s de esa nebulosa empresa por ella tantas veces denunciada en d¨ªas anteriores a su muerte: DESA.

Toda esa fuerza mundial se convirti¨® en el mayor desaf¨ªo al sistema de justicia hondure?o conocido por ser ineficiente e incapaz de responder a los miles de asesinatos que se producen anualmente.

En esos momentos imagin¨¦ que emprender ese camino ser¨ªa duro. Y eso es lo que comprobar¨ªa una y otra vez. Dedicamos parte de los primeros d¨ªas posteriores a su crimen a recorrer diversos pa¨ªses y contarle al mundo lo que sab¨ªamos: la persecuci¨®n y las amenazas promulgadas por miembros de la empresa. Diversos gobiernos y pueblos manifestaron su claridad de que se trataba de un crimen pol¨ªtico, que ella fue asesinada por su lucha. Esa verdad oblig¨® a que el Ministerio P¨²blico hondure?o desechara las primeras hip¨®tesis manejadas que reducir¨ªa el vil hecho: crimen pasional y conflicto interorganizacional. Meses despu¨¦s se realizaron las primeras capturas.

Dos de los detenidos ya me eran conocidos: Sergio Rodr¨ªguez, gerente de comunicaciones de DESA y Douglas Bustillo, exjefe de seguridad de la empresa, con quienes mi mami hab¨ªa discutido en la comunidad de R¨ªo Blanco. Al tener esos nombres y rostros se me revolvi¨® el est¨®mago.

Los otros eran cuatro eran j¨®venes, utilizados como sicarios para entrar a su casa a dispararles. Proven¨ªan, como suele pasar en mi pa¨ªs, de los estratos y barrios m¨¢s bajos. Y finalmente se encontraba un mayor de las Fuerzas Armadas hondure?as investigado por tr¨¢fico de armas y otros delitos, Mariano D¨ªaz.

A todo eso ya ten¨ªamos nombrados a nuestras acusaciones privadas, encabezada por exfiscales de larga data en la lucha contra la corrupci¨®n en el pa¨ªs. Inmediatamente el Ministerio P¨²blico hondure?o decret¨® la investigaci¨®n en ¡°secreto¡± incluso para las partes del proceso, neg¨¢ndonos conocer informaci¨®n que ya hac¨ªa parte del proceso.

Con el tiempo le fueron dando a nuestros abogados una parte min¨²scula de la informaci¨®n judicial en medio de menosprecios y maltratos con la que fuimos construyendo una teor¨ªa paralela a la del Estado.

Para abril de 2017 producto de la denuncia un¨¢nime de organizaciones, instituciones y gobiernos logramos adquirir una parte importante de la informaci¨®n electr¨®nica, que fue procesada por un grupo internacional de abogados independientes que, para octubre, ya ten¨ªa elaborado un informe que los abogados de mi familia y COPINH convirtieron en acciones legales para perseguir a qui¨¦nes identificamos como los autores intelectuales.

Encontramos prueba irrefutable de la clara participaci¨®n de David Castillo, presidente de DESA, que seis meses despu¨¦s fue capturado como el primer autor intelectual, quedando avizorados otros como los autores de m¨¢xima responsabilidad, quienes pagaron por el crimen, todav¨ªa impunes, pertenecientes a una de las familias m¨¢s adineradas e influyentes del pa¨ªs: la familia Atala Zablah.

Despu¨¦s de varias suspensiones, justo en estos momentos se desarrolla el primer juicio para sentenciar a esos detenidos. Por las permanentes denuncias de irregularidades, de negaci¨®n de informaci¨®n, robo del expediente a una de las magistrada, entre otros, el tribunal frente al caso decidi¨®, el viernes 19 de octubre, expulsar del proceso a todas las acusaciones privadas que representan a las v¨ªctimas: la familia de Berta y a Gustavo Castro.

Esta decisi¨®n se dio despu¨¦s de que denunci¨¢ramos la parcialidad del tribunal frente al abuso de las fiscales de esconder deliberadamente informaci¨®n que solo erosiona aun m¨¢s un proceso tan atropellado y e irregular, opacando la posibilidad de dar el primer paso en el gran camino por justicia.

Un juicio que siendo cuestionado expulsa a las v¨ªctimas solo deja m¨¢s dudas del resultado que pueda desencadenar. Nuestro ¡°error¡± ha sido pedir las garant¨ªas de un proceso a la altura de una causa emblem¨¢tica. Y es lo que la escueta justicia hondure?a sigue sin entender.

Esa impotencia ante el sistema de justicia que atropella la dignidad del pueblo hondure?o es la que condena a vivir los ciclos de violencia, a no poder escapar de la inseguridad y miedo obligando a muchos de mis compatriotas a huir m¨¢s all¨¢ de estas fronteras de esa dura realidad.

Hace dos a?os y medio de la muerte de mi mami: ?Qu¨¦ le podr¨ªa decir a ella ahora? Que he hecho todo lo que he podio, pero que ahora que he sido expulsada del juicio no tendr¨¦ una voz para decir que a su muerte le antecedi¨® una etapa de terror de quienes segu¨ªan sus pasos, de qui¨¦n inflitr¨® a su organizaci¨®n; que no podr¨¦ intentar acallar las mentiras que en el juicio pretenden convertir a los victimarios en v¨ªctimas. S¨¦ que sin la presencia de quienes hemos velado por la justicia verdadera el proceso solo se hace m¨¢s fr¨¢gil para que en los pr¨®ximos d¨ªas se conozca a todos los responsables.

Le dir¨ªa que he cumplido con una peque?a parte de mi cometido en b¨²squeda de la verdad: que de las palabras de sus asesinos he conocido el plan para atacarla y encubrir su muerte. Que tengo certeza que m¨¢s all¨¢ de los que este proceso dudoso d¨¦ como fallo, siete personas de las ocho, son responsables de participar en el crimen, a excepci¨®n de un joven juzgado como sicario del que no hay prueba alguna. Que he tenido la suerte de ser la excepci¨®n en Honduras y Am¨¦rica Latina porque s¨¦ de la palabras de los asesinos el plan que se orquest¨® para asesinar su lucha en defensa de los r¨ªos y los territorios ind¨ªgenas, ahora encarnada en otros. ?Qu¨¦ asesinos tienen los escr¨²pulos de dejar registradas sus palabras como evidencia de lo que hicieron? Quienes est¨¢n seguros que se librar¨¢n de la justicia.

Hace m¨¢s de dos a?os comenc¨¦ esta lucha en b¨²squeda de justicia, ahora no estoy tan convencida de poder alcanzarla. Sin embargo, ya se ha tirado una moneda al aire y a pesar de todo yo le apostar¨¦ a la justicia y a la esperanza. Vamos a ver a qu¨¦ le apuestan las instituciones de justicia en Honduras.

Berta Z¨²?iga C¨¢ceres es hija de Berta C¨¢ceres