Estados Unidos y China se dan una fr¨¢gil tregua en la guerra comercial
Washington aplaza la subida de aranceles por 200.000 millones de d¨®lares y Pek¨ªn accede a comprar una ¡°cantidad sustancial¡± de productos norteamericanos
No hubo fumata blanca ¡ªtampoco se esperaba¡ª para una soluci¨®n al enfrentamiento, pero s¨ª un acuerdo de tregua. En su esperad¨ªsima cena en Buenos Aires tras la clausura del G20 en Buenos Aires, los presidentes de EE?UU, Donald Trump, y de China, Xi Jinping, acordaron darse 90 d¨ªas para intentar negociar una soluci¨®n a la guerra comercial entre las dos grandes potencias econ¨®micas mundiales. Pero m¨¢s all¨¢ de seguir negociando, no lograron avances de calado. Los desacuerdos fundamentales que han motivado la guerra comercial siguen encima de la mesa.
Donald Trump se jact¨® hace unos meses de que, si al final una contienda comercial resultaba inevitable, para Estados Unidos ser¨ªa ¡°f¨¢cil de ganar¡±. La mayor econom¨ªa del mundo compra a la segunda, China, mucho m¨¢s de lo que le vende, creando ese famoso d¨¦ficit comercial de m¨¢s de medio bill¨®n de d¨®lares que tanto le saca de quicio. Dado el desfase, en la l¨®gica del estadounidense, el pulso solo pod¨ªa arrojar un vencedor, Washington, pero los meses de tensiones han moderado su discurso. Algunas de las represalias chinas han afectado de lleno a las bases electorales de Trump, como a los productores de soja ¡ªdesde que en primavera comenzaron a anunciarse medidas arancelarias, los precios por fanega de soja han bajado un 20%¡ª, y la subida de los tipos de inter¨¦s por parte de la Reserva Federal est¨¢ fortaleciendo el d¨®lar y complicando a¨²n m¨¢s las exportaciones. Mientras, gigantes como General Motors han anunciado cierre de f¨¢bricas en EE?UU, ajenos a los planes trumpistas de tratar de proteger la industria fabril dom¨¦stica. Ese es el contexto en el que el presidente lleg¨® a la cumbre del G20 ¡ªcelebrada el viernes y s¨¢bado en Buenos Aires¡ª que ha propiciado el alto al fuego.
Mediante el pacto de los dos presidentes, EE?UU aplaza dos meses la subida de aranceles por 200.000 millones de d¨®lares (unos 176.600 millones de euros) en productos chinos con la que Trump hab¨ªa amenazado para el pr¨®ximo 1 de enero. China, por su parte, ha accedido a comprar una ¡°cantidad sustancial¡± a¨²n no concretada de productos estadounidenses, especialmente en sectores como el agr¨ªcola, el energ¨¦tico y el industrial, seg¨²n un comunicado de la Casa Blanca. En el caso de los productos agroalimentarios, las compras se producir¨¢n de inmediato.
Tambi¨¦n comenzar¨¢n de inmediato las conversaciones en torno a cinco ¨¢reas en las que EE?UU exige reformas a China: la transferencia forzosa de tecnolog¨ªa, la protecci¨®n de la propiedad intelectual, las barreras no arancelarias, la pirater¨ªa y las incursiones inform¨¢ticas, los servicios y la agricultura.
Ambas partes han ganado aire. Trump, obsesionado con los mercados burs¨¢tiles, evita el efecto de un anuncio de aranceles despu¨¦s de las ca¨ªdas de octubre y noviembre. Y las compa?¨ªas estadounidenses ganan tiempo para ajustar sus cadenas de suministros. Pek¨ªn, por su parte, ve alejarse la amenaza de nuevos grav¨¢menes a sus productos hasta despu¨¦s de la pausa del A?o Nuevo chino (en febrero).
El enfrentamiento, en cifras
- Intercambio. Las exportaciones de China a Estados Unidos alcanzaron en 2017 un valor de 506.000 millones de d¨®lares. Mientras, las que salieron del territorio norteamericano hacia el gigante asi¨¢tico ascendieron a 130.000 millones de d¨®lares.
- Subida de aranceles de EE UU a China. El pasado junio, Trump aplic¨® un arancel a productos chinos por 53.000 millones de d¨®lares. M¨¢s tarde, en septiembre, ampli¨® la medida a productos por otros 200.000 millones, una decisi¨®n que entraba en vigor el 1 de enero pr¨®ximo y ahora queda aparcada por la tregua. Adem¨¢s, Washington amenaz¨® con tasas por otros 267.000 millones si China tomaba represalias.
- Medidas de Pek¨ªn. China replic¨® en julio de este a?o con aranceles a los productos estadounidenses por 34.000 millones de d¨®lares, en agosto por 16.000 millones y en septiembre por 60.000 millones.
Pero las conversaciones que van a tener lugar de inmediato se prometen complicadas. ¡°Ser¨¢ muy dif¨ªcil conseguir un acuerdo en 90 d¨ªas dado lo alejadas que se encuentran ambas partes¡±, opin¨® el economista Nouriel Roubini en su cuenta de Twitter. Salvo que Trump ceda en la escalada de tensi¨®n por la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa y la correcci¨®n de los mercados, porque una guerra comercial no conviene a nadie.
Pero Xi y Trump no han resuelto ning¨²n problema de fondo. ¡°Esto no es un avance sobre las cuestiones sustanciales, sino un marco para continuar las conversaciones¡±, indica en una nota Michael Hirson, de la consultora de an¨¢lisis de riesgo Eurasia Group.
China ha cedido, a primera vista y seg¨²n lo que ha trascendido, en lo m¨¢s f¨¢cil: en aumentar sus compras de unos productos en los que de todos modos ¡ªcomo en el caso de los agroalimentarios¡ª ten¨ªa inter¨¦s.
Alivio temporal
El resto ser¨¢ m¨¢s complicado, y es incierto que pueda resolverse en 90 d¨ªas, aunque el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, haya expresado en Buenos Aires que Pek¨ªn est¨¢ dispuesta a contribuir para resolver las quejas ¡°leg¨ªtimas¡± de EE?UU. Significativamente, los medios de informaci¨®n chinos no mencionaron que las conversaciones tengan el plazo de 90 d¨ªas que s¨ª cit¨® la Casa Blanca.
La nueva fecha que ha fijado Trump para la imposici¨®n de aranceles, el 1 de marzo, coincide de lleno con el comienzo de la sesi¨®n legislativa anual en China, los 15 d¨ªas en los que la Asamblea Nacional Popular (ANP) se re¨²ne en el Gran Palacio del Pueblo de Pek¨ªn para dar su visto bueno a los presupuestos y propuestas legislativas del Gobierno.
La disputa en torno al acceso a los mercados chinos, o la propiedad intelectual, concierne a cuestiones estructurales que han sido motivo de fricci¨®n entre los dos pa¨ªses durante a?os, sin que los diferentes Gobiernos hayan conseguido resolverlas. Para Xi Jinping, cuestiones relacionadas con su pol¨ªtica industrial o de tecnolog¨ªa afectan directamente a sus planes para convertir a China en una gran potencia tecnol¨®gica en menos de una d¨¦cada.
Con todo, el anuncio de la tregua representa un alivio, siquiera temporal, para los mercados y Ejecutivos mundiales. Las tensiones entre China y EE?UU hab¨ªan sido uno de los asuntos dominantes en la reuni¨®n del G20. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, hab¨ªa pedido una tregua en un comunicado al t¨¦rmino de la cumbre: ¡°Las presiones sobre los mercados emergentes han crecido y las tensiones comerciales han comenzado a tener un impacto negativo¡±.
Para Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York, la cumbre del G20 en Buenos Aires fue una cumbre de ¡°evitar¡± m¨¢s que de hacer. ¡°EE UU y China han evitado una escalada en su guerra comercial; [el pr¨ªncipe saud¨ª] Mohamed Bin Salman ha evitado el rechazo pese a su papel en el asesinato de Khashoggi y Putin ha evitado cualquier sanci¨®n por su ¨²ltima agresi¨®n a Ucrania. Y los l¨ªderes han evitado hacer nada por el mundo¡±.
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